Queridos jovencitos: cuando su padre los instruya, préstenle atención, si realmente quieren aprender. Yo, como maestro, les doy este buen consejo: no abandonen sus enseñanzas. Yo también fui niño; tuve un padre y una madre que me trataban con ternura. Mi padre me dio este consejo: Grábate bien lo que te digo, y haz lo que te mando; así tendrás larga vida. Hazte cada vez más sabio y entendido; nunca olvides mis enseñanzas. ¡Jamás te apartes de ellas! Si amas a la sabiduría y nunca la abandonas, ella te cuidará y te protegerá. Lo que realmente importa es que cada día seas más sabio y que aumentes tus conocimientos, aunque tengas que vender todo lo que poseas. Valoriza el conocimiento, y tu vida tendrá más valor; si haces tuyo el conocimiento, todos te tratarán con respeto, y quedarán admirados de tu gran sabiduría. Proverbios 4:1-9
sábado, 11 de septiembre de 2021
La enseñanza de los padres nunca pasa de moda
¡Qué importante es la enseñanza y corrección de los hijos! No hacerlo, es hacer un daño que puede ser irreparable en la vida de los hijos. Al privar a los hijos de una buena enseñanza y corrección, se está restando importancia a esa vida en formación, y no tendrán el conocimiento necesario, entre lo que está bien y lo que está mal. En esas condiciones, otras personas pueden influir libremente en la vida de los hijos, y no siempre para bien.
Vivimos en un mundo donde la maldad va en aumento, donde las malas personas tratan de acercarse a esos adolescentes y jóvenes, que ven que no tienen contención familiar, con el fin de utilizarlos para sus planes malvados. Sin embargo, ningún adolescente o joven que recibe atención y disciplina de sus padres, son atraídos por esa clase de personas con malicia.
Los adolescentes y jóvenes que reciben enseñanzas en sus hogares, comienzan a desarrollar sabiduría, el respeto a sus padres hace que piensen bien antes de hacer cualquier cosa o de aceptar una invitación, por la confianza que tienen en sus padres, siempre serán fuente de consulta para ellos. Eso hace que sean admirados, respetados y librados de malas conductas.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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