Si quieres
disfrutar del amor, disfrútalo con tu esposa. ¡Guarda tu amor sólo para ella! ¡No
se lo des a ninguna otra! No compartas con nadie el gozo de tu matrimonio. ¡Bendita
sea tu esposa, la novia de tu juventud! Es como una linda venadita; deja que su
amor y sus caricias te hagan siempre feliz.
Querido jovencito,
no dejes que otra mujer te cautive ni busques las caricias
de la mujer casada. Dios mira con mucha atención la conducta
de todos nosotros. El pecado y las malas acciones son trampas para el malvado, y
lo hacen su prisionero. Así muere esta clase de gente que no quiere ser
corregida; ¡su falta de entendimiento acaba por destruirla! Proverbios 5:15-23
Las personas somos complicadas,
normalmente se mira lo que no se tiene, y se trata de conseguir lo que tiene el
otro. En el matrimonio, no es distinto.
¡Hay parejas que se casan muy
enamoradas! Pero que luego de un tiempo, algo pasó, algo se rompió, y ya no
encuentran ese atractivo físico, emocional y pasional que los llevó a unir sus
vidas en matrimonio para formar una familia. ¿Qué sucedió? Es lo que todos se
preguntan.
El amor de la pareja en el
matrimonio se debe cultivar diariamente. Hay que agregarle “fertilizante” con
el riego diario de respeto mutuo, quitar toda “maleza” que tapen o afeen la
relación matrimonial, eliminando todo “insecto” que perturbe o dañe la
convivencia diaria, para que la base o raíz tenga fuerza y sea placentero, y en
el tiempo exacto pueda florecer y producir fruto de gozo y felicidad.
Con este cuidado respetuoso en el
matrimonio, no es necesario salir a buscar afuera la felicidad, está ahí solo
hay que saber disfrutarla.
La Biblia recomienda; Todos deben
considerar el matrimonio como algo muy valioso. El esposo y la esposa deben ser
fieles el uno al otro, porque Dios castigará a los que tengan relaciones
sexuales prohibidas y sean infieles en el matrimonio. Hebreos 13:4
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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