viernes, 24 de noviembre de 2023

¡Hay que recuperar el amor por Dios y el prójimo!

Un intérprete de la ley, preguntó a Jesús por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:35-40

Parece ser que esta conversación que tuvieron los religiosos con Jesús, para muchos es irrelevante. Sin embargo no es así, porque, aun cuando esta pregunta surge de una manera tramposa, Jesús le da con su respuesta sabia, una profundidad y una trascendencia gloriosa. Ahí Dios por medio de la palabra dicha por Jesús, ¡Está sentando la base firme para una convivencia sana y constructiva en la vida personal y social del ser humano, y es atemporal, o sea que trasciende todas las épocas y culturas humanas!  Sin embargo, amar a Dios y amar al prójimo es algo que se ha ido descartando de a poco en el diario vivir de las personas en todas las épocas, y que ahora se manifiesta mucho más.

Es tiempo de volver a replantearse ¿Cuánto amo a Dios? ¿Cuánto amo al prójimo? ¿Cuánto se cree de lo que está escrito en la Biblia? ¿Cuánto se cree en las enseñanzas de Jesús? Se sabe mucho, se conoce mucho, se comparte mucho, pero, ¡Se cree muy poco!

Algunos se preguntarán ¿Por qué digo esto? Le respondo, viendo tanta violencia, tanta maldad en el ser humano, tanta hipocresía, tanto odio manifiesto, tanta insensibilidad hacia los más débiles y los que menos tienen, tanta corrupción, tanto egoísmo, que aún las instituciones religiosas y las organizaciones sociales no escapan a esta contaminación moral que nos afecta, a tal punto que la palabra amor se confunde con erotismo, ha sido distorsionada para que cambie su significado.

Esto causa mucha tristeza y afecta la vida de las personas que quieren un buen vivir, aquellas que han elegido una vida donde la educación, el respeto, la responsabilidad y el buen comportamiento, sea moneda corriente. Anhelamos una sociedad donde se valore la vida antes que las cosas materiales o inanimadas, donde los valores y principios cristianos ocupen ese lugar de importancia dentro de la sociedad. Una sociedad donde se vuelva a creer en el verdadero amor, como dicen Las Sagradas Escrituras; El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser. 1 Corintios 13

Para esto es necesario volver a Dios, porque, DIOS es AMOR.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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