¡Hay esperanza para los que creen en Jesús!
El mundo está atravesando un momento difícil en lo económico, social, laboral y de la salud humana, y nuestro País no es la excepción, todo esto es consecuencia de las políticas erróneas, las guerras sin sentidos, la destrucción del planeta por medio de la contaminación ambiental, el gran egoísmo y ansias de poder por parte de algunos pocos, pero con mucha ambición.
Es un tiempo para dejar de lado toda religiosidad, y tener una búsqueda individual y personal de Dios, clamando por misericordia para atravesar este momento. Es un tiempo que está siendo probada la fe de muchos, como está y dónde está puesta, porque la fe, es más valiosa que el oro y siendo aprobada produce salvación. Es un tiempo para unificar la fe que tienen, con la que dicen tener. Un tiempo para analizar cuanto se cree, de lo que se sabe de las Escrituras, un tiempo de mayor acercamiento a Dios y a su palabra. Un tiempo para cerrar toda grieta espiritual y quitar toda contaminación de enseñanza humana y espiritual, buscando la santidad, que solo llega por medio de una relación directa con el Señor Jesucristo. En definitiva, un tiempo de revisar la integridad como seres humanos.
La respuesta a lo que está pasando en el mundo, no está en los gobiernos, no está en la política, no está en la religión, no está en la ciencia, no está en la psicología, menos aún en el ocultismo ni en las propuestas orientales de meditación y vaciamiento mental.
¿Dónde entonces está la respuesta a las dificultades actuales?
Dice Dios el Señor; Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.
¡Esto es el evangelio! ¡Maravillosa buena noticia de parte del Dios de amor! Nos aísla de toda dependencia humana, para tratar directamente con cada uno de nosotros mostrándonos que, Él es suficiente, y así continuar firmes en la fe, en medio de una sociedad mundial que se desmorona. Está escrito; Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú y tu casa.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.