Dice el salmista.
Dios es muy bueno con Israel y con la gente sincera. Yo estuve a punto de pecar; poco me faltó para caer, pues me llené de envidia al ver cómo progresan los orgullosos y los malvados. ¡Tan llenos están de salud que no les preocupa nada! No tienen los problemas de todos; no sufren como los demás. Se adornan con su orgullo y exhiben su violencia. ¡Tan gordos están que los ojos se les saltan! ¡En la cara se les ven sus malos pensamientos! Hablan mal de la gente; ¡de todo el mundo se burlan! Tan grande es su orgullo que sólo hablan de violencia. Con sus palabras ofenden a Dios y a todo el mundo. ¡Pero hay gente que los consulta y cree todo lo que dicen! Piensan que el Dios altísimo no lo sabe ni llegará a saberlo. ¡Así son los malvados! ¡No se preocupan de nada, y cada vez son más ricos! ¡De nada me sirvió hacer el bien y evitar los malos pensamientos! ¡Esos malvados me golpean a todas horas! ¡En cuanto amanece me castigan! Si hubiera pensado como los malvados, habría traicionado al pueblo de Dios.
Salmo 73:1-15
¿Se sintió alguna vez como el salmista? Quizás, cuando escucha las noticias o mira a su alrededor, seguramente aparece esa impotencia y sin darse cuenta, siente envidia de esas personas malvadas.
Porque, en apariencia, a ellos todo les sale bien no tienen problemas ni tampoco de qué preocuparse, a tal punto que, ni siquiera de Dios necesitan. ¿Será así?
Con usted eso no es así, aunque trate cada día de hacer todo el bien que puede, pero es como si eso no alcanzara para tener una vida tranquila y disfrutar con la familia, con amigos y vivir en paz. Eso lo vuelve impotente, y tal vez se sienta con ganas de cambiar su conducta de persona de bien, para hacer lo mismo que esa gente malvada.
Pero eso sería traicionarse a usted mismo, traicionar sus principios y traicionar a todos aquellos que confían en usted y le consideran una persona de bien.
¡No se desanime! Dios sigue siendo Dios, y él tiene el control, y a su debido tiempo, usted recibirá la recompensa que Dios tiene, para todos aquellos que perseveran en la confianza que han depositado en él. Recuerde que en Cristo, todo se puede, que Dios tiene pensamiento de bien y no de mal para usted.
Que tenga un bendecido comienzo de mes y de semana, confiando siempre en el poder de Dios para sostenerlo.
Los abraza en Cristo. P. Sosa
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