Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno. A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. 2 Tesalonicenses 3:10-12
¡Qué tema este del trabajo! Porque los seres humanos somos muy complejos, no hay claridad en cuanto a lo que se quiere. Ejemplo: algunas personas se lamentan porque están sin trabajo, pero cuando consiguen, se quejan porque tienen que cumplir horarios o porque no le pagan lo suficiente o porque se exige responsabilidad También hay que diferenciar entre trabajar como empleado de alguien, o tener un emprendimiento propio usando las capacidades o creatividad que se posee.
Al trabajar para alguien nos sometemos a las condiciones pre establecido por el empleador. Si trabajo para mí, soy libre para establecer mis propias condiciones y horarios.
También es verdad que muchas veces la patronal abusa de los trabajadores y no reconocen la capacidad que tienen, y que gracias a ellos sus empresas o negocios crecen, tampoco incentivan económicamente al trabajador. Por eso algunas personas prefieren vivir de los planes sociales que no tienen una exigencia de compromiso laboral, sino partidaria pero sin un futuro de bienestar económico seguro, dependiendo del color político que está en el gobierno.
Sin embargo hay que reconocer que los países nacieron y crecieron con el compromiso laboral y productivo de sus habitantes. Son las personas trabajadoras las que hacen grande a una Nación. Siempre hubo y habrá personas que creen en la cultura del trabajo y el esfuerzo mancomunado, así como también están los que prefieren la cultura del menor esfuerzo para conseguir lo que desean.
Los pequeños empresarios y comerciantes crecieron y crecen trabajando, aunque con muchas dificultades. Hacen falta leyes y políticas claras que incentiven a los trabajadores y la producción de bienes de consumo de buena calidad.
Tristemente la clase política alimentan el desgano del trabajador y así logran sus mezquinos propósitos, manteniendo cautiva a las personas dependiendo de una dádiva. Los sindicatos que están para proteger al trabajador y las fuentes laborales, en la mayoría de las veces no protegen al trabajador. Los sindicalistas solo usan a los trabajadores para enriquecerse y mantenerse en el poder.
También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.
1 Tesalonicenses 5:13-14
En un país que busca crecer, los planes sociales son buenos y necesarios por un tiempo prudencial, hasta que los beneficiarios puedan ser insertados, a través de la capacitación, en el mercado laboral propio o de un empleador privado. Es necesario animar a la juventud a capacitarse, estudiando y siendo responsable con las tareas que se le asignen. Así se podrá recuperar la cultura del trabajo y el esfuerzo unido para progresar, comenzando en la familia.
Recuerde que el trabajo dignifica al ser humano, los planes sociales los hace esclavos de un sistema perverso y destructivo de la dignidad humana.
¡Poder trabajar es una bendición! Y el ejemplo lo tenemos en Jesús el Hijo de Dios. ¡Qué bueno sería imitarlo!
Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Juan 5:17
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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