miércoles, 27 de marzo de 2024

Semana santa nos recuerda el amor de Dios hacia el ser humano.

Cristo murió por nosotros, para que nosotros tengamos vida.

Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Pues por Cristo hemos podido acercarnos a Dios por medio de la fe, para gozar de su favor, y estamos firmes, y nos gloriamos con la esperanza de tener parte en la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos de los sufrimientos; porque sabemos que el sufrimiento nos da firmeza para soportar, y esta firmeza nos permite salir aprobados, y el salir aprobados nos llena de esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado. Pues cuando nosotros éramos incapaces de salvarnos, Cristo, a su debido tiempo, murió por los pecadores. No es fácil que alguien se deje matar en lugar de otra persona. Ni siquiera en lugar de una persona justa; aunque quizás alguien estaría dispuesto a morir por la persona que le haya hecho un gran bien. Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora, después que Dios nos ha hecho justos mediante la muerte de Cristo, con mayor razón seremos salvados del castigo final por medio de él. Porque si Dios, cuando todavía éramos sus enemigos, nos reconcilió consigo mismo mediante la muerte de su Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida, ahora que ya estamos reconciliados con él. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, pues por Cristo hemos recibido ahora la reconciliación. Romanos 5:1-11

El gran problema humano sin solución aparente, es el pecado que lo asedia continuamente. Pero eso ocurre, porque la persona no quiere aceptar el sacrificio de Cristo a su favor. Cada persona en este mundo quiere limpiarse de su pecado a su manera. ¡Eso es imposible!

La condenación eterna en la cual está el ser humano por causa del pecado, el único que lo puede sacar de esa situación, es Dios por medio de la obra redentora de Cristo en la cruz. No hay religión, no hay sacrificios, no hay promesas, no hay buenas obras, no hay renunciamiento de vivir en familia, no hay nada, absolutamente nada que el ser humano pueda hacer, para cambiar su situación ante Dios. La biblia es clara cuando dice; la paga del pecado es muerte. Por eso es necesario aceptar el regalo de Dios, que es vida eterna en Cristo Jesús.

Recibir el perdón de pecados y la vida eterna es muy sencillo, pero no es fácil porque apela a dejar de lado el orgullo de querer hacer algo para merecer, y solo recibir por gracia como un regalo de Dios, sin tener que hacer nada más que creer. El perdón y la vida eterna no es por lo que hacemos, sino por lo que creemos de la obra redentora de Cristo, por eso está al alcance de toda persona. Las Sagradas Escrituras nos dicen; Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios. No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse de nada; pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano. Efesios 2

Que en esta semana pueda usted reflexionar en la obra de Cristo en la cruz. Él murió y resucitó al tercer día, ascendió a los cielos para interceder por nosotros. ¡Acepte ese amor!

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario