lunes, 14 de agosto de 2023

Reflexión para comenzar la semana.

El apóstol Pablo escribe a cristianos reconociendo que son un ejemplo a seguir en cuanto al servicio y amor a Dios.

Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, y los recordamos en nuestras oraciones. Continuamente recordamos qué activa ha sido su fe, qué servicial su amor, y qué fuerte en los sufrimientos su esperanza en nuestro Señor Jesucristo, delante de nuestro Dios y Padre. Hermanos amados por Dios, sabemos que él los ha escogido. Pues cuando nosotros les anunciamos el evangelio, no fue solamente con palabras, sino que lo hicimos también con demostraciones del poder de Dios y de la actividad del Espíritu Santo, y con una gran abundancia de gracias. Bien saben cómo nos portamos entre ustedes, buscando su propio bien. Ustedes, por su parte, siguieron nuestro ejemplo y el ejemplo del Señor, y recibieron el mensaje con la alegría que el Espíritu Santo les daba en medio de grandes sufrimientos. De esta manera llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes en las regiones de Macedonia y Acaya. Partiendo de ustedes, el mensaje del Señor se ha extendido, no sólo por Macedonia y Acaya, sino por todas partes, y se sabe de la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que ya no es necesario que nosotros digamos nada. Al contrario, ellos mismos hablan de nuestra llegada a ustedes y de cómo ustedes abandonaron los ídolos y se volvieron al Dios vivo y verdadero para servirle y esperar que vuelva del cielo Jesús, el Hijo de Dios, al cual Dios resucitó. Jesús es quien nos salva del terrible castigo que viene. 1 Tesalonicenses 1

Cuando se predica el verdadero evangelio de Cristo en el poder del Espíritu Santo, esa palabra viva de Dios, hace que la persona que la escucha se sienta compungida en su interior, reconociendo que necesita acercarse a este Dios de amor, misericordioso y compasivo.

El evangelio de Cristo no anuncia condenación, sino que comunica a todo ser humano, que Dios le ama y tiene grandes promesas para la vida presente y porvenir, pero que cada persona necesita creer en Jesús y creerle a Dios en todo lo que está escrito. Si le cree significa que rinde su vida a Cristo, es una persona nueva, diferente, con una visión realista de la vida en este mundo, y de las consecuencias que produce una vida apartada de Dios.

Esa entrega a Cristo produce en cada una de las personas un nuevo nacimiento, que no es físico sino espiritual. Su espíritu recibe vida en Jesús y comienza a tener comunión con el autor de la vida, Jesús, quien a través de las Sagradas Escrituras le va diciendo todo lo que necesita saber como hijo de Dios, y por medio de su Santo Espíritu le da entendimiento para comprender y entender lo maravilloso que es formar parte de la familia de este Dios amoroso, misericordioso y compasivo.

Ahora ya no tiene necesidad de buscar en personas ni en ídolos inertes, la ayuda que necesita para vivir el día a día, porque ahora su ayuda viene de Dios, quien vive en su interior por medio de su Espíritu, y es quien le enseña, corrige, fortalece y provee todo lo necesario para una vida en plenitud, dándole sabiduría y dominio propio para vivir esta nueva vida en Cristo.

Comienza a relacionarse y tener comunión con otras personas que también han tenido esta experiencia de vida, forman una comunidad, no de religiosos, sino de fe para amar a Dios y servir al prójimo sin distinción.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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