martes, 27 de junio de 2023

¡Mi Gran Abogado ante el Padre celestial!

Hijitos míos, estas cosas les escribo para que no pequen; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 1 Juan 2:1-6

Los creyentes ¿pecamos o no pecamos?, esa es la cuestión. ¿Hay alguien que ya no peque? Cuando cometemos algún pecado, ¿perdemos la salvación, o seguimos siendo salvos? ¿Qué es lo que nos quiere enseñar el apóstol Juan? Porque el dilema del cristiano es, cuando peco, ¿pierdo o no la salvación? sin duda eso no lo deja vivir tranquilo, está lleno de temor ante esa situación.

Pero, ¿Qué dice la biblia? Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Efesios 2:8

Al ser salvo por gracia, cuando yo creí fui justificado, no depende de lo que yo haga o deje de hacer, mi salvación descansa por la fe en Cristo. Él en la cruz del calvario canceló la deuda de pecado pasados, presente y futuros que por alguna razón pudiese llegar a cometer, que pesaban sobre mí y me condenaban. Pero no solamente por los míos, sino también por todos los pecados que fueron cometidos por las personas desde la fundación del mundo hasta el último día de la humanidad en esta tierra.

El pecado está vencido. Toda esta información y enseñanza bíblica nos da paz y tranquilidad, para que disfrutemos la vida en Cristo. Sabiendo que si pecamos, tenemos un abogado que nos defiende. Dios sí, va a corregirnos para nuestro bien, pero no va a condenarnos, porque ante sus ojos estamos justificados por la obra de Cristo a nuestro favor. Por lo tanto, cuando decimos conocer a Dios, ya no andamos en la vanidad de nuestra mente, sino en la verdad del evangelio de Jesucristo. Al caminar en la verdad durante nuestro peregrinar en este mundo, vamos conociendo y permaneciendo en Cristo nuestro Señor, esa permanencia hace que vayamos siendo perfeccionados en el amor de Dios, para que andemos como Cristo anduvo, y así el pecado ya no es un problema a solucionar, sino un problema solucionado en Cristo. Al amarnos unos a otros estamos guardando la palabra de nuestro Señor, se confirma la presencia de Cristo en nuestra vida, y así dejamos de mentirnos a nosotros mismos.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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