Al ver esto, los fariseos y los maestros de la Ley comenzaron a criticar a Jesús, y decían: Este hombre es amigo de los pecadores, y hasta come con ellos.
Al oír eso, Jesús les puso este ejemplo: Si alguno de ustedes tiene cien ovejas, y se da cuenta de que ha perdido una, ¿acaso no deja las otras noventa y nueve en el campo y se va a buscar la oveja perdida? Y cuando la encuentra, la pone en sus hombros y vuelve muy contento con ella. Después llama a sus amigos y vecinos, y les dice: ¡Vengan a mí casa y alégrense conmigo! ¡Ya encontré la oveja que había perdido! Lucas 15: 2
Esta parábola del buen pastor es muy conmovedora. En ella vemos la importancia que tiene una oveja para el dueño del rebaño. Para Jesús es muy importante cada persona, a tal punto que no quiere que ninguna se pierda, y las busca día y noche para darle protección y vida eterna.
Jesús, siendo el buen Pastor de las ovejas, levanta hombres y mujeres con un corazón dispuesto al servicio de Dios, capacitándoles a través de la llenura de su Espíritu, poniendo en ellos amor por las personas que todavía no han conocido el camino del Señor. Esas son las personas que se ocupan del pastoreo de cada ovejita que el Señor trae a su rebaño, no desde atrás de un púlpito, sino estando con ella, interesándose por sus necesidades espirituales, alimentándola con la palabra de Dios, corrigiéndola con paciencia y amor, para que el Señor por medio de su Espíritu complete la buena obra en la vida de esa persona.
Este es un tiempo donde el Señor mismo está buscando a esa oveja que está perdida. Esa que fue alejándose del resto, que por algún motivo su pastor terrenal no se dio cuenta, o no le dio importancia, dejó que se fuera sin ocuparse de ella. Sin embargo el buen Pastor ve que esa ovejita está pasando por peligro de muerte en medio de la corriente de este mundo, y viene a su rescate. Porque él no quiere que nadie se pierda, porque Cristo ya pagó el precio de su salvación. Y con gozo inefable celebra la recuperación y el regreso de la perdida al redil.
¿Estamos dispuestos a tener el mismo sentir de Cristo, hacia los perdidos? ¿Queremos ayudar a rescatar a las personas que sin Cristo están perdidas? Lo sabías ¡Cada persona es importante para Dios! ¡Tú eres importante para Dios! ¡Yo soy importante para Dios! ¡Seamos amigos de pecadores! Recibamos a cada persona que se acerca, no necesariamente en el templo, puede ser en nuestra casa, en el supermercado, en una plaza, en la calle o en cualquier lugar que la encontremos, tengamos misericordia y amor con ella, no importa cuál fue su pasado, o cuál es su condición actual, no espere que sean personas buenas solamente, sino también personas que tienen muchos problemas y dificultades en la vida. Pero es una persona amada de Dios, por la cual Cristo dio su vida para salvarla, y nosotros debemos ayudarla en esa triste condición de vida. No llevándolas al templo, sino llevándolas a Cristo que es quien salva, santifica y sana a cada persona que se acerca a Él. Después el Señor indicará donde deberá congregarse, pero lo importante es que esté en Cristo siendo una oveja de su rebaño, y ya no estará perdida.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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