El creyente en Cristo, forma parte de las fuerzas especiales de Dios, en la lucha contra el mal y la maldad.
Es verdad que vivimos en este mundo, pero no actuamos como todo el mundo, ni luchamos con las armas de este mundo. Al contrario, usamos el poder de Dios para destruir las fuerzas del mal, las acusaciones y el orgullo de quienes quieren impedir que todos conozcan a Dios. Con ese poder hacemos que los pecadores cambien su manera de pensar y obedezcan a Cristo. 2 Corintios 10:3-5
Para luchar y tener la seguridad de obtener una victoria contundente, es necesario saber contra quien se lucha y así escoger el arma apropiada. Las personas que tomaron la decisión de entregar su vida a Cristo por la fe, pasaron a ser hijos de Dios y por lo tanto, tienen una nueva identidad, una nueva vida en Cristo. Aunque están en el mundo, no pertenecen al mundo, lo dijo el Señor Jesús.
Cada persona en este mundo tiene un enemigo en común, aun cuando no lo crean o no lo acepten, ese enemigo es el diablo, que está empecinado en destruir al ser humano, y es por eso que influencia en sus vidas para mal, los guía hacia la maldad y así lograr que vayan a la condenación eterna. Jesús el Hijo de Dios, está decidido a salvar a cada persona que quiera ser libre de esa influencia y libre de toda condenación, es por eso que continuamente por distintos medios les hace saber de su amor y su misericordia para cada uno de ellas.
Ahora bien, hay que entender que todo esto se desarrolla en el ámbito espiritual, pero que repercute en lo físico. Y es ahí precisamente que toda persona debe saber que la lucha no es física, sino espiritual, no es contra personas, sino contra huestes espirituales de maldad que actúan en el aire. Por lo tanto las armas a utilizar deben ser armas espirituales, ese arsenal que provee Cristo el Salvador, con ese armamento, utilizando en el momento justo y el arma apropiada, la victoria es segura. Y aunque la sociedad continúe deteriorándose, usted será diferente, porque reflejará la vida de Cristo en usted. Eso hará que otros también deseen ser como usted, tener esa vida diferente, sana, libre de vicios, respetuosa y servicial, no formando parte de las personas violentas, sino trasmitiendo paz, misericordia y compasión.
Todo esto es posible cuando el creyente en Cristo, usa las armas espirituales para la destrucción de fortalezas que quieren impedir el conocimiento de Cristo y de Dios. Usted ¿Ya vivió esta experiencia? ¿Ya forma parte de las fuerzas especiales de Dios, en la lucha contra el mal y la maldad? Sino, la inscripción está abierta.
Que tengan una feliz y victoriosa semana en familia.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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