¿No saben ustedes que los que cometen injusticias no tendrán parte en el reino de Dios? No se dejen engañar, pues en el reino de Dios no tendrán parte los que se entregan a la prostitución, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los que roban, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los ladrones. Y esto eran antes algunos de ustedes; pero ahora ya recibieron el baño de la purificación, fueron santificados y hechos justos en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Corintios 6:9-11
Algunas personas piensan que siempre todo les va a salir bien, no importa como vivan, que actitud tengan o que conducta desarrollen, por el solo hecho de pertenecer a una determinada religión, creen que Dios tiene la obligación de bendecir sus vidas y familia. Ese era el pensamiento de los habitantes de Corinto, una ciudad estado con mucha riqueza pero también con mucha inmoralidad religiosa. También la iglesia cristiana de ese lugar estaba contaminada con ese pensamiento pagano y destructivo. Por eso el apóstol Pablo le escribe a la iglesia que estaba en Corinto, para corregir ese pensamiento con la palabra de Dios, porque ese pensamiento es incorrecto a la luz de las Sagradas Escrituras.
En este tiempo también hay personas que tienen este mismo pensamiento equivocado, incluidos algunos cristianos. Se sabe que Dios es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos, sin embargo, todo esto que Dios condena, es tomado muy livianamente dentro de las religiones cristianas. Las Sagradas Escrituras enseñan que Dios no hace acepción de personas, que recibe a toda persona que se acerca a Él, y es verdad eso es así. Pero, debemos entender que si bien recibe a toda persona, cualquiera sea su conducta o situación, para adoptarlo como hijo, la persona debe arrepentirse y dejarse moldear por Dios, quien por medio de la obra de Cristo en la cruz, y la acción del Espíritu Santo en el corazón de la persona, es transformada.
¿En qué consiste esa transformación? En un cambio de hábito, en un cambio de pensamiento, en un cambio de actitud, en un cambio de conducta, en definitiva es una vida nueva en Cristo.
Las Sagradas Escrituras advierten claramente, que toda persona que sea practicante de esas conductas contrarias a los principios bíblicos determinados por Dios, NO TIENEN PARTE EN EL REINO DE DIOS, tal vez sea parte de alguna congregación, pero no tiene parte en el reino de Dios. En cambio, toda persona que teniendo esa conducta viene a Cristo, se deja moldear por Él, vive una vida santificada y una conducta transformada por el poder del evangelio de Jesucristo, tiene amplia entrada al reino de Dios y forma parte de la familia de Dios.
Por lo tanto, hay verdadera esperanza de cambio en Cristo, para todas las personas que se sientan confundidas en cuanto a su identidad como ser humano. Dios creó el hombre y la mujer, eso es lo real, cualquier otro pensamiento es falso, es un engaño, de acuerdo a las palabras dicha por Dios al crear la raza humana. Por último, yo creo y enseño lo que la biblia dice, apropiando mi pensamiento a la palabra de Dios.
Que tengan un bendecido y feliz fin de semana y comienzo de un nuevo mes.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.