Conservar en Cristo la armonía familiar.
Estos tiempos que se está viviendo en el mundo entero, son momentos muy particulares de nuestra historia, con violencia, guerras y conflictos varios a los cuales las familias no escapan, donde nos necesitamos unos a otros, esto nos tiene que llevar a reflexionar con respecto a nuestras conductas y actitudes diarias, ¿estamos dispuestos a valorar al otro, dejando de lado nuestro egoísmo?, no solo con los de afuera sino también con los integrantes de la propia familia, que a veces la relación es muy complicada. Hay situaciones que obligan a permanecer más tiempo junto unos con otros en espacios reducidos como son los hogares, los lugares de trabajo, o donde se desarrollan tareas diarias, en esos ámbitos, muchas veces hay que tolerar al otro, ceder espacio o perder algo de privacidad. Eso molesta, no siempre cae bien, pero es necesario hacerlo, para una armoniosa relación de convivencia familiar, laboral y social, por eso las Sagradas Escrituras tiene buenos consejos para darnos a cada uno que quiera escuchar y de esa manera pasarla bien, aun en las peores circunstancias.
Las Sagradas Escrituras dicen: Vivan siempre en armonía. Y no sean orgullosos, sino traten como iguales a la gente humilde. No se crean más inteligentes que los demás. Si alguien los trata mal, no le paguen con la misma moneda. Al contrario, busquen siempre hacer el bien a todos. Hagan todo lo posible por vivir en paz con todo el mundo. Queridos amigos y hermanos, no busquen la venganza, sino dejen que Dios se encargue de castigar a los malvados. Pues en la Biblia Dios dice: A mí me toca vengarme. Yo le daré a cada cual su merecido. Y también dice: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Así harás que le arda la cara de vergüenza. No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien. Romanos 12:9
Siguiendo estos buenos consejos bíblicos, puede aflorar lo mejor de cada persona, como ser la generosidad, el respeto, la responsabilidad, esto lleva a la práctica de la misericordia, la fe, el amor, el dominio propio, en fin todas estas cosas que son necesarias para una buena y pacífica convivencia familiar y social, y saber que Dios está dispuesto para ayudarnos a que esto sea posible, no por un día, sino a lo largo de toda nuestra vida. Es posible en Cristo cuidarnos unos a otros, sin agredirnos, sin faltarnos el respeto y pasándola bien, alentándonos y alegrándonos día a día gozosos de ser buenas personas tratando de ser mejores cada día con la ayuda de Dios.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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