Semana Santa, parte 1
Cuando se
acerca la fecha que según se ha establecido para celebrar Semana Santa, mucho
se habla acerca de ella, incluso se da como apertura el domingo de ramos y se
da por terminada el domingo de Resurrección.
Pero entre
esos dos domingos, ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿A qué se refieren cuando se habla de esta semana? ¿Cuál es el pensamiento
cuando se acerca esa fecha? ¿Qué incidencia tiene en nuestras vidas hoy ese
acontecimiento?
Son muchas las
preguntas que uno se podría hacer, o tal vez ninguna, simplemente vivirlo como
un feriado más o pasarlo con los amigos y familiares. Pero creo que es una fecha demasiada
importante para tomarla livianamente. Y la primera pregunta que deberíamos
hacernos es;
¿Qué se celebra?
Dice la Biblia
que la humanidad toda está bajo la maldición del pecado, por causa de la
desobediencia de nuestros primeros padres Adán y Eva.
Y para
nosotros, los seres humanos, era imposible solucionar ese tema, porque la paga
del pecado es muerte, declaran las Sagradas Escrituras.
Es por eso que
Dios nuestro creador nos promete un Salvador, alguien que vendría a ocupar
nuestro lugar para librarnos del pecado y pagar esa deuda con Dios.
Justamente en
esa fecha se recuerda la crucifixión, muerte y resurrección de nuestro Señor
Jesucristo. Quien venció a la muerte y se levantó con Poder de entre los
muertos, para no morir nunca más, pagando el precio que requiere el pecado,
aunque Él nunca pecó.
Aquí es donde
comenzó a manifestarse la salvación de la humanidad, en la persona de Jesús el
Santo Hijo de Dios, en su condición de ser humano nacido de mujer pero sin
pecado.
Es la victoria de la humanidad por medio de
Jesucristo, sobre el pecado que nos apartaba y alejaba de Dios, dejándonos en condenación.
La Biblia misma nos enseña claramente que
ahora Dios nos acepta sin necesidad de cumplir la ley. Dios acepta a todos los que creen y confían en
Jesucristo, sin importar si son judíos o no lo son. Todos
hemos pecado, y por eso estamos lejos de Dios. Pero él
nos ama mucho, y nos declara inocentes sin pedirnos nada a cambio. Por medio de
Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados. Dios envió a Jesucristo para morir por nosotros. Si confiamos
en que Jesús murió por nosotros, Dios nos perdonará. Con esto Dios demuestra
que es justo y que, gracias a su paciencia, ahora nos perdona todo lo malo que
antes hicimos. Él es justo, y sólo acepta a los que confían en Jesús.
Ante Dios, no
tenemos nada de qué estar orgullosos. Pues Dios nos acepta porque confiamos en
Jesucristo, y no por obedecer la ley de Moisés. Dios no es solamente Dios
de los judíos; en realidad, él es Dios de todos, sean o no judíos. Hay un solo Dios, y es el Dios que acepta a todos los que
confían en Jesucristo, sean judíos o no lo sean. Pero si confiamos en Jesús, eso no quiere decir que la ley ya
no sirva. Al contrario, si confiamos en él, la ley cobra más valor. Romanos
3:21
Continuará… P. Sosa
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