viernes, 3 de abril de 2020

Consejo útil para este tiempo.


Es bueno recordar este consejo del apóstol Pablo a su joven discípulo Timoteo, para que corrija algunas conductas equivocadas que había en la iglesia de Éfeso que estaba bajo su responsabilidad, para que el evangelio de Cristo no sea contaminado.
Te pido que les enseñes a amar de verdad. Sólo los que tienen la conciencia tranquila, y confían sinceramente en Dios, pueden amar así.
Algunos han dejado esa clase de amor y pierden su tiempo en discusiones tontas. Pretenden ser maestros de la Ley, y se sienten muy seguros de lo que dicen y enseñan, pero ni ellos mismos saben de qué están hablando.
Todos sabemos que la ley es buena, siempre y cuando se use correctamente. También sabemos que las leyes no se dan para los que hacen lo bueno, sino para los que hacen lo malo. Son para los rebeldes, los desobedientes, los pecadores y los que no respetan a Dios ni a la religión. También son para los que matan a sus semejantes, y hasta a sus propios padres y madres. Son para los que tienen relaciones sexuales prohibidas y para los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres; para los secuestradores y los mentirosos, y para los que juran decir la verdad pero luego mienten. En fin, las leyes son para corregir a los que no están de acuerdo con la correcta enseñanza del maravilloso mensaje del evangelio que nuestro Dios bendito me ha encargado enseñar.
1 Timoteo 1:5-11
Evidentemente en ese momento se había infiltrado en la iglesia cristiana naciente falsas enseñanzas, que estaban confundiendo y dañando la vida y costumbre de las personas que se congregaban en ese lugar con el propósito de aprender y conocer más al Dios que les salvó.
Esas falsas enseñanzas distorsionaban la palabra de Dios que había sido enseñada por Cristo cuando anunció el evangelio del reino de Dios. Es por eso que el apóstol Pablo le da este encargo a Timoteo con el propósito de recuperar la sana enseñanza bíblica, que es la única que trae verdadera paz y confianza al corazón atribulado.
En este tiempo también dentro de la iglesia cristiana, en algunas congregaciones hay falsas enseñanzas que nada tienen que ver con el mensaje del evangelio de Cristo. En algunos líderes espirituales y miembros de congregaciones, el amor fraternal, el perdón, el arrepentimiento, la pureza sexual, la responsabilidad, la santidad, y la gratitud al Dios que los salvó son temas que no se viven ni se enseñan, solo alguna mención de vez en cuando pero sin convicción de que eso es lo que realmente agrada al Señor. Se prioriza cobrar los diezmos y las ofrendas antes que reclamar una vida de santidad en el creyente. Las divisiones denominacional, las enemistades entre hermanos en la fe, las habladurías y falsos conceptos vertidos entre los pastores, son monedas corriente que afecta las relaciones y atenta contra la unidad del pueblo de Dios. Eso no es el mensaje ni el propósito del evangelio de Cristo.
Es tiempo de volverse a Dios si se quiere que Dios intervenga en nuestra vida y en la sociedad de la cual formamos parte.
El mundo está desorientado, la sociedad está confundida con todo esto que está sucediendo. Las personas sin Cristo, están sin Dios y sin esperanza en este mundo. ¡Cristo viene pronto! Su iglesia tiene el mensaje vivificador y la solución para el problema humano, Jesucristo y su obra redentora.
Pero recordemos que, Jesús en su segunda venida ya no viene como el Salvador, sino como el Juez justo que viene a juzgar con justicia la conducta de los hombres. Por eso este es el tiempo de la gracia de Dios y hay que aprovechar para estar a cuenta con Él, proclamar el mensaje y esperar con gozo el regreso de Cristo.
No es que Dios sea lento para cumplir la promesa de su venida, como algunos piensan. Lo que pasa es que Dios tiene paciencia con nosotros, porque él no quiere que nadie se pierda, sino que todos volvamos a obedecerle.
Todo lo que vemos será destruido, hay que obedecer sólo a Dios, hacer el bien,  y esperar el día en que Dios juzgará a todo el mundo. Por eso, queridos amigos y hermanos, mientras esperamos que esto suceda, hagamos todo lo posible por estar en paz con Dios, para que él nos encuentre sin pecado. Recuerden que nuestro Señor Jesucristo nos trata con paciencia, para que podamos ser salvos.
Queridos amigos y hermanos, con esto somos advertidos. Así que cuídense mucho, no sea que los engañe la gente malvada y ustedes dejen de creer firmemente en Dios. Mejor dejen que el amor y el conocimiento, que nos da nuestro Señor y Salvador Jesucristo, los ayude a ser cada vez mejores cristianos.  2 Pedro 3
La iglesia tiene el mandato de entregar el mensaje del poder del evangelio que cambia la vida de las personas afectadas por el pecado, pero, la iglesia debe prepararse espiritualmente para esta tarea reconociendo el señorío de Cristo sobre ella, purificándose por medio del arrepentimiento y confesión del pecado de algunos de sus miembros y dirigentes, para que el Señor traiga un despertar manifestándose con poder y autoridad por medio de la iglesia que es su cuerpo.
Durante mucho tiempo Dios perdonó a los que hacían todo lo que ofende a Dios, porque no sabían lo que hacían; pero ahora Dios ordena que todos los que habitan este mundo se arrepientan, y que lo obedezcan sólo a él. Porque Dios ha decidido ya el día en que juzgará a todo el mundo, y será justo con todos. Hechos 17:30
¡Qué hermosa esperanza para todos aquellos que hemos creído a Jesús! Porque aunque por ahora tengamos dificultades y problemas por vivir de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, no nos desespera ni nos derrota la ansiedad, porque esperamos confiado en Cristo, ¡Él es nuestra gloria! Porque cuando Dios dé la orden por medio del jefe de los ángeles, y oigamos que la trompeta anuncia que el Señor Jesús baja del cielo, los primeros en resucitar serán los que antes de morir confiaron en él. Después Dios nos llevará a nosotros, los que estemos vivos en ese momento, y nos reunirá en las nubes con los demás. Allí, todos juntos nos encontraremos con el Señor Jesús, y nos quedaremos con él para siempre. Así que, anímense los unos a los otros con estas palabras.
 1 Tesalonicenses 4
Como dice el apóstol Pablo; Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Que el Señor que da la paz, les dé paz en todo lugar y en todo tiempo, y los acompañe siempre.  Bendiciones. P. Sosa

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