Preparados para vencer en Cristo, el ataque espiritual del maligno.
Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Señor, en su poder irresistible. Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del aire, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea. Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes.
Así que manténganse firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud. Estén siempre listos para salir a anunciar el mensaje de la paz. Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno. Que la salvación sea el casco que proteja su cabeza, y que la palabra de Dios sea la espada que les da el Espíritu Santo. No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo. Oren también por mí, para que Dios me dé las palabras que debo decir, y para que pueda hablar con valor y dar así a conocer el designio secreto de Dios, contenido en el evangelio. Dios me ha enviado como embajador de este mensaje, por el cual estoy preso ahora. Oren para que yo hable de él sin temor alguno. Efesios 6:10-20
Las fuerzas de seguridad y todos aquellos que hemos hecho el servicio militar, sabemos que la lucha más difícil es aquella que se libra contra enemigos no convencionales, como ser la guerrilla o el terrorismo, porque es una guerra no declarada, por lo tanto no se sabe, no se conoce, cuándo, dónde, ni quien es el enemigo, puede estar al lado nuestro, o peor aún puede ser alguien que está formando parte de nuestro propio grupo, y por no saber estamos en desventaja porque pasa desapercibido. Un claro ejemplo es la guerra con Israel en Medio Oriente, donde el enemigo se esconde entre la población civil para pasar desapercibido.
En la vida cristiana no es diferente, existe una guerra no declarada, contra un enemigo invisible a los ojos humanos, que muchas veces pasa desapercibido, aun entre los creyentes en Cristo. Porque así como la gran mayoría de la sociedad no creen en la existencia del diablo y sus demonios, hay creyentes en Cristo que minimizan el accionar y el obrar del diablo, aun en sus propias vidas, no lo ven como alguien que puede destruir su relación familiar, personal o laboral, solamente creen que las personas están equivocadas o son malas y que por eso actúan de esa manera. No ven a ese enemigo oculto detrás de ese familiar o persona que actúa mal o con malicia, y se vuelven contra la persona teniéndola como su enemigo, no entiende que son las fuerzas espirituales de maldad las que están actuando a través de esa persona.
Es por esto que el Espíritu Santo por medio del apóstol Pablo nos advierte y enseña, cuál es la lucha y quien es el enemigo, como debemos estar y que armas debemos utilizar, y como permanecer luego de la batalla que se libre. No es casual que éste pasaje bíblico, esté colocado después de la enseñanza de cómo debe ser el trato familiar, laboral y social del cristiano, porque es en estos lugares, donde más se mueve e influye el enemigo de nuestras almas para destruir todo tipo de relaciones humanas, y así perturbar la mente y el corazón de las personas. Como cristianos es necesario no solo saber sino también creer lo que la biblia enseña, muchas veces el cristiano está muy apurado por decir a otros lo que la biblia dice, no se toma el tiempo necesario para meditar, entender y apropiarse de esa enseñanza, que el Espíritu quiere que aplique a su propia vida. Sobretodo el cristiano tiene que reconocer que, en sus fuerzas nunca será victorioso, debe estar fortalecido en Cristo, y su fortaleza espiritual no tiene que ver con su asistencia a los cultos o las oraciones que otros hagan a su favor, sino que tiene que ver con su comunión diaria y personal con el Señor que lo salvó y su obediencia a la palabra escrita de Dios.
Recuerde, en Cristo estamos completos, no nos falta nada, tenemos todo el equipamiento necesario para utilizar en todo momento, y así no dejarnos sorprender por el enemigo, sobre todo mantener la buena comunicación con el Señor nuestro Salvador.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.