¿Qué diremos entonces? ¿Vamos a seguir pecando para que Dios se muestre aún más bondadoso? ¡Claro que no! Nosotros ya hemos muerto respecto al pecado; ¿cómo, pues, podremos seguir viviendo en pecado? ¿No saben ustedes que, al quedar unidos a Cristo Jesús en el bautismo, quedamos unidos a su muerte? Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre. Si nos hemos unido a Cristo en una muerte como la suya, también nos uniremos a él en su resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado. Porque, cuando uno muere, queda libre del pecado. Si nosotros hemos muerto con Cristo, confiamos en que también viviremos con él. Sabemos que Cristo, habiendo resucitado, no volverá a morir. La muerte ya no tiene poder sobre él. Pues Cristo, al morir, murió de una vez para siempre respecto al pecado; pero al vivir, vive para Dios. Así también, ustedes considérense muertos respecto al pecado, pero vivos para Dios en unión con Cristo Jesús. Por lo tanto, no dejen ustedes que el pecado siga dominando en su cuerpo mortal y que los siga obligando a obedecer los deseos del cuerpo. No entreguen su cuerpo al pecado, como instrumento para hacer lo malo. Al contrario, entréguense a Dios, como personas que han muerto y han vuelto a vivir, y entréguenle su cuerpo como instrumento para hacer lo que es justo ante él. Así el pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, pues no están sujetos a la ley sino a la bondad de Dios. Romanos 6:1-14
¡Qué importante es, estar seguro de haber nacido de nuevo! Porque entonces esa persona ya no cede al deseo de hacer lo malo, porque ahora al pertenecer a Cristo, recibe la naturaleza divina para vivir una vida en santidad, no en su fuerza humana, sino en la fuerza del Espíritu Santo. Se crea o no, se acepte o no, antes de pertenecer a Cristo toda persona está al servicio del pecado, porque no tiene fuerza para rechazar la invitación a pecar, porque está muerto espiritualmente. Una vez que Dios le da vida en Cristo, recibe vida espiritual y tiene fuerza y sabiduría para rechazar el pecado, pasa a ser un instrumento para el bien en las manos de Dios. La biblia dice; Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. 1Juan 5:18.
Toda persona que manifiesta ser cristiana, y todavía sigue practicando el pecado en cualquiera de su forma, debe revisar su vida si realmente ha nacido de nuevo, o solamente adoptó una forma religiosa del evangelio de salvación por gracia, pero no tiene nada que ver con nuestro Señor y salvador Jesucristo.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario