La vida de santidad recibimos de Cristo por la fe, eso es vida espiritual.
Así pues, por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, y así la muerte pasó a todos porque todos pecaron. Antes que hubiera ley, ya había pecado en el mundo; aunque el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley. Sin embargo, desde el tiempo de Adán hasta el de Moisés, la muerte reinó sobre los que pecaron, aunque el pecado de éstos no consistió en desobedecer un mandato, como hizo Adán, el cual fue figura de aquel que había de venir. Pero el delito de Adán no puede compararse con el don que Dios nos ha dado. Pues por el delito de un solo hombre, muchos murieron; pero el don que Dios nos ha dado gratuitamente por medio de un solo hombre, Jesucristo, es mucho mayor y en bien de muchos. El pecado de un solo hombre no puede compararse con el don de Dios, pues por un solo pecado vino la condenación; pero el don de Dios, a partir de muchos pecados, hace justos a los hombres. Pues si la muerte reinó como resultado del delito de un solo hombre, con mayor razón aquellos a quienes Dios, en su gran bondad y gratuitamente, hace justos, reinarán en la nueva vida mediante un solo hombre, Jesucristo. Y así como el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres, así también el acto justo de Jesucristo hace justos a todos los hombres para que tengan vida. Es decir, que por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores; pero, de la misma manera, por la obediencia de un solo hombre, muchos serán hechos justos. La ley se añadió para que aumentara el pecado; pero cuando el pecado aumentó, Dios se mostró aún más bondadoso. Y así como el pecado reinó trayendo la muerte, así también la bondad de Dios reinó haciéndonos justos y dándonos vida eterna mediante nuestro Señor Jesucristo. Romanos 5:12-21
Se crea o no, se acepte o no, todos los seres humanos descendemos de Adán y Eva, la primera pareja formada por Dios, con el propósito de que la humanidad se multiplique y seamos todos hermanos de raza. Aunque Adán fue creado perfecto, al desobedecer a Dios, pecó y murió espiritualmente, ese pecado afectó a toda la humanidad, a través de Adán toda persona que nace en este mundo, trae en sus genes la semilla del pecado. La única excepción fue Jesús, porque no tuvo un padre humano.
Esa es la razón por la cual Dios envía a este mundo, a su amado Hijo Jesús, quien al nacer sin pecado, es el sacrificio perfecto para el perdón del pecado de toda la humanidad. Por eso esta Escritura dice; que en Adán todos somos pecadores, pero en Cristo, cada persona en este mundo, que quiera ser perdonada por Dios de sus pecados, creyendo y aceptando el sacrificio de Cristo a su favor, recibe el perdón y la vida eterna. Cada persona que permanece en su vieja naturaleza está bajo condenación, pero toda persona que ha nacido de nuevo en Cristo, recibe por gracia la salvación y es libre de toda condenación.
Por lo tanto, sean sabios, no es necesario continuar con la vieja naturaleza, que lleva a la condenación eterna. Es mejor creer en Jesús para nacer de nuevo, y así recibir la nueva vida espiritual que los conduce a la salvación eterna. Es cuestión de tomar una decisión.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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