miércoles, 28 de agosto de 2024

El pecado esclaviza a la persona, Cristo las hace libres.

Hermanos, ustedes conocen la ley, y saben que la ley solamente tiene poder sobre una persona mientras esa persona vive. Por ejemplo, una mujer casada está ligada por ley a su esposo mientras éste vive; pero si el esposo muere, la mujer queda libre de la ley que la ligaba a él. De modo que si ella se une a otro hombre mientras el esposo vive, comete adulterio, pero si el esposo muere, ella queda libre de esa ley, y puede unirse a otro hombre sin cometer adulterio. Así también, ustedes, hermanos míos, al incorporarse a Cristo han muerto con él a la ley, para quedar unidos a otro, es decir, a aquel que después de morir resucitó. De este modo, podremos dar una cosecha agradable a Dios. Porque cuando vivíamos como pecadores, la ley sirvió para despertar en nuestro cuerpo los malos deseos, y lo único que cosechamos fue la muerte. Pero ahora hemos muerto a la ley que nos tenía bajo su poder, quedando así libres para servir a Dios en la nueva vida del Espíritu y no bajo una ley ya anticuada. Romanos 7:1-6

Esta es una hermosa enseñanza del apóstol Pablo, para toda persona que ha nacido de nuevo en Cristo. Pablo toma como ejemplo el matrimonio, toda persona nace sujeta a la ley del pecado, que dice, la paga del pecado es muerte. Para poder liberarnos de esa ley, es necesario morir, como nosotros no podíamos hacerlo, Cristo murió por nosotros y así nos libera de esa ley, y nos coloca bajo la misericordia de Dios y nos dice, el regalo de Dios, es vida eterna en Cristo Jesús. Al venir a Cristo y entregarnos a Él, nuestro viejo hombre muere y ya no estamos sujetos al pecado, ni a nuestros deseos pecaminosos, fuimos libres de esa ley que dice, la paga del pecado es muerte, porque Cristo murió por nosotros. Ahora nuestra vida está en Cristo, para servir a Dios y a nuestros semejantes, porque ya no nos sujetamos a nuestros deseos, sino que nos sujetamos a la voluntad de Dios. Su voluntad es nuestra santificación. Su palabra escrita es la que alumbra nuestro diario caminar, y así andar en victoria sobre las tentaciones. Esto nos hace ver, la importancia del nuevo nacimiento, el nacimiento espiritual a la familia de Dios, por medio del Espíritu Santo.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

lunes, 26 de agosto de 2024

Reflexión de esta semana.

La solidaridad es importante ante los ojos de Dios.

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna. 1 Timoteo 6:17

Normalmente la sociedad hace esta diferencia entre las personas, por un lado los ricos, los que tienen dinero o propiedades, y por el otro los pobres, los que viven el día a día, los que no tienen dinero guardado, ni propiedades. Ambos son necesarios, porque unos necesitan del otro, e interactúan para ayudarse mutuamente, los que más tienen son las personas que deben ayudar a los que necesitan. La biblia dice; El nombre del Señor es una torre poderosa a la que acuden los justos en busca de protección. El rico cree que sus riquezas son una ciudad protegida por altos muros. Proverbios 18:10-11. La diferencia entre ambos es que; el pobre acude y confía en Dios, mientras que el rico, normalmente confía en las riquezas que tiene y se aferra a ellas.

Es muy humano confiar en el dinero ahorrado, en un buen trabajo, en personas influyentes, en un negocio rentable o bienes acumulados, todo eso da cierta seguridad, pero también sin querer quizás se vuelven egoístas y mezquinos, porque lo que tienen lo han logrado tal vez  haciendo un gran esfuerzo, y no quieren compartirlo con nadie. Por eso la recomendación bíblica es, no ser altivos ni confiar en esas riquezas materiales que son inciertas, que hoy están pero mañana no se sabe. La esperanza de cada persona en este mundo, siempre debe estar en Dios, porque es él quien nos da la vida, la salud, las capacidades, y la sabiduría para generar las riquezas y así poder compartir con otros.

Cuando la confianza está puesta en Dios, la persona está dispuesta a brindar su ayuda a quien lo necesita, se distingue por su humildad, su generosidad, su amor a Dios y al prójimo, es verdaderamente rico en buenas obras aunque no tenga bienes materiales, y no teme por su futuro eterno.

Por ultimo; Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor; Dios pagará esas buenas acciones. Proverbios 19:17

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

viernes, 23 de agosto de 2024

Siendo responsable con nuestra vida, estamos sirviendo a Dios.

¿Entonces qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos sujetos a la ley sino a la bondad de Dios? ¡Claro que no! Ustedes saben muy bien que si se entregan como esclavos a un amo para obedecerlo, entonces son esclavos de ese amo a quien obedecen. Y esto es así, tanto si obedecen al pecado, lo cual lleva a la muerte, como si obedecen a Dios para vivir en la justicia. Pero gracias a Dios que ustedes, que antes eran esclavos del pecado, ya han obedecido de corazón a la forma de enseñanza que han recibido. Una vez libres de la esclavitud del pecado, ustedes han entrado al servicio de la justicia. (Hablo en términos humanos, porque ustedes, por su debilidad, no pueden entender bien estas cosas.) De modo que, así como antes entregaron su cuerpo al servicio de la impureza y la maldad para hacer lo malo, entreguen también ahora su cuerpo al servicio de la justicia, con el fin de llevar una vida santa. Cuando ustedes todavía eran esclavos del pecado, no estaban al servicio de la justicia; pero ¿qué provecho sacaron entonces? Ahora ustedes se avergüenzan de esas cosas, pues sólo llevan a la muerte. Pero ahora, libres de la esclavitud del pecado, han entrado al servicio de Dios. Esto sí les es provechoso, pues el resultado es la vida santa y, finalmente, la vida eterna. El pago que da el pecado es la muerte, pero el don de Dios es vida eterna en unión con Cristo Jesús, nuestro Señor. Romanos 6:15-23

Hay un pensamiento en una gran mayoría de personas que dicen, si Dios ya perdonó todos mis pecados, no tengo que preocuparme, puedo seguir pecando, total ya están perdonados. Este es un pensamiento totalmente equivocado, es un pensamiento que proviene de la naturaleza humana pecaminosa, porque el que ha nacido de Dios, ya no quiere practicar el pecado, porque sabe que esta práctica conduce a la muerte espiritual, a la separación de Dios.

Debemos saber que los nacidos de nuevo, al estar santificado en Cristo, no pecan voluntariamente, eso no quiere decir que no tengan pecado, porque mientras estemos en este cuerpo, se peca involuntariamente por descuido, por ignorancia o por error. Por eso la biblia dice; Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque si alguno comete pecado, tenemos ante el Padre un defensor, que es Jesucristo, y él es justo. Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino los de todo el mundo. 1 Juan 2:1

Cada persona es libre para decidir sobre su vida y qué hacer con ella, puede continuar al servicio del pecado para muerte, o entregar voluntariamente su vida a Cristo y estar a su servicio, en santidad y devoción al Dios que lo salvó por amor.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

miércoles, 21 de agosto de 2024

Si hemos nacido de nuevo, nuestra vida es diferente.

¿Qué diremos entonces? ¿Vamos a seguir pecando para que Dios se muestre aún más bondadoso? ¡Claro que no! Nosotros ya hemos muerto respecto al pecado; ¿cómo, pues, podremos seguir viviendo en pecado? ¿No saben ustedes que, al quedar unidos a Cristo Jesús en el bautismo, quedamos unidos a su muerte? Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre. Si nos hemos unido a Cristo en una muerte como la suya, también nos uniremos a él en su resurrección. Sabemos que lo que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra naturaleza pecadora quedara destruido y ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado. Porque, cuando uno muere, queda libre del pecado. Si nosotros hemos muerto con Cristo, confiamos en que también viviremos con él. Sabemos que Cristo, habiendo resucitado, no volverá a morir. La muerte ya no tiene poder sobre él. Pues Cristo, al morir, murió de una vez para siempre respecto al pecado; pero al vivir, vive para Dios. Así también, ustedes considérense muertos respecto al pecado, pero vivos para Dios en unión con Cristo Jesús. Por lo tanto, no dejen ustedes que el pecado siga dominando en su cuerpo mortal y que los siga obligando a obedecer los deseos del cuerpo. No entreguen su cuerpo al pecado, como instrumento para hacer lo malo. Al contrario, entréguense a Dios, como personas que han muerto y han vuelto a vivir, y entréguenle su cuerpo como instrumento para hacer lo que es justo ante él. Así el pecado ya no tendrá poder sobre ustedes, pues no están sujetos a la ley sino a la bondad de Dios. Romanos 6:1-14

¡Qué importante es, estar seguro de haber nacido de nuevo! Porque entonces esa persona ya no cede al deseo de hacer lo malo, porque ahora al pertenecer a Cristo, recibe la naturaleza divina para vivir una vida en santidad, no en su fuerza humana, sino en la fuerza del Espíritu Santo. Se crea o no, se acepte o no, antes de pertenecer a Cristo toda persona está al servicio del pecado, porque no tiene fuerza para rechazar la invitación a pecar, porque está muerto espiritualmente. Una vez que Dios le da vida en Cristo, recibe vida espiritual y tiene fuerza y sabiduría para rechazar el pecado, pasa a ser un instrumento para el bien en las manos de Dios. La biblia dice; Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. 1Juan 5:18.

Toda persona que manifiesta ser cristiana, y todavía sigue practicando el pecado en cualquiera de su forma, debe revisar su vida si realmente ha nacido de nuevo, o solamente adoptó una forma religiosa del evangelio de salvación por gracia, pero no tiene nada que ver con nuestro Señor y salvador Jesucristo.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.  

lunes, 19 de agosto de 2024

Reflexionando al comenzar la semana

Construyendo paz en medio de tanta agresividad física y emocional.

No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.  Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos. Romanos 12:17

Los seres humanos por naturaleza somos vengativos. Estamos preparados y dispuesto a dar respuesta violenta a cualquier acción que creemos ofensiva, ya sea en la familia o fuera de ella. Sin darnos cuenta que nuestra actitud en lugar de ayudar a la paz y armonía, complica cualquier situación por más pequeña que sea. Un proverbio bíblico dice; La respuesta amable calma el enojo; la respuesta violenta lo excita más.

¡Qué difícil recomendación! En este momento de la historia que vivimos, donde la agresividad física, emocional, y con mucha discriminación está a la orden del día. Esto que escribió el apóstol Pablo, es muy necesario recordarle a nuestro orgullo y naturaleza humana. Porque, hay que saber que los Escritos Sagrados son inspirados por el Espíritu de Dios. Incluyendo este versículo. Como seres humanos somos inclinados al mal, por eso es necesario procurar hacer lo bueno, porque para hacer maldad no hay necesidad de ningún esfuerzo. Dios que conoce el corazón de las personas, guió al apóstol a escribir este consejo.

Normalmente buscamos que sea el otro que cambie su actitud agresiva hacia nosotros, y es por eso que se fracasa. Soy yo quien debe hacer todo lo posible para vivir en paz con todas las personas, algo no fácil de conseguir, pero sí, posible. La blanda respuesta quita la ira. Eso confirma que estar y vivir en paz con los demás, siempre va a depender de mi actitud. Al creyente en Cristo, el Espíritu de Cristo, le capacita dándole el dominio propio, que es el fruto del Espíritu. Con esa ayuda se puede hacer el bien a todos y vivir en paz con todos.

¿Vive Cristo en su vida? Entonces está capacitado para vencer el mal con un bien, y estar listo para ayudar a quien lo necesite, construyendo la paz.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

miércoles, 14 de agosto de 2024

El propósito de la ley dada por medio de Moisés.

Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue dada después, para poner de manifiesto la desobediencia de los hombres, hasta que viniera esa descendencia a quien se le había hecho la promesa. La ley fue proclamada por medio de ángeles, y Moisés sirvió de intermediario. Pero no hay necesidad de intermediario cuando se trata de una sola persona, y Dios es uno solo. ¿Acaso esto quiere decir que la ley está en contra de las promesas de Dios? ¡Claro que no! Porque si la ley pudiera dar vida, entonces la justicia realmente se obtendría en virtud de la ley. Pero, según lo que dice la Escritura, todos son prisioneros del pecado, para que quienes creen en Jesucristo puedan recibir lo que Dios ha prometido. Antes de venir la fe, la ley nos tenía presos, esperando a que la fe fuera dada a conocer. La ley era para nosotros como el esclavo que vigila a los niños, hasta que viniera Cristo, para que por la fe obtuviéramos la justicia. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos a cargo de ese esclavo que era la ley, pues por la fe en Cristo Jesús todos ustedes son hijos de Dios, ya que al unirse a Cristo en el bautismo, han quedado revestidos de Cristo. Ya no importa el ser judío o griego, esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos ustedes son uno solo. Y si son de Cristo, entonces son descendientes de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo. Gálatas 3:19-29

Los diez mandamientos o la Ley de Dios como se los conoce, son los principios y valores de vida del ser humano dados por Dios. A través de ellos sabemos lo que es bueno y lo que no se debe hacer, porque a Dios no le agrada, porque a nosotros lo malo nos destruye. Leyendo y meditando en la ley de Dios, vamos descubriendo nuestra verdadera condición frente al Creador, por ella sabemos que estamos apartados de Dios, porque todo lo que la ley dice que no debemos hacer, lo hacemos. Los mandamiento nos dejan expuestos ante Dios como pecadores, apartados de Dios y bajo condenación, triste situación la nuestra.

El Señor Jesucristo, con su venida a este mundo naciendo de la virgen María como un ser humano, fue necesario para sacarnos de esa condición, librarnos del poder del diablo, del pecado y de la muerte. Es el perfecto plan de Dios, para traer salvación a todo aquel que cree en él. Ningún ser humano tiene la capacidad de perdonar pecados, eso solo es una facultad del Santo Dios, y la biblia dice que solamente en Cristo, los pecados de las personas son perdonados, al aceptar el sacrificio de Cristo a favor nuestro, creyendo en él. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Juan 3:17. Dios en su gran misericordia, sigue buscando a cada persona en este mundo, para darle salvación, no para condenarla, sino para salvarla de su triste condición. Para usted ¿Cristo es su único y suficiente salvador, o necesita algo más?

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

lunes, 12 de agosto de 2024

Siempre ¡Hay que cuidar a los niños!

Es muy necesario permitir a los niños acercarse a Jesús el Hijo de Dios.

En este mes dedicado a la niñez es bueno que como personas adultas, reflexionemos sobre nuestra responsabilidad para con estas personitas, hombres y mujeres del mañana pero que debemos ocuparnos hoy. Porque es hoy que ellos nos necesitan a nosotros los mayores, para tener un presente feliz y un futuro con propósito.

Este triste caso de Loan, nos vuelve a revivir otras experiencias dolorosa del pasado con niños desaparecidos que no han sido encontrados jamás. Estamos viviendo los tiempos finales, tiempos peligrosos de mucha degradación en la conducta y moralidad en la sociedad actual, y esto lo digo con tristeza, tiende a empeorar, así lo declaran las Sagradas Escrituras. Por lo tanto es sumamente necesario ocuparnos de los niños, si en alguna manera queremos contribuir manteniendo la formación de personas de bien en beneficio de nuestra familia y sociedad.

Dios a través de su palabra tiene mucho para enseñarnos con respecto a este tema.

Por ejemplo leemos en el Salmo 127 que nos dice; Herencia de Dios son los hijos, cosa de mucha estima el fruto del vientre. Esto nos muestra la importancia que Dios les da a los hijos que nos permite tener. Los niños nunca deben ser considerados un problema, porque no lo son, son una bendición, son herencia de Dios entregadas a nosotros. Esto nos hace responsables del cuidado, protección, enseñanza y educación de los mismos, nos manda en Proverbios 22:6 Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Los niños necesitan de la instrucción de sus mayores, no de la escuela o de la iglesia solamente, sino principalmente de sus padres que son los que más tiempo pasan con ellos. Es en el hogar donde deben recibir esa preparación para la vida, enseñándoles con palabras pero mostrándolas con ejemplos de vida responsable. Donde el amor, la educación, el respeto sea moneda corriente. Por sobre todo recordar las palabra de Jesús diciéndoles a sus discípulos; Dejen a los niños venir a mí, y no se lo impidan; porque de los tales es el reino de los cielos. Mateo 19:14. Lo que muchas veces impide a los niños llegar a Jesús, es la religiosidad sin compromiso de sus mayores, pidiéndoles comportamientos y actitudes que ellos mismos no lo tienen. Eso deja a los niños sin ejemplo a seguir, escuchan muchas enseñanzas teóricas, pero sin conocer la práctica de las mismas produciendo una confusión en sus pequeñas mentes.

Amados hermanos, amigos y vecinos, todo niño es un desafío constante a las conductas y comportamientos de los mayores. Porque nos guste o no, somos ejemplo a seguir mostrándoles el camino de la vida. Recuerde que siempre habrá dos caminos, uno bueno y otro malo. Uno angosto y otro ancho. Según por cual transitemos nosotros, les estaremos indicando cuál es el camino que tienen que seguir. En todo esto nuestra garantía de enseñanza de vida, debe ser nuestro Señor Jesucristo. Él dijo; Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Tres cosas necesarias para un buen transitar por esta vida, y así llegar a un final feliz en el reino de Dios, con muchas personas siguiendo nuestros pasos, como nosotros seguimos las pisadas de Jesús. Por ultimo; para un Feliz día del niño, dejen que los niños se acerquen a Jesús, y no se lo impidan con religiosidad sin sentido, porque de ellos es el reino de los cielos.

Los abraza en Cristo. P. Sosa. 

domingo, 11 de agosto de 2024

Reflexión de la semana.

Para meditar con profundidad y tomar una decisión al respecto.

Dijo Jesús; Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.  Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca.  Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena.  Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre! Mateo 7:24

Últimamente vemos y escuchamos los noticieros, donde las fuertes tormentas y huracanes destruyen todo a su paso, son pocas las casas que resisten la fuerza del viento y la corriente de las aguas, porque cuando decidieron construir aun sabiendo que son zonas de vientos huracanados e inundaciones, no tomaron el recaudo suficiente.

En la vida no es distinto, cada vez son más fuertes los vientos de dificultad que soplan, y la corriente de maldad arrastra todo lo que encuentra a su paso si no está firme sobre su base. Por eso es necesario construir la vida sobre fundamento firme, para que cuando llegue los tiempos complicados, esa vida no se derrumbe sino que permanezca firme. Los problemas familiares, congregacionales, sociales, laborales son fuertes tormentas que derrumban matrimonios y familias, la corrupción, la inmoralidad, la injustica y las estafas económicas, como fuertes correntadas arrastran por senderos tortuosos a familias, amistades, negocios y religiones, provocando tristeza y destrucción como nunca antes.

Por lo tanto cada persona debe creer en Jesús y creer en su palabra escrita, porque es lo único que permanece para siempre, sin modificación. Pero recuerde, no alcanza con saber, hay que creerle a Dios. En cambio todo lo que este mundo ofrece es cambiante y perecedero, no tiene sustento ni puede sostener la estructura social ni satisfacer las necesidades de cada persona. Es muy importante oír lo que el Señor Jesús está enseñando en este pasaje, pues todo aquel que escucha pero no cree, está haciendo castillos en el aire, sin fundamento, su vida no resistirá el ímpetu de los vientos contrarios ni las aguas torrentosas. Sin embargo, todo aquel que oye y cree, edifica sobre base sólida, y está preparado para soportar todas las tormentas de la vida y permanecer firme. Esto amerita una pregunta, ¿Cómo está construyendo su vida? ¿Soportará todos los problemas que aparezcan? Recuerde, cada vez son más complicados, aparecen sin previo aviso, y muchas veces hunden en profunda depresión a personas, matrimonios y familias arruinándoles la vida.

Quiera Dios, por medio de su Santo Espíritu, convencerlo de construir su vida sobre la Roca eterna, Jesucristo, y así estar seguro y protegido, mientras esperamos la venida del Señor para sacarnos de este mundo.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.  

domingo, 4 de agosto de 2024

La familia.

¡Hay peligro de extinción! ¡Protejámosla!

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Efesios 3:14-19

En este tiempo que vivimos se ha perdido el concepto de la familia original. Han surgido nuevos modelos de familias que nada tienen que ver con el modelo que Dios como el creador de la misma estableció. Con la aceptación del matrimonio igualitario y otros modelos de familia, se ha ido socavando el fundamento de la familia original.

Se ha quitado la figura del hombre como cabeza del  hogar y a la mujer como su ayuda idónea. El varón dejó de ser el responsable y protector de la familia, y la mujer asumió otros roles que no debería ser necesario, si se mantuviese el orden natural que fue desde el principio.

Eso produce un terrible daño y confusión en la mente de los menores, porque cambia el orden, principio y línea de autoridad en la formación y educación de los niños, cuya consecuencia es la falta de respeto que últimamente va creciendo en las familias y fuera de ellas.

Sería bueno reconocer que el modelo de familia que Dios estableció, es insuperable, contiene todos los ingredientes necesarios para que haya felicidad en el matrimonio, los hijos y la familia, siendo perdurable, sano y con una buena contención emocional, afectiva y espiritual.

Siempre hubo y habrá conductas personales que atentan contra la familia, como así también leyes perversas que socavan la autoridad moral de la familia, tratando de destruirla y cuando se destruye la familia como tal, se destruye la sociedad en la cual se vive, porque la familia es la base de la sociedad.

Como parte de una sociedad que nos consideramos cristiana, es imperante retornar a la sana enseñanza de las Sagradas Escrituras, en ellas tenemos todo lo necesario para el buen funcionamiento de la vida en familia. Son principios de vida y conductas que provienen directamente del Creador y sustentador de la familia Dios el Padre celestial, y no tienen necesidad de ser cambiadas o mejoradas porque son inmejorables.

Quiera Dios darnos sabiduría con respecto a este tema para no continuar arruinando el buen concepto de la vida familiar.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

sábado, 3 de agosto de 2024

Reflexión para transitar un nuevo mes.

El poder del evangelio para cambiar la vida y la sociedad para bien.

No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, los judíos en primer lugar, pero también los que no lo son. Pues el evangelio nos muestra de qué manera Dios nos hace justos: es por fe, de principio a fin. Así lo dicen las Escrituras: El justo por la fe vivirá.

Romanos 1:1-17

La realidad nos muestra que toda persona en este mundo, necesita ser salvo de alguna situación o condición. Pero la mayor necesidad es ser salvo de la condenación eterna.  Para eso vino Jesús a este mundo, es el único que puede sacarle de esa condición al ser humano.

Y el apóstol Pablo siendo un gran referente de la religión judía y farisaica, fue escogido por Dios para anunciar el evangelio a las personas no judías, en su encuentro con Jesús tuvo la verdadera visión con respecto al plan de Dios para la salvación de cada persona en este mundo, entonces escribió; No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.

La salvación del ser humano no está en la religión, no está en la política, no está en las riquezas, no está en la fama, tampoco en la inteligencia artificial, menos aún en los gobiernos de turnos. La salvación de cada persona está en Cristo. La biblia dice; Así pues, ahora ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, porque la ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús, te liberó de la ley del pecado y de la muerte. Romanos 8:1.

Ahora bien, la salvación no es corporativa, es algo individual, es la decisión personal de cada uno. Pero, cuando una persona toma la decisión correcta con respecto a Cristo y su obra redentora, afecta para bien a toda su familia. Siendo la familia la base de la sociedad, también la sociedad es afectada para bien. Porque ¡el evangelio es poder de Dios! ¡Tan solamente si el mundo entendiera, qué distinto sería la vida en esta tierra!

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

viernes, 2 de agosto de 2024

La vida pecaminosa viene a través de Adán, es la naturaleza humana.

La vida de santidad recibimos de Cristo por la fe, eso es vida espiritual.

Así pues, por medio de un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado entró la muerte, y así la muerte pasó a todos porque todos pecaron. Antes que hubiera ley, ya había pecado en el mundo; aunque el pecado no se toma en cuenta cuando no hay ley. Sin embargo, desde el tiempo de Adán hasta el de Moisés, la muerte reinó sobre los que pecaron, aunque el pecado de éstos no consistió en desobedecer un mandato, como hizo Adán, el cual fue figura de aquel que había de venir. Pero el delito de Adán no puede compararse con el don que Dios nos ha dado. Pues por el delito de un solo hombre, muchos murieron; pero el don que Dios nos ha dado gratuitamente por medio de un solo hombre, Jesucristo, es mucho mayor y en bien de muchos. El pecado de un solo hombre no puede compararse con el don de Dios, pues por un solo pecado vino la condenación; pero el don de Dios, a partir de muchos pecados, hace justos a los hombres. Pues si la muerte reinó como resultado del delito de un solo hombre, con mayor razón aquellos a quienes Dios, en su gran bondad y gratuitamente, hace justos, reinarán en la nueva vida mediante un solo hombre, Jesucristo. Y así como el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres, así también el acto justo de Jesucristo hace justos a todos los hombres para que tengan vida. Es decir, que por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron hechos pecadores; pero, de la misma manera, por la obediencia de un solo hombre, muchos serán hechos justos. La ley se añadió para que aumentara el pecado; pero cuando el pecado aumentó, Dios se mostró aún más bondadoso. Y así como el pecado reinó trayendo la muerte, así también la bondad de Dios reinó haciéndonos justos y dándonos vida eterna mediante nuestro Señor Jesucristo. Romanos 5:12-21

Se crea o no, se acepte o no, todos los seres humanos descendemos de Adán y Eva, la primera pareja formada por Dios, con el propósito de que la humanidad se multiplique y seamos todos hermanos de raza. Aunque Adán fue creado perfecto, al desobedecer a Dios, pecó y murió espiritualmente, ese pecado afectó a toda la humanidad, a través de Adán toda persona que nace en este mundo, trae en sus genes la semilla del pecado. La única excepción fue Jesús, porque no tuvo un padre humano.

Esa es la razón por la cual Dios envía a este mundo, a su amado Hijo Jesús, quien al nacer sin pecado, es el sacrificio perfecto para el perdón del pecado de toda la humanidad. Por eso esta Escritura dice; que en Adán todos somos pecadores, pero en Cristo, cada persona en este mundo, que quiera ser perdonada por Dios de sus pecados, creyendo y aceptando el sacrificio de Cristo a su favor, recibe el perdón y la vida eterna. Cada persona que permanece en su vieja naturaleza está bajo condenación, pero toda persona que ha nacido de nuevo en Cristo, recibe por gracia la salvación y es libre de toda condenación.

Por lo tanto, sean sabios, no es necesario continuar con la vieja naturaleza, que lleva a la condenación eterna. Es mejor creer en Jesús para nacer de nuevo, y así recibir la nueva vida espiritual que los conduce a la salvación eterna. Es cuestión de tomar una decisión.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.