sábado, 20 de julio de 2024

El ejemplo de Abraham para nosotros los que creemos a Dios.

Pero entonces, ¿qué diremos que ganó Abraham, nuestro antepasado? En realidad, si Abraham hubiera sido reconocido como justo a causa de sus propios hechos, tendría razón para gloriarse, aunque no delante de Dios. Pues la Escritura dice: Abraham creyó a Dios, y por eso Dios le tuvo esto en cuenta y lo reconoció como justo. Ahora bien, si alguno trabaja, el pago no se le da como un regalo sino como algo merecido. En cambio, si alguno cree en Dios, que hace justo al pecador, Dios le tiene en cuenta su fe para reconocerlo como justo, aunque no haya hecho nada que merezca su favor. David mismo habló de la dicha de aquel a quien Dios reconoce como justo sin tomarle en cuenta sus hechos. Dijo David: ¡Dichosos aquellos a quienes Dios perdona sus maldades y pasa por alto sus pecados! ¡Dichoso el hombre a quien el Señor no toma en cuenta su pecado! ¿Será que esta dicha corresponde solamente a los que están circuncidados, o corresponderá también a los que no lo están? Hemos dicho que Dios tuvo en cuenta la fe de Abraham para reconocerlo como justo. Pero ¿cuándo se la tuvo en cuenta? ¿Después de que Abraham fue circuncidado, o antes? No después, sino antes. Y después Abraham fue circuncidado, como señal o sello de que Dios ya lo había reconocido como justo por causa de su fe. De este modo, Abraham ha venido a ser también el padre de todos los que tienen fe, aunque no hayan sido circuncidados; y así Dios los reconoce igualmente a ellos como justos. Y Abraham es también el padre de quienes, además de estar circuncidados, siguen el ejemplo de aquella fe que nuestro antepasado ya tenía cuando aún no estaba circuncidado. Romanos 4:1-12

¡Inmensa Sabiduría de Dios! para hacer justo al pecador. ¡Dios hace posible lo que para nosotros es imposible! Como pecadores, hay una sola cosa que podemos hacer ante los ofrecimientos de Dios para hacernos acreedor de los mismos. Es creer a Dios, no solo creer en Dios, sino que debemos creer a Dios.

Abraham es un ejemplo de cómo se debe creer, precisamente porque venía de un trasfondo politeísta, creyendo en miles de dioses, pero ninguno de ellos le hizo una promesa como la que Dios el creador del cielo y de la tierra le hizo. Cuando Abraham escucha que Dios le habla, se da cuenta que es el único Dios vivo y que se interesa por él. Deja de lado a todos los otros dioses y decide creerle a Dios el Padre celestial, dejándonos ejemplo para que sigamos sus pasos. Por creer a Dios, por medio de la fe, recibe tremendas promesas que cambiarían el curso de su vida, y su descendencia para siempre, alcanzándonos a nosotros hoy, los que creemos en Cristo.

Por eso la importancia de leer y meditar las Sagradas Escrituras, dejando  que el Espíritu nos de entendimiento, iluminando las Escrituras para nuestro provecho espiritual. Certificando que la salvación de la persona, sin excepción, es por gracia y no por obras. Nadie puede gloriarse de haber hecho algo para merecer la salvación, porque por gracia somos salvos, no por obras, para que nadie se gloríe, declaran las Escrituras. Esto hace que nadie quede afuera de la propuesta de Dios para la salvación, teniendo en cuenta que ¡solo hay que creer!

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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