Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas. Por medio de estas cosas nos ha dado sus promesas, que son muy grandes y de mucho valor, para que por ellas lleguen ustedes a tener parte en la naturaleza de Dios y escapen de la corrupción que los malos deseos han traído al mundo. Y por esto deben esforzarse en añadir a su fe la buena conducta; a la buena conducta, el entendimiento; al entendimiento, el dominio propio; al dominio propio, la paciencia; a la paciencia, la devoción; a la devoción, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor. Si ustedes poseen estas cosas y las desarrollan, ni su vida será inútil ni habrán conocido en vano a nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no las posee es como un ciego o corto de vista; ha olvidado que fue limpiado de sus pecados pasados. Por eso, hermanos, ya que Dios los ha llamado y escogido, procuren que esto arraigue en ustedes, pues haciéndolo así nunca caerán. De ese modo se les abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Por eso les seguiré recordando siempre todo esto, aun cuando ya lo saben y permanecen firmes en la verdad que les han enseñado. Mientras yo viva, creo que estoy en el deber de llamarles la atención con estos consejos. Nuestro Señor Jesucristo me ha hecho saber que pronto habré de dejar esta vida; pero haré todo lo posible para que también después de mi muerte se acuerden ustedes de estas cosas. 2 Pedro 1:3-15
Cada persona que recibe a Cristo en su vida como su salvador personal, nace de nuevo en Cristo, hay un cambio radical en su vida, su espíritu es vivificado, su corazón es cambiado, su mente es renovada y su voluntad controlada. Ahora puede decidir con sabiduría, respecto a cómo quiere vivir su vida, está en condiciones de hacerlo porque tiene vida espiritual. Pero no debe olvidar que también es responsable para con Dios, de cómo usa esa nueva vida recibida, por eso debe añadir algunas cosas que mejoran su calidad de vida, no para ser salva, sino porque es salva, debe manifestar con sus hechos y comportamiento, de que está viviendo en Cristo. No tienen que ver con cumplimiento de rituales, sino que es incorporar los principios de vida en Cristo, algo nuevo para la persona y que debe aprender a usarlos diariamente.
Cada persona lavada con la sangre de Cristo, perdonados sus pecados, adoptada como hijo por Dios, sellada con su Espíritu Santo, debe comenzar a desechar toda enseñanza nociva, toda conducta equivocada y todo comportamiento contaminado por el mal y la maldad, porque ahora puede hacerlo. Para incorporar conductas sana de moralidad fundamentadas en la palabra de Dios, enseñanza espiritual bíblica y temor reverente de Dios. Eso es lo que produce crecimiento espiritual, sanidad interior y conocimiento de Dios, para una vida victoriosa en medio de circunstancias adversas. Hacer todo esto no es para ser salvos, sino porque somos salvos, debemos manifestar esa transformación de vida en Cristo, viviendo una vida diferente al común de la gente.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.