sábado, 27 de enero de 2024

El apóstol Pablo enseña cómo debe ser el comportamiento bíblico de la iglesia, en los distintos ámbitos donde sus miembros cumplen distintas funciones o tareas.

Los que están sometidos a esclavitud, deben considerar a sus amos como dignos de todo respeto, para que no se hable mal del nombre de Dios ni de nuestra enseñanza. Y si algunos tienen amos creyentes, que no dejen de respetarlos por ser sus hermanos en la fe. Al contrario, deben servirlos mejor todavía, porque los que reciben sus buenos servicios son creyentes y hermanos amados.

Enseña y predica esto: Si alguien enseña ideas extrañas y no está de acuerdo con la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo ni con lo que enseña una vida conforme a la piedad, es un orgulloso que no sabe nada. Discutir es en él como una enfermedad; y de ahí vienen envidias, discordias, insultos, desconfianzas y peleas sin fin entre gente que tiene la mente pervertida y no conoce la verdad, y que toma la religión por una fuente de riqueza. Y claro está que la religión es una fuente de gran riqueza, pero sólo para el que se contenta con lo que tiene. Porque nada trajimos a este mundo, y nada podremos llevarnos; si tenemos qué comer y con qué vestirnos, ya nos podemos dar por satisfechos. En cambio, los que quieren hacerse ricos caen en la tentación como en una trampa, y se ven asaltados por muchos deseos insensatos y perjudiciales, que hunden a los hombres en la ruina y la condenación. Porque el amor al dinero es raíz de toda clase de males; y hay quienes, por codicia, se han desviado de la fe y se han causado terribles sufrimientos. Pero tú, hombre de Dios, huye de todo esto. Lleva una vida de rectitud, de piedad, de fe, de amor, de fortaleza en el sufrimiento y de humildad de corazón. Pelea la buena batalla de la fe; no dejes escapar la vida eterna, pues para eso te llamó Dios y por eso hiciste una buena declaración de tu fe delante de muchos testigos. Ahora, delante de Dios, que da vida a todo lo que existe, y delante de Jesucristo, que también hizo una buena declaración y dio testimonio ante Poncio Pilato, te mando que obedezcas lo que te ordeno, manteniendo una conducta pura e irreprensible hasta la venida gloriosa de nuestro Señor Jesucristo. A su debido tiempo, Dios llevará esto a cabo, porque él es el único y bienaventurado Soberano, Rey de reyes y Señor de señores. Es el único inmortal, que vive en una luz a la que nadie puede acercarse. Ningún hombre lo ha visto ni lo puede ver. ¡A él pertenecen para siempre el honor y el poder! Amén.

A los que tienen riquezas de esta vida, mándales que no sean orgullosos ni pongan su esperanza en sus riquezas, porque las riquezas no son seguras. Antes bien, que pongan su esperanza en Dios, el cual nos da todas las cosas con abundancia y para nuestro provecho. Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas obras y que estén dispuestos a dar y compartir lo que tienen. Así tendrán riquezas que les proporcionarán una base firme para el futuro, y alcanzarán la vida verdadera. Timoteo, cuida bien lo que se te ha confiado. No escuches palabrerías mundanas y vacías, ni los argumentos que opone el falsamente llamado conocimiento de la verdad; pues algunos que profesan esa clase de conocimiento, se han desviado de la fe. Que el Señor derrame su gracia sobre ustedes. 1 Timoteo 6

Estos principios bíblicos escritos por el apóstol Pablo, sienta las bases de cómo debe ser el trato y comportamiento de la iglesia de Cristo, en el mundo en el cual vivimos. Recordando que estamos en el mundo, pero no somos de este mundo, somos ciudadanos del reino celestial.

Es verdad que muchas cosas han cambiado en la sociedad, desde que se escribió esto, pero lo que debemos cambiar son las formas, no los principios, estos permanecen porque proceden de Dios. Por eso es importante prestarle oídos a esta enseñanza dada por el apóstol, porque son ellas las que regulan la conducta, el comportamiento y la actitud del seguidor de Cristo, con el propósito de armonizar la comunión en unidad espiritual del creyente.

El énfasis de esta enseñanza está puesto en las cosas espirituales, no en lo material, porque debemos recordar que la nueva vida en Cristo es una vida espiritual, es una vida distinta a la que se conoce normalmente. La recomendación bíblica siempre es que vivamos de acuerdo al Espíritu, y no de acuerdo a nuestra vieja naturaleza pecaminosa. A esto se refiere el apóstol Pablo cuando dice; Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20

Esta es la nueva vida en Cristo que necesariamente debe ser diferente, porque a partir del nuevo nacimiento, somos una nueva persona en la cual vive Cristo, y toda nuestra vida y lo que hacemos debe estar de acuerdo a nuestra nueva naturaleza dada por Dios.

Si tomamos la decisión de vivir de esta manera, sin duda que experimentaremos lo que es la vida en el reino de Dios.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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