¿Quién está llamando a mi puerta?
Dice Jesús el Salvador; Yo estoy a tu puerta, y llamo; si oyes mi voz y me abres, entraré en tu casa y cenaré contigo. Apocalipsis 3:20
¡Qué lindo es recibir visitas! Más cuando la persona que llega es importante. Nos hace sentir tan bien el hecho de que nos considere dignos de ser visitados por ella. Pero, no todos tenemos ese privilegio de recibir personas importantes en nuestra casa.
Normalmente somos nosotros los que invitamos a la persona a nuestra casa, pero cuesta invitar a alguien que consideramos importante, como ser una autoridad, un profesional de renombre, o un jefe de estado. Nos parece inapropiado invitarlo a cenar en nuestra modesta vivienda.
Sin embargo, Jesús, el Rey de Reyes y Señor de los señores, se hace presente en la oscura noche, llamando a la puerta del corazón, de cada persona en este mundo y quiere tener un trato personal con cada uno en particular, sin apuro disponiendo el tiempo que sea necesario. Él te propone que lo dejes entrar a tu vida y cenar juntos. Por la comida no te preocupes, Jesús trae y dice; Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Juan 6:51. ¡Maravillosa propuesta!
Con esa actitud, el Señor Jesús, al acercarse a cada persona, manifiesta que viene en son de paz, y a traer vida a la persona. Por eso habla de una cena, de sentarse a comer, y allí en la mesa dialogar. Un dialogo constructivo, edificante, lleno de amor, esperanza y fe. No sólo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra que salga de la boca de Dios.
La sobremesa puede extenderse hasta altas horas de la noche, sin apuro, a solas. Donde la persona puede abrir su corazón ante el Señor y expresarle sin reserva todo lo que hay dentro del mismo, aun lo más oscuro que le puede estar atormentando su mente y corazón.
Sin duda que al amanecer, un nuevo día a llegado a su vida, es una persona nueva, renovada en su ser interior, feliz de haber pasado la noche con Jesús, y comenzará a ver brillar en su corazón el Sol de Justicia.
Escucha, alguien golpea a tu puerta. ¿Te animas a dejarlo entrar y cenar con él? ¡Será una noche inolvidable!
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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