En las Sagradas Escrituras leemos esto y es bueno que pensemos en lo que dice nuestro Señor Jesucristo. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre si no es por mí. Juan 14:6
La canción popular dice; Los caminos de la vida, No son lo que yo esperaba, No son lo que yo creía, No son lo que imaginaba, Los caminos de la vida son muy difícil de andarlos, Difícil de caminarlos, Y no encuentro la salida.
En una sociedad que presenta varios caminos a seguir, aparentemente buenos, pero que la mayoría de ellos no terminan bien, hace que muchas veces no sepamos qué hacer, ni qué camino tomar. La biblia dice; hay caminos que al hombre le parece derecho, pero su final es camino de muerte.
Por eso tiene mucha importancia lo que Jesús dice, YO SOY EL CAMINO, Jesús se ofrece como el camino a seguir, el único camino seguro y confiable, y siempre con un final feliz. No intentes buscar otro, porque, sencillamente no hay.
En una sociedad donde el engaño y la mentira, son los protagonistas de todo acto y propuestas. Es muy difícil encontrar la verdad, además decir la verdad es algo que a nadie hace popular. Mentir es algo que está muy enquistado en las instituciones civiles, políticas y religiosas. La mayoría de las propuestas se fundamentan en el engaño y la mentira, donde la verdad es algo relativo.
Jesús al decir; YO SOY LA VERDAD, toma fuerza esa afirmación, que él es la única verdad, y aunque estemos rodeados de mentiras, él es la verdad absoluta en la cual debemos andar. Porque solamente la verdad, puede descubrir y combatir las mentiras que la visten como si fueran verdades incuestionables.
Leemos en Proverbios 23 lo siguiente; Compra la verdad, y no la vendas. Usted ¿sabía que la verdad tiene un precio? Sí, el precio de ser diferente, decir la verdad siempre aunque eso me resulte incómodo o me exponga a críticas y burlas. Sé que no es fácil hacerlo. Más fácil es vender la verdad, recibir un bien o algo a cambio de ocultar la verdad o cambiarla por una mentira, muy popular en estos tiempos. La biblia manda; Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. Con la verdad, se hace un bien, con la mentira, se daña.
En un mundo donde la vida humana dejó de tener importancia, donde matar es algo rutinario, donde la muerte permanentemente está al acecho en cada paso que damos, a tal punto, que ahora ya ni siquiera el vientre de una mujer, es resguardo seguro para la concepción de la vida, una sociedad donde una ley humana legaliza la muerte de los inocentes. Toma verdaderamente relevancia la voz de Jesús diciendo; YO SOY LA VIDA, esa vida que todo ser humano necesita, anhela y debe tener.
Dios es el autor y sustentador de la vida, a tal punto que dice; Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis…?
Es por eso que debemos prestarle verdadera atención a esta palabra dicha por nuestro Señor Jesucristo, la cual quedó escrita en las Sagradas Escrituras. Como seres humanos creados por Dios, necesitamos de Dios y lo que Dios nos ofrece por medio de la persona de Cristo, es para nuestro bienestar terrenal y con trascendencia eterna.
Jesús también dijo; Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia.
Le dejo una pregunta; ¿Tiene usted esta vida que Jesús le ofrece?
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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