lunes, 17 de octubre de 2022

Amonestación bíblica contra el adulterio.

Hijo mío, guarda siempre en tu memoria los mandamientos y enseñanzas de tus padres.  Llévalos siempre sobre tu corazón, átalos alrededor de tu cuello; te guiarán cuando andes de viaje, te protegerán cuando estés dormido, hablarán contigo cuando despiertes. En verdad, los  mandamientos y las enseñanzas son una lámpara encendida; las correcciones y los consejos son el camino de la vida. Te protegerán de la mujer malvada, de las palabras melosas de la mujer ajena. No permitas que su belleza encienda tu pasión; ¡no te dejes atrapar por sus miradas! La prostituta va tras un bocado de pan, pero la adúltera va tras el hombre que vale. El que se echa fuego en el pecho, sin duda se quema la ropa. El que camina sobre las brasas, se quema los pies. El que se enreda con la mujer ajena, no quedará sin castigo. Nadie desprecia al ladrón que roba para calmar su hambre; aunque si lo encuentran robando, tendrá que devolver siete veces lo robado, y aun tendrá que dar todo cuanto tenga. ¡Qué imprudente es el que anda con la mujer ajena! ¡El que lo hace se destruye a sí mismo! Tendrá que afrontar golpes y ofensas, y no habrá nada que borre su deshonra. Porque el hombre celoso es como un fuego, y no perdona a la hora de vengarse; no acepta desagravio alguno, ni se calma ante muchos regalos. Proverbios 6:20-35

En el tiempo actual este es un pasaje ignorado de las Sagradas Escrituras por muchas personas, y olvidadas de algunos creyentes en Cristo incluyendo a los líderes.

Las consecuencias de esa ignorancia u olvido, son los matrimonios rotos y las familias destruidas. Tristemente, muchas veces no se quiere reconocer que es así, y continúan dándose los gustos y placeres, arruinando sus propias vidas y la de los demás.

Siempre que leamos en la biblia las advertencias de Dios, es para que seamos sabios y no practiquemos esas conductas, porque el daño nos hacemos nosotros y las consecuencias las sufrimos nosotros. Nunca con nuestras actitudes o conductas afectamos a Dios, siempre los únicos afectados somos nosotros los seres humanos. Y aunque estas conductas en nuestra sociedad no está mal, sino que todo es permitido y aceptado, ante los ojos de Dios, sigue siendo malo y destructivo.

Por lo tanto; El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala.
Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. 1 Pedro 3:10

Recuerde siempre, esto no es religión, esto es vida renovada en Cristo para un buen peregrinar por este mundo, rumbo a un destino eterno de gozo y felicidad, con amplia entrada en la eternidad al reino de los cielos.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario