martes, 26 de abril de 2022

¡Muy necesario!

 

Es recordar siempre esto que dicen Las Sagradas Escrituras.

Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor.  En efecto, toda la ley se resume en un solo mandamiento: Ama a tu prójimo como a ti mismo.  Pero, si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros. Gálatas 5:13-15

Las personas ¿sabemos vivir en libertad? Entendemos la diferencia entre ¿libertad y libertinaje? Porque uno de los dos es destructivo, y no es precisamente la libertad.

Muchas veces se mal interpreta el hecho de ser libre al tomar ciertas decisiones, pensamos que el ser una persona libre, podemos hacer lo que se nos antoja sin importar las consecuencias, y es ahí donde precisamente nos equivocamos, porque somos libres para hacer lo que debemos, no lo que queremos.

Porque el principio de libertad se fundamenta en el amor al prójimo, por lo tanto siempre que voy a decir algo de alguien, o tomar alguna decisión importante, debo pensar en ¿Cómo afecta esto a los demás? Porque somos seres que vivimos en medio de una sociedad a la que, nos guste o no, afectamos para bien o para mal con nuestras palabras, con nuestras actitudes y con nuestros comportamientos. Esto ocurre dentro de la familia, el vecindario, el trabajo, el club, el deporte o recreación. Entonces es muy importante que se pueda entender lo que es ser libres, y como vivir esa libertad.

Las Sagradas Escrituras nos enseñan que Cristo nos hizo libres, ¿libres de qué? Tal vez usted se pregunte.

A todos los que creen en Cristo y le creen a él, les ha hecho libre de los problemas y traumas del pasado, para que puedan vivir un presente de libertad. Sin amarguras, sin resentimientos, sin odios, sin deseos de venganzas, sin egoísmo, sin avaricia, y también muy importante, libres de maldiciones generacionales, que producen enfermedades sicosomáticas, deformaciones físicas y muertes prematuras.

¡Qué hermosa es la libertad, conque Cristo nos hizo libres! Pero hay que dejar que el Espíritu de Dios nos enseñe a vivir dentro de esa libertad, esa libertad que edifica, que consuela, que corrige en amor, que construye puentes, que derriba muros y vallados para que haya una perfecta comunión entre hermanos y pastores de todas las denominaciones.

Siguiendo este recomendación bíblica sin duda que la iglesia de Cristo será fortalecida, y continuará creciendo en extender el reino de los cielos.

Los abraza en Cristo. P. Sosa

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