Dijo el Señor Jesús; ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!
Arrepentirse ¿Qué es?
Desde el comienzo mismo de la humanidad, Dios llama al arrepentimiento al ser humano. Es la proclama central del mensaje de Juan el Bautista, lo predicó Jesús, también lo hicieron los apóstoles.
Es el corazón del Evangelio de Jesucristo.
Me pregunto; ¿Por qué ahora en este tiempo, ya no se habla de arrepentirse, para creer en el evangelio? ¿Por qué se eliminó de las prédicas y de los llamados al altar?
Sin embargo, Dios no ha desechado esa palabra ni el llamado. Es más, ahora manda que se arrepientan.
El apóstol Pablo, estando en Atenas al ver tanta idolatría, como pasa hoy en nuestra sociedad, declara lo siguiente;
Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan. Hechos 17:30
¿De qué ignorancia está hablando el apóstol Pablo?
De la ignorancia de no saber o no querer reconocer, que a Dios no se le puede representar con ningún objeto hecho por el ser humano, eso la biblia llama idolatría, y a Dios le desagrada. Como también le desagrada una vida amoral, una conducta corrupta, una actitud incrédula, palabras soeces y acciones violentas.
Eso también está instalado en nuestra sociedad, por lo tanto requiere de arrepentimiento para salir de esa situación destructiva, que afecta a la persona y las relaciones humanas.
Todo lo malo que se hace o lo bueno que no se hace delante de Dios es pecado, y de ese pecado, hay que arrepentirse. Dios es tres veces Santo. Y sin santidad, nadie verá al Señor.
La Biblia es clara en esto; sin arrepentimiento no hay perdón de pecados.
Si hay algo que no figura en el pensamiento del ser humano actualmente, es arrepentirse de las cosas malas que hace. Todo tiene su justificación, ¡eso es lo triste!
No reconoce nada, y reconocer es el primer paso para el arrepentimiento.
Arrepentirse, viene del griego, Metanoia, y cuyo significado es; Cambio de actitud, cambio de modo de pensar, cambio de plan de vida.
De ahí la importancia de arrepentirse para que haya un cambio, en la vida personal y colectiva, de otra manera es imposible.
¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que surgió de parte de los oyentes de la predicación de Pedro. Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo. Hechos 2:37-39
También hoy, continúa la misma respuesta para cada persona que entiende que necesita del perdón de Dios, para comenzar una nueva vida. Una vida con propósito, donde a pesar de los inconvenientes que surjan, puede continuar hasta lograr aquello que se propuso, sin perder el gozo y la paz interior. ¡Una vida con frutos dignos de arrepentimiento!
Los abraza en Cristo. P. Sosa.