Los seres humanos siempre estamos haciendo
comparaciones.
También nos comparamos unos con otros. Esto
normalmente comienza en la casa con los niños.
Los padres cometen el error de comparar entre
hermanos y muchas veces los abuelos también lo hacen.
Se olvidan, nos olvidamos que cada persona es
única, no hay dos que sean iguales. Pueden parecerse en lo físico, en algunos
gestos, en la forma de vestir o caminar, pero en cuanto a la personalidad de
cada uno, es irrepetible.
Por eso hay problemas cuando se hacen
comparaciones entre personas. Por ejemplo cuando se dice: vos no sos como tu
hermano o, vos sos igual a fulano.
Ocurre en la casa, la escuela o el trabajo.
No siempre tienen la intención de hacer sentir mal a alguien, sino con el propósito
de ayudarlo a mejorar, pero normalmente lo hace sentir mal.
Hay familias en el relato bíblico que cometieron
este error de hacer comparaciones entre sus hijos y tuvieron grandes problemas.
Por eso Dios nos enseña por medio de su
Palabra que si queremos compararnos con alguien, es con su amado Hijo Jesús que
debemos compararnos, es más nos manda que le imitemos a él, pues nuestra meta
debe ser parecernos a Cristo, ser como él.
Pero como no tenemos evidencia física de cómo
era él. Debemos imitarlo en cuanto a su carácter, personalidad, moralidad,
afecto, emociones y vida espiritual, pues de eso si tenemos muchísima
información bíblica.
En Efesios 5:1 dice; Sean, pues, imitadores
de Dios como hijos amados. Y en 1 Corintio 11:1 Pablo escribió; Sean imitadores
de mí, así como yo de Cristo. Y en el libro de Romanos 8:29 dice; Porque a los
que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la
imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Con estas recomendaciones de parte de Dios,
podemos entender que con la única persona que continuamente debemos comparar
nuestra vida, es con la persona de Cristo,
Pues es el único que nos desafía a superarnos
cada día y ser mejores sin menospreciar a nadie.
Aprovechemos este mes donde casi toda la
humanidad, recuerda y celebra el nacimiento de Jesús el Hijo de Dios, para
investigar en las Sagradas Escrituras, como es el y de esa manera poder
conocerlo bien para poder imitarlo. ¡Hermoso desafío!
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