viernes, 28 de diciembre de 2018

Iglesia de Cristo


 

Nos guste o no, entendamos o no, aceptemos o no, reconozcamos o no, LA IGLESIA DE CRISTO ES UN CUERPO.
El cuerpo de nuestro Señor Jesucristo en la tierra, donde él es la cabeza.
Pero este cuerpo no está reducido a una congregación, sino que es la iglesia en la ciudad, formada por distintas congregaciones, bajo distintas denominaciones, con distintos ministerios, distribuida alrededor del mundo, desde el comienzo mismo de la iglesia.
La unidad se da en el cuerpo, no por decisión humana, sino por la voluntad de Dios Padre.
Recordemos que Cristo viene por su iglesia, no por los religiosos.
Hay quienes están en las congregaciones, pero eso no lo hace parte del cuerpo ni suman para la unidad.
Los que somos miembros del cuerpo y reconocemos la unidad, somos todos los lavados en la Sangre del Cordero y nuestro nombre figuran en el Libro de la Vida.
El Espíritu Santo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, por lo tanto hermanos y miembros del mismo cuerpo.
El amor de Dios derramado en nuestros corazones, nos lleva a mantener la unidad en el vínculo de la paz.
El reconocimiento del cuerpo se da en el Espíritu y se manifiesta en lo físico.

lunes, 24 de diciembre de 2018

NAVIDAD



Es tiempo que pensemos en la navidad.
Dice La Biblia; María dará a luz un hijo, y llamará su nombre JESÚS, porque el salvará a su pueblo de sus pecados.  Mateo 1:21
El nacimiento virginal de Cristo, marca el comienzo de la era de la gracia de Dios hacia el ser humano. La cual continúa con el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario, su muerte y resurrección, su ascensión a los cielos, y culmina con la segunda venida de Cristo a buscar a su iglesia.
Ahora bien, para entender y celebrar correctamente el nacimiento de Jesús, debemos mirar el calvario y a Cristo crucificado allí.
Así comprenderemos que Jesús nació como un niño en Belén, para morir por mí, por ti, por la humanidad, para que podamos ser perdonados de nuestros pecados.
Entendiendo esto, toma verdadero significado el nacimiento del Niño Jesús, ese nacimiento sobrenatural ocurrido hace más de dos mil años, pero con plena vigencia hoy.
Ese niño que nace en Belén de Judea, es el mismo que a sus treinta y tres años de vida, es crucificado en Jerusalén. Fue crucificado porque, Él es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Por eso en esta Navidad cada uno se debe preguntar cuando esté celebrando.
Jesús, ¿es mí Salvador?
No nos quedemos solamente contemplando el pesebre, elevemos nuestra mirada al calvario y allí veremos a este Jesús, Poderoso Salvador, resucitando de entre los muertos al tercer día, cancelando toda deuda que había en contra nuestra desde el infierno que nos esperaba para recibirnos.
Pero por la obra maravillosa de Dios a través de Cristo, hizo posible que todo aquel que cree en Cristo y le entrega su vida a él, recibe perdón de pecados y la vida eterna en el reino de Dios.
¡¡¡Inigualable amor de Dios por la humanidad!!!

viernes, 14 de diciembre de 2018

Amor incondicional



Nunca olvido aquel momento,
En que tú viniste a mí,
Y vi en tu tierna mirada,
El amor profundo y santo,
Tu compasión, tu ternura,
Que en tus brazos recibí.

Jesús, mi amado Jesús,
Cuando te invité a mi vida,
Entraste para quedarte,
Perdonaste mi pecado,
Sanaste mi alma herida,
Y me enseñaste a vivir.

Mientras, espero tu regreso,
Se ensancha mi alma de gozo,
Sabiendo que por mi vienes,
Para llevarme a tu reino,
Junto con los redimidos,
A vivir eternamente.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Sin Cristo no hay Navidad


Si Cristo no hubiera venido
Navidad no existiría
El pesebre no estaría
Y nada que celebrar
Nadie podría decir
Tenga Feliz Navidad.

Si Cristo no hubiera venido
No habría qué festejar
Ni alegría ni esperanza
Ni la mesa navideña
Ni la reunión en familia
Ni el regalo  a los niños.

Si Cristo no hubiera venido
No hay razón de vivir
No habría tregua ni paz
En medio de tantas guerras
De venganzas y de odios
Que destruyen nuestra tierra.

Pero ¡Cristo ha nacido!
Él es la esperanza viva
Es el amor encarnado
Vino trayendo la paz
A un mundo necesitado
De Dios, su Buena Voluntad.

viernes, 16 de noviembre de 2018

CURUZUCUATEÑO


Nací en Curuzú Cuatiá
Una ciudad con historia
Fue fundada por Belgrano
En su paso al Paraguay
Un 16 de Noviembre de 1810
Es el primer pueblo patrio
También tiene su bandera
Que es la hermana mayor
De la Enseña Nacional

De Curuzú es nativo
Aquel sargento Romero
Que junto a Ricardo Ñubery
Volaron en el Pampero
En ese globo aerostático
Precursor de la aviación
Ambos tomaron altura
Y en el oscuro horizonte
Vaya a saber ¡Qué pasó!

Este pueblo fue creciendo
Que llego a ser ciudad
Tiene sus tradiciones
Y también sus festivales
La fiesta del esquilador
Aquí en nuestra ciudad
El gran festival del locro
El cordero curuzucuateño
Va creciendo poco a poco

Músicos compositores
Que ejecutan instrumentos
Acordeonistas, guitarreros
Cantores de gran talento
Pintores y dibujantes
Escritores, van surgiendo
Que llenan el alma toda
De las personas que vienen
Cada año a conocernos.

Sindicalismo


miércoles, 5 de septiembre de 2018

Mundo de injusticias




Pero debemos saber que vivimos en un mundo de injusticias.
Cada día podemos ver como se cometen en distintos ámbitos de nuestra sociedad, y nos hace sentir impotente ante esas circunstancias.

¿Qué hacer?  ¿Cómo evitar?  ¿Cómo ayudar al otro?
Muchas veces al querer participar en defensa de alguien,  terminamos cometiendo más injusticia, pues hay cosas y situaciones que desconocemos.
La misma sociedad nos propone diferentes formas de luchar contra las injusticias, pero tristemente se termina reconociendo muchas veces que los métodos son injustos.

Aplicar la ley no siempre significa que se haga justicia.

Necesitamos aprender a conocer la verdadera justicia. No todo lo que a nosotros nos parece que es justo, lo es, pues nuestro pensamiento esta distorsionado por la maldad, por el pecado.

Y lo primero que decimos o cuestionamos es;
¿Por qué Dios permite esto? ¿Por qué Dios no hace algo? ¿No ve lo que esta pasando?
Y no nos damos cuenta que el problema no está en que si Dios hace algo o no. Sino que el problema es, que no queremos reconocer, que a Dios le hemos sacado de nuestro diario vivir.

Por eso creemos en nuestra necedad, que es Dios quien comete errores, que muchas veces es injusto y que nosotros somos justos y sabemos hacer las cosas bien, que no nos equivocamos.
Nada más lejos de la verdad.

En Las Sagradas Escrituras esta registrada en el libro de Job esta pregunta que él también se hizo.
¿Será el hombre más justo que Dios?
¿Será el varón mas limpio que el que lo hizo? Job 4:17      

Es que ante situaciones que creemos que son injustas, nos ponemos mal, nos rebelamos y normalmente en lugar de luchar contra eso, terminamos anhelando hacer lo mismo, porque nos parece que a los que viven equivocados les va bien y a nosotros que tratamos de hacer bien las cosas nos va mal.

¡Qué tontería! ¡Qué pensamiento absurdo!

El salmista tuvo los mismos pensamientos, que cualquiera de nosotros hubiéramos tenido, cuando se puso a observar la sociedad de su época y dijo; 

Un poco más, y yo hubiera caído; mis pies casi resbalaron.
Pues tuve envidia al ver cómo prosperan los orgullosos y malvados.

A ellos no les preocupa la muerte, pues están llenos de salud;
no han sufrido las penas humanas ni han estado en apuros como los demás.
Por eso el orgullo es su collar y la violencia su vestido;
están tan gordos que los ojos se les saltan, y son demasiadas sus malas intenciones.
 
Con burla, orgullo y descaro, amenazan hacer maldad y violencia; atacan al cielo con sus labios y recorren la tierra con su lengua.
Por eso la gente los alaba y no encuentra ninguna falta en ellos.

Preguntan:
¿Acaso Dios va a saberlo?   ¿Acaso se dará cuenta el Altísimo?
¡Miren a estos malvados!
Con toda tranquilidad aumentan sus riquezas. 
¡De nada me sirve tener limpio el corazón y limpiarme las manos de toda maldad!
Pues a todas horas recibo golpes, y soy castigado todas las mañanas.  Salmo 73: 1-14
Es que realmente hay situaciones que nos hace sentir impotente al ver a personas que sin ningún poquito de vergüenza, hacen cosas que están mal, que afectan a otros.
Sin embargo a ellos no les interesa, lo único que les importa es satisfacer sus propios deseos o gustos y lograr sus propósitos mezquinos y deshonestos.
Pero debemos tomar una decisión al respecto, ser  uno más de ellos o luchar contra esas injusticias.

Al salmista también le costó entender la situación, pero no se dio por vencido sino que buscó la respuesta a todo eso y la encontró cuando nuevamente reconoce que en su relación diaria con Dios, se ven las cosas desde la perspectiva correcta.

Esto es lo que escribió:
Traté de comprender esto, pero me fue muy difícil.
Sólo cuando entré en el santuario de Dios comprendí a dónde van ellos a parar: los has puesto en lugar  resbaladizo
y los empujas a la ruina.
¡En un momento quedarán destruidos!
¡El miedo acabará con ellos!

Cuando tú, Señor, te levantes, como cuando uno despierta
de un sueño, despreciarás su falsa apariencia.

Yo estuve lleno de amargura y en mi corazón sentía dolor,
porque era un necio que no entendía;
¡era ante ti igual que una bestia!

Sin embargo, siempre he estado contigo.
Me has tomado de la mano derecha, me has dirigido con tus consejos y al final me recibirás con honores.
¿A quién tengo en el cielo?  ¡Sólo a ti!
Estando contigo nada quiero en la tierra.  
Todo mi ser se consume, pero Dios es mi herencia eterna y el que sostiene mi corazón.  Salmo 73: 15-29

¡Qué hermosa conclusión es la del salmista!

Descubrió que solo en Dios, se puede entender las situaciones injustas, no justificar. Sino entender por qué sucede y además saber que, eso no va a quedar sin sus consecuencias para aquellos que lo hacen.

Esto también nos debe llevar a nosotros a refugiarnos en Cristo, cuando sufrimos algún tipo de injusticia y dejar que Dios como el Juez Justo y Santo juzgue nuestra causa, que sea Él quien haga justicia.

Llegará el momento en que viviremos en un mundo libre de injusticias, un mundo diferente, un mundo nuevo.
Porque Dios ama la justicia y aborrece el odio y el crimen.
Isaías 61:8

Primavera


domingo, 2 de septiembre de 2018

Cuando lo prohibido nos atrae.



Desde el comienzo mismo de la creación del ser humano al ser dotado del Libre Albedrío, tuvo que tomar decisiones, es que el hecho de ser libre nos propone hacernos responsables de nuestros actos, para eso necesitamos pensar, elegir, decidir y escoger.
Adán, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, en su condición de haber sido creado perfecto tuvo la oportunidad de escoger entre lo bueno y lo mejor, ya que lo malo no conocía, por lo tanto  era algo impensado que eligiera lo malo.
Tristemente cuando la situación en el Huerto le propuso una elección, tomó la decisión equivocada, porque decidió por lo bueno en lugar de escoger lo mejor. Lo bueno que él eligió le abrió una puerta hacia lo desconocido para lo cual no estaba capacitado todavía, de esa manera el mal se introduce en la vida perfecta de Adán y el pecado entra a este mundo.
A partir de ese fatídico momento la humanidad toda pierde la hermosa oportunidad de conocer lo mejor, para comenzar a conocer el mal y de ahora en más ya no tendrá que elegir entre lo bueno y lo mejor,  sino entre lo bueno y lo malo, porque ha desechado lo mejor.
Adán tuvo el privilegio de escuchar y oír la voz de Dios, dándole directivas de cómo iba a ser su estadía en el Huerto, una conversación directa con su Creador. Adán podía consultar con él todo lo que necesitaba saber acerca de esta vida que recién estaba comenzando a transitar, aprendiendo a desenvolverse en este mundo y aprendiendo también a relacionarse con la naturaleza y el medio ambiente.
La relación que Dios tenía con Adán era el mejor recurso a su favor. Pero aparece otra voz, a la cual Adán y Eva le prestan atención, esta le proponía algo distinto de lo que Dios le había dicho. La oferta era interesante, pues le ofrecía ser como Dios, tener su conocimiento.
¿Quién no quisiera ser como Dios? Y desde el punto de vista de la curiosidad ¡Eso era realmente bueno! ¿Por qué no probar? Al fin y al cabo esta oportunidad podría ser única.
Con ese pensamiento en la mente toma la decisión inclinándose por lo bueno según su propio parecer y desecharon lo mejor. Bueno es querer descubrir algo nuevo, pero mejor es seguir las directivas de Dios.  Dicen Las Sagradas Escrituras; Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia.  Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto.  No te creas demasiado sabio; honra al Señor y apártate del mal: ¡ésa es la mejor medicina para fortalecer tu cuerpo! Proverbios 3:5-8
Hoy la vida no es distinta, los seres humanos debemos continuar utilizando esa cualidad maravillosa del Libre Albedrío, como seres libres tenemos la necesidad y la obligación de elegir que queremos, pero sabiendo que eso nos hace responsable de nuestros actos. Y como pasó con Adán en el huerto que sabía lo que tenía que hacer, pero le ofrecieron otra alternativa y sin pensar mucho seguramente, optó por lo que no conocía en lugar de seguir simplemente obedeciendo el mandato que Dios le había dado, y así le fue. También nosotros sabemos lo que tenemos que hacer, como debe ser nuestra conducta si queremos vivir bien, pero muchas veces se deja de lado lo bueno conocido por lo malo por conocer.
Nos dejamos influenciar por el entorno, cedemos muchas veces a la presión de la sociedad, de los amigos o familiares y en lugar de continuar firme en cuanto a nuestro propósito en la vida y de lograr la meta que nos habríamos propuesto, comenzamos a cambiar nuestra propia conducta según el lugar o las personas con la cual estamos.
Esto ¡No debe ser así! Aceptemos la voluntad de Dios para nuestra vida, eligiendo lo mejor que Dios nos ofrece.
Bendiciones. Pastor Sosa

miércoles, 29 de agosto de 2018

El fruto del cristiano




Jesús hablando a sus discípulos les dice; Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. Juan 15
En esta enseñanza de Jesús a sus discípulos, les recalca la necesidad de fructificar, y el Padre celestial les acondiciona para eso, trabajando en sus vidas.
Ahora bien, ¿Cuál será el fruto del que está hablando Jesús?
Porque en el libro de Mateo, Jesús hablando dice; por su fruto lo conocerán.
Hay veces, que al hablar de frutos, se piensa en las cosas que se hacen, ¿Será que de eso está hablando el Señor? Pero las cosas que se hacen no siempre manifiestan el ser.
La pregunta que surge a través de la enseñanza de Jesús es, entonces ¿Cuál es el fruto que el Padre quiere que demos?
Es necesario saber eso, porque de lo contrario no sabremos si estamos siendo fructíferos. Una cosa que se debe recordar que el fruto de una planta, manifiesta la esencia de esa planta. Ejemplo; una manzana, se sabe que representa al manzano, una naranja al árbol de naranjo, y no a otro árbol.
En esta enseñanza de Juan 15, el núcleo del relato es el Señor mismo. Él se presenta como la vid verdadera, el Padre como el labrador y los creyentes como las ramas que deben llevar los frutos.
Por lo tanto debemos recordar, que hemos nacido de nuevo. No ya de nuestros padres físicos, sino por medio del Espíritu a la familia de Dios. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu. Y el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5
Aquí comenzamos a percibir con más claridad, cual es el fruto que Dios espera de nosotros, los que estamos en Cristo.
Lo que Cristo espera ver en nuestra vida, es el fruto del Espíritu Santo, manifestándose de una manera sobrenatural, a través de conductas cambiadas, actitudes sanas, y por sobre todo una vida de plenitud en Cristo. Donde el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y el dominio propio estén a flor de piel, sean visibles en todos nuestros actos.
Eso, sí manifiesta cual es el tronco o la base de nuestra vida.
Porque lo que vivimos, lo que decimos y lo que hacemos estarán en perfecta armonía, manifestando quien vive en nosotros.
Ahora bien, el fruto de nuestra vida, se reproduce por medio de la semilla, usted se estará preguntando ¿Cuál es la semilla que nosotros llevamos? Y ¿Cómo reproducir?
La respuesta nos da el mismo Señor por medio de su palabra.
Cuando la palabra de Dios, se hace carne en nosotros, pasa a ser nuestro estilo de vida, es la vida abundante de Jesús en nosotros, y todas nuestras actividades, y nuestra vida cotidiana va influenciando con nuestras actitudes, con nuestro vocabulario, con nuestra conducta y con nuestro ejemplo de vida, estamos sembrando en otros lo que recibimos de Cristo.
Para vivir de esa manera, Dios nos da poder a través de su Espíritu Santo, viviendo en nosotros, y nos da autoridad en el Nombre de Jesús, para extender el reino de Dios, llevando mucho fruto, y fruto que permanezcan.
¡Hermoso desafío de vida! ¡Se anima a aceptarlo! 
Bendiciones.   Pastor Sosa




martes, 28 de agosto de 2018

¿A qué reino pertenezco?




Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste,
y la luna y las estrellas que pusiste en él, pienso:
¿Qué es el hombre?
¿Qué es el ser humano?
¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él?
Pues lo hiciste casi como un dios,
lo rodeaste de honor y dignidad,
le diste autoridad sobre tus obras,
lo pusiste por encima de todo:

Es interesante poder reflexionar sobre temas que hacen a nuestra identidad, pues por causa de no pensar en esto muchas veces nos vemos afectados en nuestra autoestima, ya que generalmente no tenemos en claro quiénes somos, ni adonde pertenecemos y eso produce a veces comportamiento y actitudes confusas y perjudiciales.
Hemos aprendido que para el estudio y una mejor comprensión del origen y comportamiento de los mismos, los minerales agrupamos en el Reino Mineral, los vegetales los juntamos en el Reino Vegetal y los animales los ubicamos en el Reino Animal. Y allí surge la pregunta que tal vez nunca nos hicimos, pero que es muy importante hacernos, los seres humanos ¿A qué reino pertenecemos? Pues personalmente no me siento identificado con ninguno de estos tres reinos mencionados y creo que usted tampoco.
Aunque por mucho tiempo nos hicieron creer y nos enseñaron que pertenecemos al reino animal, (pero me resisto a aceptar esa enseñanza y afirmación) Considero que por aceptar tal enseñanza, nuestra sociedad se va deteriorando vertiginosamente. Además en nombre de la civilización se ha destruido y exterminados a pueblos originarios, y a los que existen no se les atiende debidamente, ya que no se les consideró ni se los considera seres humanos útiles a la sociedad, sino que se les trató y se los trata como salvajes o animales que impedían e impiden el desarrollo y crecimiento de la misma.
Buscando información sobre nuestro origen fui a la Carta Magna de la creación y descubro que, no somos animales evolucionados, aunque a veces nos comportemos como tales. Somos criaturas de un Dios Eterno y Creador que puso en nosotros su imagen y semejanza, que nos dio el Libre Albedrío y además la capacidad de razonar, de pensar, de elegir, de escoger, de aceptar o rechazar, de amar u odiar, de hacer bien o hacer mal, de ser necios o sabios, de obedecer o desobedecer, de construir o destruir. Somos una raza superior a la de los animales. Somos seres pensantes. Génesis 1 y 2
Con todo este equipamiento que nos hace diferente al resto de la creación, necesariamente debemos pertenecer a otro reino, que tal vez no ha sido estudiado, descubierto o aceptado. De acuerdo a lo que leemos en La Biblia de nuestro origen y el propósito de nuestra existencia, sin dudar podemos afirmar que el reino al cual pertenecemos los seres humanos es el Reino de Dios, aunque debemos reconocer que nos hemos alejado y extraviado de él.
Pero también sabemos que podemos y debemos regresar al mismo, para de esa manera recuperar nuestra verdadera identidad. Y junto con ella volver a tener los principios y valores que El Creador nos entregó como tesoros que hermosean nuestra existencia, y además nos ayudan a relacionarnos entre nosotros, permitiendo una convivencia sana fundamentada en el respeto, las obligaciones y el derecho de cada uno. Y así poder construir si queremos una sociedad más justa, sin tanta violencia, marcando claramente la brecha que existe entre los seres humanos y los animales o bestias.
Si creemos esto podemos estar seguro que al final de los tiempos, escucharemos esto que dice Jesús en Mateo 25:34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha; Venid, benditos de mi padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

viernes, 17 de agosto de 2018

Cristianismo y religión




Aunque muchas veces se crea que cristianismo y religión es lo mismo, quiero decirles, que no es así.
La religión se caracteriza por el cumplimiento de rituales, que no necesariamente implique transformación de vida. Con hacer cosas que les hace sentir bien, es suficiente. Dicen, ser buenos con otros, mostrarse humilde, ayudar al necesitado con dádivas, dar sus limosnas, concurrir a los servicios religiosos y practicar la confesión como una forma de ser piadoso, con estas cosas ya está, no hay que fanatizarse. Todo esto está bien, pero falta algo más.
La práctica de la religión, satisface a la consciencia, da la falsa seguridad de haber hecho algo bueno, y que ya no hay que preocuparse por lo espiritual, pues Dios tiene que darnos lo que queremos, porque ya hemos hecho nuestra parte, ahora debo ocuparme de mis asuntos.
Además, la condición espiritual actual y las expectativas con respecto a la eternidad, no cuenta, de todos modos, alguien se encargara de eso después que la persona muera.

¿Será esto así? Dios está obligado a dar todo lo que el ser humano quiere, porque son buenos. O ¿exige algo más de las personas?

El cristianismo en cambio es diferente, porque el mismo no tiene que ver con el cumplimiento de  rituales, tampoco con hacer promesas o sacrificios, sino que tiene que ver con identificarse con una persona en particular. La vida cristiana se caracteriza por las demandas de Jesús, el Cristo.
Él establece las condiciones, para que las personas que quieran ser sus seguidores, puedan hacerlo.

En cierta oportunidad iban por el camino, alguien le dijo a Jesús: Te seguiré a cualquier sitio que vayas.  
Jesús le contestó: Las zorras tienen sus cuevas, y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni siquiera un sitio donde descansar.
Después Jesús le dijo a otro: ¡Sígueme!
Pero él respondió: Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre.
Jesús le dijo: Lo importante es que tú vayas ahora mismo a anunciar las buenas noticias del reino de Dios. ¡Deja que los muertos entierren a sus muertos!
Luego vino otra persona y le dijo a Jesús: Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia.
Jesús le dijo: No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos. Lucas 9:57-62

Ser cristiano implica pertenecer al reino de Dios y obedecer sus leyes. Tener temor reverente de Dios y amarle con todo el ser. No tiene que ver con una religiosidad, sino con principios de vida establecidas por nuestro Señor Jesucristo.
A través de su palabra nos enseña los “secretos” para tener una vida plena y abundante, la que él vino a traer. Aceptando esas demandas escritas en Las Sagradas Escrituras, viviendo de acuerdo a lo que nos pide, tenemos derecho a llamarnos cristianos.

Esto registra el evangelio de Mateo 16:24; Luego Jesús les dijo a sus discípulos:
Si ustedes quieren ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen que estar dispuestos a cargar su cruz y a hacer lo que yo les diga. Si sólo les preocupa salvar su vida, la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mi causa, entonces se salvarán.
Esto es cristianismo bíblico, la voluntad humana sujeta a la voluntad de Dios. Hacer lo que Dios quiere y no lo que nosotros queremos. Vivir de acuerdo a las leyes del reino de Dios.
Además se debe recordar que para entrar al reino de Dios es necesario nacer de nuevo, sin ese requisito la persona puede ser admirador de Cristo, pero nunca un cristiano comprometido, porque está fuera del reino de Cristo.
El hecho de pertenecer a una determinada religión, o haber estudiado en un determinado seminario, no me hace cristiano. Ni siquiera el hecho de haber nacido en una familia cristiana, es sinónimo de ser cristiano. Solo existe una forma o un camino para llegar a serlo.
Jesús lo dijo; Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al padre si no es por mí. Yo soy la puerta, el que por mí entrare, será salvo.
Cada persona en particular sabe si es cristiano. Cada persona sabe si aceptó las demandas de Cristo. Cada persona sabe si obedece o no, a quien dice seguir.
Por último.  Ser cristiano no es por lo que hago, sino por lo que soy. No es por lo que se, sino por lo que creo.

Bendiciones. Pastor Sosa  


Honradez


miércoles, 15 de agosto de 2018

Medicina para un mundo enfermo.





El ser humano está enfermo, está contaminado por el pecado, y las consecuencias son; odio, resentimientos, injusticia, violencia, avaricia, soberbia, ingratitud, vanagloria, blasfemias, corrupción, perversión, impiedad, etc.

Enfermedades físicas, pero también emocionales y espirituales. Eso va afectando lentamente la vida humana y sus relaciones, pero también la naturaleza toda y nos vuelve vulnerables a todo lo que ocurre a nuestro alrededor.

Nuestro mundo está enfermo, nuestro hábitat natural también está enfermo, gravemente enfermo.
El pecado trae enfermedad y muerte, afectando no solo al ser humano, sino a todo su entorno
Eso hace que las personas se enfermen.  Hay mucha contaminación en todo el planeta, eso tiene sus consecuencias en el  ser humano.

Las estadísticas nos muestran esta triste realidad humana.
Hoy en el mundo entero se venden toneladas de medicamentos y en muchos casos son insuficientes, para resolver el problema de la salud humana, la cual continúa deteriorándose.
Están surgiendo enfermedades que aparentemente habían sido erradicadas, y están apareciendo otras nuevas, para las cuales no se conocen medicina capaz de curarlas.

Ahora la pregunta es; ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es el problema?

Para poder dar un diagnostico perfecto, debemos consultar con el que sabe y conoce el origen del problema de la humanidad, y el único que tiene la medicina correcta para restaurar la salubridad en el mundo.

El problema del ser humano no es lo que vemos, lo que se ve son las consecuencias del verdadero problema.

El problema del ser humano es, haberse desentendido de Dios, eso trae incertidumbre,  soledad, angustia, confusión, violencia, conducta depravada, deseo de venganza, odio,  resentimiento, intolerancia, desprecio por la vida propia y la de los demás.

Dice La Biblia que el hombre está sin esperanza y sin Dios en este mundo. Efesios 2:12

Cuando no hay esperanza, no hay nada, se está vacío, se vive el momento y el presente únicamente, no existe el futuro en el pensamiento de tal persona.
Y si no hay futuro, el presente es lo único que importa, por lo tanto su idea es hacer todo lo que quiere hoy, no importa a quien afecte o dañe, total mañana sencillamente cree, que no estará.
Además al no tener a Dios en su pensamiento ni en sus planes, lo libera de cualquier límite que se lo quisiera imponer.
Porque según su pensamiento, nadie podrá pedirle cuenta de sus acciones, tampoco habrá alguien que lo condene por su conducta.

Para él, todo termina en la tumba, no existe vida después de la muerte, por lo tanto según su pensamiento equivocado es únicamente aquí y ahora que se sufren las consecuencias de los actos realizados.
Es el pensamiento de muchas personas, que el cielo y el infierno están aquí en la tierra en el presente que se vive.
Sin embargo leemos en Las Sagradas Escrituras lo siguiente; Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda obra encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14

Por todo esto, la medicina tradicional y la ciencia, no pueden solucionar el problema humano. 
Por el desconocimiento que hay de Dios y su palabra en el mundo, tratan de solucionar las consecuencias y no el problema que produce estas consecuencias.
Todo lo que el hombre haga para que el mundo cambie, siempre es solamente un paliativo, un calmante, no el remedio que necesita.

Entonces ¿Qué hacer? ¿Cómo lograr el cambio? ¿Cómo sanar esta sociedad?

La Biblia dice esto; Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. Jeremías 3: 22
Este es el primer paso para ser sanado el ser humano.
Convertirse o sea volverse a Dios, reconocerlo en su diario vivir, viviendo de la manera que Dios quiere que se viva.

¿Cómo saber lo que Dios quiere para mí?

Dirá usted, la respuesta es; escuchando y leyendo la palabra de Dios, que es La Biblia.

Si, ya sé, usted se está preguntando, ¿me tengo que volver religioso?

Quédese tranquilo, la respuesta es no.

Las religiones tampoco son la respuesta al problema humano, al contrario muchas veces, yo diría en gran parte, contribuyen a los problemas que afectan a la humanidad, provocando enemistades, enfrentamientos y luchas de poderes.
La respuesta al problema humano, se encuentra en una persona, un Hombre que vino este a mundo hace más de dos mil años.

El religioso cumple con los rituales que están en La Biblia. El cristiano vive de acuerdo a las enseñanzas que están en La Biblia.

Por eso es importante escuchar y creer lo que La Biblia dice.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Juan 1:11-13

Aceptar que los mandamientos de Dios, son principios de vida, que Dios quiere que lo incorporemos para nuestro bien, enseñanzas que nos ayudan a enfrentar las distintas dificultades, que encontraremos a lo largo de nuestra existencia en este mundo.

Leemos; Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñarme, para redargüirme, para corregirme, para instruirme en justicia, a fin de que cómo persona creada por Dios, viva una vida plena de bienestar en armonía con mis semejantes. 2 Timoteo 3: 16

También es necesario hacer las paces con el creador del universo, y por lo tanto Dueño de todo lo que hay en él, incluyéndonos a nosotros los humanos.

Él nos enseña que hacer y cómo hacer, para que esto vaya cambiando.
Leemos en su palabra lo siguiente; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonare sus pecados, y sanare su tierra.
 2 Crónicas 7:14

Por lo tanto, la contaminación ambiental, la corrupción, la injusticia, la ambición desmedida, la inseguridad, la depravación moral y todo lo que eso encierra, solo tiene solución en Cristo y su Obra Redentora en la Cruz del Calvario.

Pero para eso, hay que reconocer que el ser humano es incapaz de solucionar sus propios problemas y el de los demás.

No importa las buenas intenciones que tenga,  la cantidad de fiscales o jueces que nombre, o que multiplique y endurezca las leyes, que aumenten las cárceles en el país; nada de eso va a funcionar, si no se permite a Dios que se inmiscuya en nuestros asuntos.

La Biblia nos cuenta que Dios quiere bendecir a toda la humanidad. El mostro su buena voluntad, al mandar a su Hijo Unigénito a este mundo.
Porque para ustedes es la promesa, y para sus hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sean salvos de esta perversa generación. Hechos 2:39-40

¿Por qué no ocurre? ¿Qué es lo que impide? ¿Por qué el mundo se sigue deteriorando?

Escuchemos la respuesta de Jesús: Y esta es la condenación;  que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:19-21