Es tiempo que
pensemos en la navidad.
Dice La Biblia; María
dará a luz un hijo, y llamará su nombre JESÚS, porque el salvará a su pueblo de
sus pecados. Mateo 1:21
El nacimiento
virginal de Cristo, marca el comienzo de la era de la gracia de Dios hacia el
ser humano. La cual continúa con el sacrificio de Cristo en la cruz del
Calvario, su muerte y resurrección, su ascensión a los cielos, y culmina con la
segunda venida de Cristo a buscar a su iglesia.
Ahora bien, para
entender y celebrar correctamente el nacimiento de Jesús, debemos mirar el
calvario y a Cristo crucificado allí.
Así comprenderemos
que Jesús nació como un niño en Belén, para morir por mí, por ti, por la
humanidad, para que podamos ser perdonados de nuestros pecados.
Entendiendo esto,
toma verdadero significado el nacimiento del Niño Jesús, ese nacimiento
sobrenatural ocurrido hace más de dos mil años, pero con plena vigencia hoy.
Ese niño que nace
en Belén de Judea, es el mismo que a sus treinta y tres años de vida, es
crucificado en Jerusalén. Fue crucificado porque, Él es el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo.
Por eso en esta
Navidad cada uno se debe preguntar cuando esté celebrando.
Jesús, ¿es mí
Salvador?
No nos quedemos
solamente contemplando el pesebre, elevemos nuestra mirada al calvario y allí
veremos a este Jesús, Poderoso Salvador, resucitando de entre los muertos al
tercer día, cancelando toda deuda que había en contra nuestra desde el infierno
que nos esperaba para recibirnos.
Pero por la obra
maravillosa de Dios a través de Cristo, hizo posible que todo aquel que cree en
Cristo y le entrega su vida a él, recibe perdón de pecados y la vida eterna en
el reino de Dios.
¡¡¡Inigualable
amor de Dios por la humanidad!!!
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