Aunque
muchas veces se crea que cristianismo y religión es lo mismo, quiero decirles,
que no es así.
La
religión se caracteriza por el cumplimiento de rituales, que no necesariamente
implique transformación de vida. Con hacer cosas que les hace sentir bien, es
suficiente. Dicen, ser buenos con otros, mostrarse humilde, ayudar al
necesitado con dádivas, dar sus limosnas, concurrir a los servicios religiosos
y practicar la confesión como una forma de ser piadoso, con estas cosas ya
está, no hay que fanatizarse. Todo esto está bien, pero falta algo más.
La
práctica de la religión, satisface a la consciencia, da la falsa seguridad de
haber hecho algo bueno, y que ya no hay que preocuparse por lo espiritual, pues
Dios tiene que darnos lo que queremos, porque ya hemos hecho nuestra parte,
ahora debo ocuparme de mis asuntos.
Además,
la condición espiritual actual y las expectativas con respecto a la eternidad,
no cuenta, de todos modos, alguien se encargara de eso después que la persona
muera.
¿Será
esto así? Dios está obligado a dar todo lo que el ser humano quiere, porque son
buenos. O ¿exige algo más de las personas?
El
cristianismo en cambio es diferente, porque el mismo no tiene que ver con el
cumplimiento de rituales, tampoco con
hacer promesas o sacrificios, sino que tiene que ver con identificarse con una
persona en particular. La vida cristiana se caracteriza por las demandas de
Jesús, el Cristo.
Él
establece las condiciones, para que las personas que quieran ser sus
seguidores, puedan hacerlo.
En cierta oportunidad iban por el camino,
alguien le dijo a Jesús: Te seguiré a cualquier sitio que vayas.
Jesús le contestó: Las zorras tienen sus
cuevas, y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni
siquiera un sitio donde descansar.
Después Jesús le dijo a otro: ¡Sígueme!
Pero él respondió: Señor, primero déjame
ir a enterrar a mi padre.
Jesús le dijo: Lo importante es que tú
vayas ahora mismo a anunciar las buenas noticias del reino de Dios. ¡Deja que
los muertos entierren a sus muertos!
Luego vino otra persona y le dijo a Jesús:
Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia.
Jesús le dijo: No se puede pertenecer al
reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar
el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos. Lucas 9:57-62
Ser cristiano implica pertenecer al reino
de Dios y obedecer sus leyes. Tener temor reverente de Dios y amarle con todo
el ser. No tiene que ver con una religiosidad, sino con principios de vida
establecidas por nuestro Señor Jesucristo.
A través de su palabra nos enseña los
“secretos” para tener una vida plena y abundante, la que él vino a traer.
Aceptando esas demandas escritas en Las Sagradas Escrituras, viviendo de
acuerdo a lo que nos pide, tenemos derecho a llamarnos cristianos.
Esto registra el
evangelio de Mateo 16:24; Luego Jesús les dijo a sus discípulos:
Si ustedes quieren
ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen
que estar dispuestos a cargar su cruz y a hacer lo que yo les diga. Si sólo les preocupa salvar su vida,
la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mi causa, entonces se
salvarán.
Esto es cristianismo bíblico, la voluntad humana sujeta a
la voluntad de Dios. Hacer lo que Dios quiere y no lo que nosotros queremos.
Vivir de acuerdo a las leyes del reino de Dios.
Además se debe recordar que para entrar al reino de Dios es
necesario nacer de nuevo, sin ese requisito la persona puede ser admirador de
Cristo, pero nunca un cristiano comprometido, porque está fuera del reino de
Cristo.
El hecho de pertenecer a una determinada religión, o haber
estudiado en un determinado seminario, no me hace cristiano. Ni siquiera el
hecho de haber nacido en una familia cristiana, es sinónimo de ser cristiano.
Solo existe una forma o un camino para llegar a serlo.
Jesús lo dijo; Yo soy el camino, y la verdad, y la vida,
nadie viene al padre si no es por mí. Yo soy la puerta, el que por mí entrare,
será salvo.
Cada persona en particular sabe si es cristiano. Cada
persona sabe si aceptó las demandas de Cristo. Cada persona sabe si obedece o
no, a quien dice seguir.
Por último. Ser
cristiano no es por lo que hago, sino por lo que soy. No es por lo que se, sino
por lo que creo.
Bendiciones. Pastor Sosa
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