miércoles, 15 de agosto de 2018

Medicina para un mundo enfermo.





El ser humano está enfermo, está contaminado por el pecado, y las consecuencias son; odio, resentimientos, injusticia, violencia, avaricia, soberbia, ingratitud, vanagloria, blasfemias, corrupción, perversión, impiedad, etc.

Enfermedades físicas, pero también emocionales y espirituales. Eso va afectando lentamente la vida humana y sus relaciones, pero también la naturaleza toda y nos vuelve vulnerables a todo lo que ocurre a nuestro alrededor.

Nuestro mundo está enfermo, nuestro hábitat natural también está enfermo, gravemente enfermo.
El pecado trae enfermedad y muerte, afectando no solo al ser humano, sino a todo su entorno
Eso hace que las personas se enfermen.  Hay mucha contaminación en todo el planeta, eso tiene sus consecuencias en el  ser humano.

Las estadísticas nos muestran esta triste realidad humana.
Hoy en el mundo entero se venden toneladas de medicamentos y en muchos casos son insuficientes, para resolver el problema de la salud humana, la cual continúa deteriorándose.
Están surgiendo enfermedades que aparentemente habían sido erradicadas, y están apareciendo otras nuevas, para las cuales no se conocen medicina capaz de curarlas.

Ahora la pregunta es; ¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es el problema?

Para poder dar un diagnostico perfecto, debemos consultar con el que sabe y conoce el origen del problema de la humanidad, y el único que tiene la medicina correcta para restaurar la salubridad en el mundo.

El problema del ser humano no es lo que vemos, lo que se ve son las consecuencias del verdadero problema.

El problema del ser humano es, haberse desentendido de Dios, eso trae incertidumbre,  soledad, angustia, confusión, violencia, conducta depravada, deseo de venganza, odio,  resentimiento, intolerancia, desprecio por la vida propia y la de los demás.

Dice La Biblia que el hombre está sin esperanza y sin Dios en este mundo. Efesios 2:12

Cuando no hay esperanza, no hay nada, se está vacío, se vive el momento y el presente únicamente, no existe el futuro en el pensamiento de tal persona.
Y si no hay futuro, el presente es lo único que importa, por lo tanto su idea es hacer todo lo que quiere hoy, no importa a quien afecte o dañe, total mañana sencillamente cree, que no estará.
Además al no tener a Dios en su pensamiento ni en sus planes, lo libera de cualquier límite que se lo quisiera imponer.
Porque según su pensamiento, nadie podrá pedirle cuenta de sus acciones, tampoco habrá alguien que lo condene por su conducta.

Para él, todo termina en la tumba, no existe vida después de la muerte, por lo tanto según su pensamiento equivocado es únicamente aquí y ahora que se sufren las consecuencias de los actos realizados.
Es el pensamiento de muchas personas, que el cielo y el infierno están aquí en la tierra en el presente que se vive.
Sin embargo leemos en Las Sagradas Escrituras lo siguiente; Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda obra encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés 12:13-14

Por todo esto, la medicina tradicional y la ciencia, no pueden solucionar el problema humano. 
Por el desconocimiento que hay de Dios y su palabra en el mundo, tratan de solucionar las consecuencias y no el problema que produce estas consecuencias.
Todo lo que el hombre haga para que el mundo cambie, siempre es solamente un paliativo, un calmante, no el remedio que necesita.

Entonces ¿Qué hacer? ¿Cómo lograr el cambio? ¿Cómo sanar esta sociedad?

La Biblia dice esto; Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. Jeremías 3: 22
Este es el primer paso para ser sanado el ser humano.
Convertirse o sea volverse a Dios, reconocerlo en su diario vivir, viviendo de la manera que Dios quiere que se viva.

¿Cómo saber lo que Dios quiere para mí?

Dirá usted, la respuesta es; escuchando y leyendo la palabra de Dios, que es La Biblia.

Si, ya sé, usted se está preguntando, ¿me tengo que volver religioso?

Quédese tranquilo, la respuesta es no.

Las religiones tampoco son la respuesta al problema humano, al contrario muchas veces, yo diría en gran parte, contribuyen a los problemas que afectan a la humanidad, provocando enemistades, enfrentamientos y luchas de poderes.
La respuesta al problema humano, se encuentra en una persona, un Hombre que vino este a mundo hace más de dos mil años.

El religioso cumple con los rituales que están en La Biblia. El cristiano vive de acuerdo a las enseñanzas que están en La Biblia.

Por eso es importante escuchar y creer lo que La Biblia dice.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Juan 1:11-13

Aceptar que los mandamientos de Dios, son principios de vida, que Dios quiere que lo incorporemos para nuestro bien, enseñanzas que nos ayudan a enfrentar las distintas dificultades, que encontraremos a lo largo de nuestra existencia en este mundo.

Leemos; Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñarme, para redargüirme, para corregirme, para instruirme en justicia, a fin de que cómo persona creada por Dios, viva una vida plena de bienestar en armonía con mis semejantes. 2 Timoteo 3: 16

También es necesario hacer las paces con el creador del universo, y por lo tanto Dueño de todo lo que hay en él, incluyéndonos a nosotros los humanos.

Él nos enseña que hacer y cómo hacer, para que esto vaya cambiando.
Leemos en su palabra lo siguiente; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonare sus pecados, y sanare su tierra.
 2 Crónicas 7:14

Por lo tanto, la contaminación ambiental, la corrupción, la injusticia, la ambición desmedida, la inseguridad, la depravación moral y todo lo que eso encierra, solo tiene solución en Cristo y su Obra Redentora en la Cruz del Calvario.

Pero para eso, hay que reconocer que el ser humano es incapaz de solucionar sus propios problemas y el de los demás.

No importa las buenas intenciones que tenga,  la cantidad de fiscales o jueces que nombre, o que multiplique y endurezca las leyes, que aumenten las cárceles en el país; nada de eso va a funcionar, si no se permite a Dios que se inmiscuya en nuestros asuntos.

La Biblia nos cuenta que Dios quiere bendecir a toda la humanidad. El mostro su buena voluntad, al mandar a su Hijo Unigénito a este mundo.
Porque para ustedes es la promesa, y para sus hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sean salvos de esta perversa generación. Hechos 2:39-40

¿Por qué no ocurre? ¿Qué es lo que impide? ¿Por qué el mundo se sigue deteriorando?

Escuchemos la respuesta de Jesús: Y esta es la condenación;  que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.
Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan 3:19-21

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