viernes, 3 de agosto de 2018

Reflexión sobre la conducta




Mujer, es bueno que juntos reflexionemos ante los acontecimientos actuales en cuanto a la violencia de género.
Por lo que vemos y oímos en los noticieros, en lugar de disminuir esa violencia demencial, es como si aumentara cada día, no solo contra la pareja sino también contra los hijos que haya en común o aquellos que son el resultado de otra relación.
Aparentemente esto no tiene solución a pesar de las leyes que existen, o las restricciones que se dicten o las denuncias que se hagan. Nada parece detener esta locura.
¿Qué se puede hacer? ¿Cómo cambiar esa conducta?
Porque ya hemos visto el fracaso al aplicar las leyes, las marchas que se realizan y de la justicia al tratar de cambiar esta conducta violenta.
Es aquí donde quiero proponer a todas las mujeres, que sean ustedes con la ayuda de Dios, que comiencen a producir un cambio en la conducta del varón.
¿Cómo? me dirán ustedes.
Es una tarea de paciencia, perseverancia y responsabilidad pues es un proyecto a mediano y largo plazo, que involucra a las madres, pero también a las docentes y es algo que puede producir cambios para el bien del ser humano.
¿Por qué me dirijo a ustedes? Porque son ustedes, las mujeres, que tienen el privilegio y la responsabilidad de estar cerca de sus hijos y sus alumnos la gran mayoría del tiempo. Es más, tienen a su alcance esas mentes tiernas y maleables preparadas para recibir, instrucción, educación y formación, no desaprovechen esa hermosa oportunidad de ser las constructoras de conductas individuales responsables y sanas.
No esperen que sea el Estado o las Instituciones que realicen esta tarea, tanto el uno como el otro pueden colaborar o ayudar en esto, pero es responsabilidad del hogar la formación moral de las personas.
Queridas madres, si priorizan la enseñanza de sus hijos, pueden lograr ese cambio de actitud. Pero no esperen que se hagan grandes para comenzar esa tarea. Háganlo desde que están en sus vientres, háblenle a ese niño que está en formación física y allí comiencen a formarlos moralmente, inculcando en su mente en formación los valores y principios de respeto, de responsabilidad y valorización de la vida humana de la mujer.
Enseñándole que una mujer no es un objeto descartable, sino una persona valiosa, con sentimientos y afectos que deben ser respetado por el varón
Cuando ese niño crezca, continúen con esa enseñanza teórica y práctica, no permitiendo a los adolescentes y jóvenes, faltarles el respeto a una mujer, cualquiera sea su edad y condición social, menos aun de dirigirse en forma despectiva a sus maestras,  compañeras o  novias. A las niñas enseñarles el respeto hacia ellas mismas, que no utilicen un vocabulario soez, ni conductas inapropiadas y de esa manera serán respetadas por el varón.
Un párrafo aparte para los padres, como varones de la casa no quedamos excluidos de esta tarea, debemos fortalecer la armonía matrimonial para que nosotros como varones mayores, vayamos mostrando con el ejemplo como se trata a una dama en la práctica.
Las Sagradas Escrituras dicen; ¡Dios bendice a quienes lo adoran y gozan cumpliendo sus mandamientos! Los hijos de la gente honrada dominarán el país y serán siempre bendecidos. Tendrán en su casa muchas riquezas, y siempre triunfarán en todo.
Como son bondadosos, justos y compasivos, guiarán a la gente honrada como una luz en la oscuridad. Salmo 112

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