domingo, 2 de septiembre de 2018

Cuando lo prohibido nos atrae.



Desde el comienzo mismo de la creación del ser humano al ser dotado del Libre Albedrío, tuvo que tomar decisiones, es que el hecho de ser libre nos propone hacernos responsables de nuestros actos, para eso necesitamos pensar, elegir, decidir y escoger.
Adán, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, en su condición de haber sido creado perfecto tuvo la oportunidad de escoger entre lo bueno y lo mejor, ya que lo malo no conocía, por lo tanto  era algo impensado que eligiera lo malo.
Tristemente cuando la situación en el Huerto le propuso una elección, tomó la decisión equivocada, porque decidió por lo bueno en lugar de escoger lo mejor. Lo bueno que él eligió le abrió una puerta hacia lo desconocido para lo cual no estaba capacitado todavía, de esa manera el mal se introduce en la vida perfecta de Adán y el pecado entra a este mundo.
A partir de ese fatídico momento la humanidad toda pierde la hermosa oportunidad de conocer lo mejor, para comenzar a conocer el mal y de ahora en más ya no tendrá que elegir entre lo bueno y lo mejor,  sino entre lo bueno y lo malo, porque ha desechado lo mejor.
Adán tuvo el privilegio de escuchar y oír la voz de Dios, dándole directivas de cómo iba a ser su estadía en el Huerto, una conversación directa con su Creador. Adán podía consultar con él todo lo que necesitaba saber acerca de esta vida que recién estaba comenzando a transitar, aprendiendo a desenvolverse en este mundo y aprendiendo también a relacionarse con la naturaleza y el medio ambiente.
La relación que Dios tenía con Adán era el mejor recurso a su favor. Pero aparece otra voz, a la cual Adán y Eva le prestan atención, esta le proponía algo distinto de lo que Dios le había dicho. La oferta era interesante, pues le ofrecía ser como Dios, tener su conocimiento.
¿Quién no quisiera ser como Dios? Y desde el punto de vista de la curiosidad ¡Eso era realmente bueno! ¿Por qué no probar? Al fin y al cabo esta oportunidad podría ser única.
Con ese pensamiento en la mente toma la decisión inclinándose por lo bueno según su propio parecer y desecharon lo mejor. Bueno es querer descubrir algo nuevo, pero mejor es seguir las directivas de Dios.  Dicen Las Sagradas Escrituras; Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia.  Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto.  No te creas demasiado sabio; honra al Señor y apártate del mal: ¡ésa es la mejor medicina para fortalecer tu cuerpo! Proverbios 3:5-8
Hoy la vida no es distinta, los seres humanos debemos continuar utilizando esa cualidad maravillosa del Libre Albedrío, como seres libres tenemos la necesidad y la obligación de elegir que queremos, pero sabiendo que eso nos hace responsable de nuestros actos. Y como pasó con Adán en el huerto que sabía lo que tenía que hacer, pero le ofrecieron otra alternativa y sin pensar mucho seguramente, optó por lo que no conocía en lugar de seguir simplemente obedeciendo el mandato que Dios le había dado, y así le fue. También nosotros sabemos lo que tenemos que hacer, como debe ser nuestra conducta si queremos vivir bien, pero muchas veces se deja de lado lo bueno conocido por lo malo por conocer.
Nos dejamos influenciar por el entorno, cedemos muchas veces a la presión de la sociedad, de los amigos o familiares y en lugar de continuar firme en cuanto a nuestro propósito en la vida y de lograr la meta que nos habríamos propuesto, comenzamos a cambiar nuestra propia conducta según el lugar o las personas con la cual estamos.
Esto ¡No debe ser así! Aceptemos la voluntad de Dios para nuestra vida, eligiendo lo mejor que Dios nos ofrece.
Bendiciones. Pastor Sosa

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