miércoles, 1 de mayo de 2024

Usted se preguntó alguna vez.

 

¿A qué reino pertenezco?

Dice el salmista. Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste, y la luna y las estrellas que pusiste en él, pienso: ¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano? ¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él? Pues lo hiciste casi como un dios, lo rodeaste de honor y dignidad, le diste autoridad sobre tus obras, lo pusiste por encima de todo. Salmo 8

Es interesante poder reflexionar sobre este tema que hace a la identidad de cada persona, pues por causa de no pensar en esto muchas veces nos vemos afectados en nuestra autoestima, ya que generalmente no tenemos en claro quiénes somos, ni adonde pertenecemos y eso produce a veces comportamiento y actitudes confusas y perjudiciales.

Nos han enseñado que para el estudio y una mejor comprensión del origen y comportamiento de las cosas, los minerales se agrupan en el Reino Mineral, los vegetales los juntan en el Reino Vegetal y los animales los ubican en el Reino Animal. Y allí surge la pregunta que tal vez nunca nos hicimos, pero que es muy importante hacernos, los seres humanos ¿A qué reino pertenecemos? Pues personalmente no me siento identificado con ninguno de estos tres reinos mencionados y creo que usted tampoco.

Aunque por mucho tiempo nos hicieron creer y nos enseñaron que pertenecemos al reino animal, pero me resisto a creer y aceptar esa enseñanza y afirmación, porque es una gran mentira. Considero que por aceptar tal enseñanza, nuestra sociedad se va deteriorando vertiginosamente. Además en nombre de la civilización se ha destruido y exterminados a pueblos originarios, y a los que existen no se les atiende debidamente, ya que no se les consideró ni se los considera seres humanos útiles a la sociedad, sino que se les trató y se los trata como salvajes o animales que impedían e impiden el desarrollo y crecimiento de la misma.

Buscando información sobre nuestro origen, fui a la Carta Magna de la creación y descubro que, no somos animales evolucionados, aunque a veces nos comportemos como tales. Somos criaturas de un Dios Eterno y Creador que puso en nosotros su imagen y semejanza, que nos dio el Libre Albedrío y además la capacidad de razonar, de pensar, de elegir, de escoger, de aceptar o rechazar, de amar u odiar, de hacer bien o hacer mal, de ser necios o sabios, de obedecer o desobedecer, de construir o destruir. Somos un ser superior a la de los animales. Somos seres espirituales pensantes, que tenemos un alma y habitamos un cuerpo. Génesis 1 y 2. Con todo este equipamiento que nos hace diferente al resto de la creación, necesariamente debemos pertenecer a otro reino, que tal vez no ha sido estudiado, descubierto o aceptado. ¿Cuál será ese reino?

De acuerdo a lo que leemos en La Biblia de nuestro origen y el propósito de nuestra existencia, sin dudar podemos afirmar que el reino al cual pertenecemos los seres humanos es al Reino de Dios, del cual hemos sido echados por Dios, por causa del pecado, pero ha llegado el tiempo de regresar otra vez. Esto dice la biblia; Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, Romanos 3:23. Pero también sabemos que podemos y debemos regresar al mismo, para de esa manera recuperar nuestra verdadera identidad. Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús. Romanos 3:24. Y así volver a tener los principios y valores que El Creador nos entregó como tesoros que hermosean nuestra existencia, y además nos ayudan a relacionarnos entre nosotros, permitiendo una convivencia sana fundamentada en el amor, el respeto, las obligaciones y el derecho de cada uno. Y así poder construir si queremos una sociedad más justa, sin tanta violencia, marcando claramente la brecha que existe entre los seres humanos y los animales o bestias. Si creemos esto podemos estar seguro que al final de los tiempos, escucharemos esto que dice Jesús. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre, hereden el Reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo. Mateo 25:34.

Los abraza en Cristo. P. Sosa. 

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