viernes, 17 de mayo de 2024

La familia bíblica, una especie en extinción.

El buen funcionamiento familiar no es algo que se aprende con la religión, tampoco son las instituciones, menos aún deben ser los gobiernos quienes establezcan las condiciones dentro para la formación y funcionamiento de la familia, eso es exclusividad de Dios por medio de su palabra escrita, allí dejó establecidas las condiciones matrimoniales.

La santidad en el matrimonio es fundamental, porque la familia es la base de la sociedad, y si en el matrimonio no se guarda santidad, o sea ser el uno para el otro, se va deteriorando y corrompiendo y las consecuencias se ven reflejadas en familias destruidas e hijos abandonados.

Debemos recordar que el matrimonio no es un capricho humano, sino que ha sido instituido por Dios. Por lo tanto es Dios quién determina los valores, principios y orden dentro del mismo para el correcto funcionamiento. El manual de la familia es la Biblia, ahí el Creador ha dejado registrado todo lo que necesitamos saber acerca de la familia y podemos y debemos consultarla, para no cometer errores.

En el comienzo de la humanidad Dios estableció que el matrimonio es; la unión entre un hombre y una mujer de manera indisoluble. Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer. Y los dos serán una sola carne, dejando de lado el pensamiento individual e incorporando el nosotros, que nos libra de toda conducta egoísta. La actividad sexual también es exclusiva del matrimonio, el sexo nos ha sido dado por Dios con el propósito de unirnos, procrear y que disfrutemos del placer, que produce esa práctica fortaleciendo la relación matrimonial.

También nos advierte con respecto al adulterio, con tristeza hay que reconocer que es una práctica común en muchos matrimonios, inclusive en los que dicen ser cristianos. El apóstol Pablo escribió; Honroso sea  en todo el matrimonio, y el lecho sin mansilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. Hebreos 13:4. Sin embargo algunos no aceptan y preguntan por qué, Pues porque el Señor es testigo de que tú has faltado a la promesa que le hiciste a la mujer con quien te casaste cuando eras joven. ¡Era tu compañera, y tú le prometiste fidelidad! ¿Acaso no es un mismo Dios el que ha hecho el cuerpo y el espíritu? ¿Y qué requiere ese Dios sino descendientes que le sean consagrados? ¡Cuiden ustedes, pues, de su propio espíritu, y no falten a la promesa que le hicieron a la esposa de su juventud! Malaquías 2:14-15

Hay mandamiento específico para la mujer y para el varón. Asimismo vos mujer, estad sujeta a tu marido, para que también  los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de su esposa, considerando tu conducta casta y respetuosa. Vos, marido, igualmente, viví con ella sabiamente, dando honor a tu mujer como vaso más frágil, y como a coheredera de la gracia de la vida, para que tus oraciones no tengan estorbo. 1 Pedro 3:1 y 7.

Pero también es real que en las relaciones matrimoniales y familiares existen conflictos, por eso es necesario aferrarse a la palabra de Dios, ahí nos enseña cómo lograr un entendimiento y armonizar las relaciones en familia. Porque no luchamos contra gente como nosotros, sino contra espíritus malvados que actúan en el aire. Ellos imponen su autoridad y su poder en el mundo actual.  Por lo tanto, ¡protéjanse con la armadura completa! Así, cuando llegue el día malo, podrán resistir los ataques del enemigo y se mantendrán firmes hasta el fin. Efesios 6:12-13.

Todo esto podemos leer en la Biblia como valores y principios dados para el matrimonio y la familia, practicándolo siempre habrá armonía familiar, y si le pedimos a Dios que nos ayude, Él lo hace por medio de su Espíritu Santo fortaleciendo nuestra relación.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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