miércoles, 8 de mayo de 2024

La fórmula de la felicidad.

Sus nombres ya están escritos en el libro de la vida. Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense! Que todos los conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca. No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús. Filipenses 4:4

Quizás usted se pregunte, ¿puede una persona ser feliz? En un mundo violento, en una sociedad entristecida, en medio de tanta corrupción, con personas que casi no tienen esperanza. A pesar de todo esto, en la biblia leemos que permanentemente debemos tener gozo, que debemos gozarnos en todo tiempo y en toda circunstancia. ¿Cómo hacerlo en un mundo entristecido? Parece imposible, pero no lo es, el secreto está en recordar quienes somos, donde estamos y de quien dependemos. El cristiano debe y puede vivir con alegría, con gozo en su corazón. El apóstol Pablo nos da la formula, Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la muerte por mí. Gálatas 2:20

Cuando tenemos claro nuestra identidad y propósito, es más fácil gozarse en medio de situaciones complicadas. Las Sagradas Escrituras nos enseñan que cuando entregamos nuestra vida a Cristo, nacemos de nuevo, no a nivel físico, sino en el ámbito espiritual. Eso nos constituye en hijos de Dios, y aunque seguimos viviendo en el mundo, ya no somos del mundo, somos ciudadanos celestiales del reino de Dios, ya no dependemos del sistema de este mundo, debemos depender del reino de los cielos. Ya no actuamos en nuestra fuerza y sabiduría humana, sino que ahora es la palabra de Dios enseñada por el Espíritu Santo, la que dirige nuestros pasos en el diario andar. Es por eso que podemos gozarnos en todo tiempo y lugar, porque nuestra esperanza está en el Señor que nos dio la vida y nos salvó, y no en los gobiernos o instituciones terrenales.

Por eso es bueno recordar siempre que, estamos en Cristo, somos ciudadanos celestiales y dependemos del reino de Cristo, y Dios suple todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Por lo tanto no hay motivo para no gozarnos, porque cualquiera sea el problema o la dificultad que tengamos, en Cristo somos más que vencedores, y el Señor nos lleva de triunfo en triunfo para la gloria de su Nombre, aun cuando en este mundo tengamos aflicciones podemos confiar en Cristo, porque Él ha vencido al mundo. Así que, ¡A gozarnos en el Señor siempre! ¡Felices en el Señor Jesucristo!

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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