martes, 26 de diciembre de 2023

La salvación no se pierde, las recompensas sí.

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado. Filipenses 2:12-17

La advertencia del apóstol al decir; ocúpense de vuestra salvación con temor y temblor, se refiere a que hay muchas personas que son muy religiosas, que cumplen fielmente con todos los rituales de la religión, pero no tienen la seguridad de ser salvos. ¿Por qué ocurre eso? Quizás usted está pasando por esto, no logra entender y no encuentra la respuesta, siendo una buena persona que cumple con todos los requisitos de la religión, pero que no satisface su necesidad espiritual.

La biblia nos enseña que la salvación es algo que nadie puede conseguir por su propio esfuerzo. ¡La salvación es un regalo de Dios! y hay que recibirlo por medio de la fe, o sea creyendo lo que las Sagradas Escrituras enseñan.

La biblia nos dice que: Sin santidad,  nadie verá al Señor. Hebreos 12:14

La santidad es un requisito indispensable en la vida de cada persona que ha sido salvada por Jesús. No hay que confundir santidad, con religiosidad.

Santidad es la obra del Espíritu que Dios puso en nosotros al recibir a Cristo por la fe. Religiosidad es el esfuerzo humano tratando de agradar a Dios, mediante el cumplimiento de rituales, buenas obras, sacrificios y promesas de algo a Dios.

La santidad en la persona, consiste en una vida que se aparta de todo aquello que Dios dice que no nos conviene practicar. Como ser; fornicación, adulterio, chismes, habladurías,  idolatría en todas sus formas, estafa, engaño, conductas perversas, maldad, envidia, no cumplir con las obligaciones y no pagar las cuentas. Estas son algunas de las cosas que NO deben ser parte de nuestro diario vivir, porque no pertenecen al reino de los cielos. El caminar en  santidad,  muestra que somos salvos e hijos de Dios.

En toda persona salvada el fundamento de su vida es Jesucristo, y sobre ese fundamento debe edificar su diario andar, como ser su actitud, comportamiento, conducta, vocabulario y relaciones; Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. 1 Corintios 3:11

Estamos edificando nuestra vida en Cristo, cuando vencemos el deseo de ser o tener la conducta y actitud que tienen las personas que son del mundo, porque ellas practican todas esas cosas que a Dios no le agradan, porque están lejos de Dios. Ellos no pueden ni quieren agradar a Dios, porque todavía no han nacido de nuevo.

Sin embargo el creyente en Cristo, es un nacido de nuevo, es una nueva criatura, y está en condiciones de tener una vida limpia, transparente, porque Cristo vive en él. Viviendo así, Dios dice que; no borrará su nombre del Libro de la Vida.

Su salvación está asegurada en Cristo. Las recompensas deben ser ganadas por cada uno. El Señor por medio de su Espíritu les dé entendimiento y sabiduría espiritual para no perder las recompensas que el Señor Dios tiene para cada uno de nosotros, que vamos edificando con oro, plata y piedras preciosas.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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