domingo, 31 de diciembre de 2023

Reflexión para un nuevo año.

Dice el dicho popular, Año nuevo, vida nueva.

Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. 2 corintio 5:17

El deseo constante de toda persona que no está conforme con su vida personal, es que en algún momento ocurra un cambio drástico que transforme su vida para bien. Y ese deseo se potencia mucho más cuando se acerca fin de año, y se tiene la expectativa de un nuevo año por llegar. La creencia popular es que con el nuevo año, las cosas van a cambiar.

Pero, con tristeza hay que reconocer que un cambio de almanaque o calendario, no hace la diferencia, nada cambia en la vida cotidiana de las personas, todo sigue igual o peor.

Sin embargo, ¡Hay esperanza de un cambio de vida! Para eso hay que acercarse a Cristo, porque el cambio debe comenzar por dentro, las cosas que nos trae sufrimiento no están afuera, sino dentro de nosotros mismos, en nuestro corazón. Jesús lo dijo; Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Mateo 15:18. Estas son las cosas que traen sufrimiento y malestar en las personas, y estas cosas solamente salen de nuestro corazón, cuando venimos a Cristo arrepentido y le pedimos perdón por no andar conforme a sus enseñanzas.

Ahora bien, para andar conforme a las enseñanzas de Cristo, es necesario haber nacido de nuevo, no físicamente, sino haber nacido por la palabra y el Espíritu de Dios, de otra manera es imposible. Usted quizás se esté preguntando ¿cómo hago para nacer de nuevo? Es sencillo pero no fácil, solo debe dejarse convencer por la palabra de Dios, creer en Cristo como su salvador personal, y así Dios perdona sus pecados y lo sella con su Santo Espíritu, como prueba de que usted ha nacido espiritualmente en Cristo, y es una nueva persona. ¡Bendita Gracia de Dios! Porque a partir de ese momento, Dios le da la bienvenida, y usted comienza una ¡Nueva Vida! sin importar la fecha del calendario.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

 

martes, 26 de diciembre de 2023

La salvación no se pierde, las recompensas sí.

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado. Filipenses 2:12-17

La advertencia del apóstol al decir; ocúpense de vuestra salvación con temor y temblor, se refiere a que hay muchas personas que son muy religiosas, que cumplen fielmente con todos los rituales de la religión, pero no tienen la seguridad de ser salvos. ¿Por qué ocurre eso? Quizás usted está pasando por esto, no logra entender y no encuentra la respuesta, siendo una buena persona que cumple con todos los requisitos de la religión, pero que no satisface su necesidad espiritual.

La biblia nos enseña que la salvación es algo que nadie puede conseguir por su propio esfuerzo. ¡La salvación es un regalo de Dios! y hay que recibirlo por medio de la fe, o sea creyendo lo que las Sagradas Escrituras enseñan.

La biblia nos dice que: Sin santidad,  nadie verá al Señor. Hebreos 12:14

La santidad es un requisito indispensable en la vida de cada persona que ha sido salvada por Jesús. No hay que confundir santidad, con religiosidad.

Santidad es la obra del Espíritu que Dios puso en nosotros al recibir a Cristo por la fe. Religiosidad es el esfuerzo humano tratando de agradar a Dios, mediante el cumplimiento de rituales, buenas obras, sacrificios y promesas de algo a Dios.

La santidad en la persona, consiste en una vida que se aparta de todo aquello que Dios dice que no nos conviene practicar. Como ser; fornicación, adulterio, chismes, habladurías,  idolatría en todas sus formas, estafa, engaño, conductas perversas, maldad, envidia, no cumplir con las obligaciones y no pagar las cuentas. Estas son algunas de las cosas que NO deben ser parte de nuestro diario vivir, porque no pertenecen al reino de los cielos. El caminar en  santidad,  muestra que somos salvos e hijos de Dios.

En toda persona salvada el fundamento de su vida es Jesucristo, y sobre ese fundamento debe edificar su diario andar, como ser su actitud, comportamiento, conducta, vocabulario y relaciones; Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. 1 Corintios 3:11

Estamos edificando nuestra vida en Cristo, cuando vencemos el deseo de ser o tener la conducta y actitud que tienen las personas que son del mundo, porque ellas practican todas esas cosas que a Dios no le agradan, porque están lejos de Dios. Ellos no pueden ni quieren agradar a Dios, porque todavía no han nacido de nuevo.

Sin embargo el creyente en Cristo, es un nacido de nuevo, es una nueva criatura, y está en condiciones de tener una vida limpia, transparente, porque Cristo vive en él. Viviendo así, Dios dice que; no borrará su nombre del Libro de la Vida.

Su salvación está asegurada en Cristo. Las recompensas deben ser ganadas por cada uno. El Señor por medio de su Espíritu les dé entendimiento y sabiduría espiritual para no perder las recompensas que el Señor Dios tiene para cada uno de nosotros, que vamos edificando con oro, plata y piedras preciosas.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

domingo, 24 de diciembre de 2023

Pensando en las celebraciones de fin año.


Amados hermanos y amigos, en estas celebraciones de Navidad y fin de año, piensen  también en el Calvario, porque el niño que nació en Belén es el mismo Jesús que murió en la cruz, fue sepultado, resucitó al tercer día, ascendió a los cielos y se sentó a la Diestra del Padre para interceder por nosotros.

Es el mismo que dijo; Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Juan 10.10 y también, he aquí, Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo. Él es quien perdona todos nuestros pecados, sana todas nuestras enfermedades y dolencias físicas, emocionales y espirituales. Es el mismo que vive en el corazón de cada uno de aquellos que hemos entregado nuestra vida. ¡Maravilloso Jesús! ¿Cómo no rendirnos a Él y dejar que sea Él en nosotros la esperanza de vida? Ninguno que confía en Jesús, no en el indefenso niño del pesebre, sino en el Jesucristo resucitado, quien venció la muerte y se sentó a la diestra del Padre para interceder por nosotros, nunca estará solo ni desamparado. Con este pensamiento, solos o en familia, con los hermanos en la fe, o con amigos, adoremos al que vive por los siglos de los siglos, y tengamos unas muy, ¡Felices y bendecidas fiestas! Disfrutando la vida sana y abundante.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Justificados ante Dios por medio de la fe en Cristo.

¡Salvos por gracia!

Puesto que Dios ya nos ha hecho justos gracias a la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Pues por Cristo hemos podido acercarnos a Dios por medio de la fe, para gozar de su favor, y estamos firmes, y nos gloriamos con la esperanza de tener parte en la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos de los sufrimientos; porque sabemos que el sufrimiento nos da firmeza para soportar, y esta firmeza nos permite salir aprobados, y el salir aprobados nos llena de esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha llenado con su amor nuestro corazón por medio del Espíritu Santo que nos ha dado. Pues cuando nosotros éramos incapaces de salvarnos, Cristo, a su debido tiempo, murió por los pecadores. No es fácil que alguien se deje matar en lugar de otra persona. Ni siquiera en lugar de una persona justa; aunque quizás alguien estaría dispuesto a morir por la persona que le haya hecho un gran bien. Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Y ahora, después que Dios nos ha hecho justos mediante la muerte de Cristo, con mayor razón seremos salvados del castigo final por medio de él. Porque si Dios, cuando todavía éramos sus enemigos, nos reconcilió consigo mismo mediante la muerte de su Hijo, con mayor razón seremos salvados por su vida, ahora que ya estamos reconciliados con él. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios mediante nuestro Señor Jesucristo, pues por Cristo hemos recibido ahora la reconciliación. Romanos 5:1-11

¡Que maravillosa obra de amor de Dios a favor del ser humano! Siendo enemigos de Dios por causa del pecado, la muerte de Jesucristo el Hijo Dios, abre la puerta del perdón, para todo aquellos que deciden creer, y la resurrección de Cristo hace posible un camino nuevo para la vida en santidad de cada persona.

No es necesario continuar alejados de Dios por causa del pecado, tampoco es necesario hacer algún tipo de sacrificio o promesa para ganarse el perdón de Dios. La salvación del ser humano es por gracia, es un regalo que Dios hace a toda persona que se considera pecadora y necesita el perdón, que se arrepiente y decide creer en Jesús el Hijo de Dios, y aceptarlo como su salvador personal.

El ser humano nace bajo la maldición del pecado y por lo tanto está bajo condenación eterna. Eso hace que la persona tenga una vida vacía, sin sentido y trata de llenarla con cosas materiales o haciendo sacrificios para encontrar el sentido de su vida. Sin embargo, para ser justificado ante Dios, obtener el perdón de sus pecados y recibir la vida eterna, el único precio, ES CREER que Cristo ya pagó por nosotros y nos libró de toda condenación.

Hay que entender que, ninguno merecemos el perdón de Dios, no hay nada, absolutamente nada que podamos hacer para merecer el perdón de Dios, la salvación del alma y la vida eterna. Es por eso que Dios hizo todo y lo simplificó para que todos tengamos la misma oportunidad, otorgando la SALVACIÓN DEL SER HUMANO POR GRACIA Y NO POR OBRAS.

Esto dicen las Sagradas Escrituras; Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. Efesios 2. Es sencillo, es simple, Dios nos otorga la salvación por gracia, para que nosotros al ser salvos, o sea haber nacido de nuevo en Cristo, podamos vivir en forma ordenada. Porque somos salvos podemos y debemos vivir una vida transparente, genuina, íntegra,  apartados del mal y de la maldad, porque ahora tenemos la capacidad de hacerlo con la ayuda del Espíritu de Cristo.

El Señor Jesucristo por medio de su Espíritu, le conceda la fe suficiente para poder creer en él, y creerle a Dios aceptando el precioso regalo de la salvación eterna, teniendo la seguridad de haber sido hecho hijo/hija de Dios por el solo hecho de haber creído en Cristo.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

jueves, 14 de diciembre de 2023

En tiempos de ajustes económicos.

 

Recordar lo que Jesús nos enseñó.

Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:25-34

Cada persona en este mundo tenemos necesidades que satisfacer, como así también gustos y deseos que no siempre son prioritarias. Pero, ocurre muchas veces que se confunde, lo que se necesita con lo que se quiere. Las necesidades son impostergables, como ser de beber, comer, vestirse, tener una vivienda y un lugar de trabajo para ganarse el sustento. También es verdad que, lo que más preocupa a las personas muchas veces son, los gustos y deseos que no pueden satisfacer sin poner en peligro las necesidades.

Los creyentes en Cristo tenemos aseguradas todas nuestras necesidades básicas. Dios se encarga de eso como el buen Padre celestial y como el buen pastor. El salmista escribió; El Señor es mi pastor; nada me falta. En verdes praderas me hace descansar, a las aguas tranquilas me conduce, me da nuevas fuerzas y me lleva por caminos rectos, haciendo honor a su nombre. Salmo 23. Dios es fiel a sus promesas y su palabra es verdadera, todo lo que dice lo cumple. Ahora bien, prestemos atención que Dios siempre se ocupa de satisfacer nuestras necesidades, no siempre nuestros deseos o gustos, aunque a veces también lo hace.

En este tiempo de mucha dificultad económica, descansemos en el Señor, siempre tendremos lo que Él sabe que necesitamos. El apóstol Pablo escribió; Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén. Filipenses 4:19

Con responsabilidad y empatía, separemos las necesidades familiares de los gustos o deseos personales. Administremos con sabiduría los recursos que tengamos, seamos agradecidos a Dios por sus provisiones, y disfrutemos de todo lo bueno que Dios nos permite en la vida.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

martes, 12 de diciembre de 2023

Envejecer en pareja


 

Qué lindo es envejecer al lado del ser amado,

Tener recuerdos preciosos del camino transitado,

Con aciertos con errores pero siempre avanzando,

Junto hemos luchado, para lograr alcanzar,

Aquello que anhelábamos al comenzar el camino,

Hoy, ya pasaron los años, podemos mirar atrás,

Para apreciar el fruto, del respeto y la amistad.

Así hemos cultivado esta preciosa familia,

Con esfuerzo, con trabajo, se logra lo que se quiere,

Con humildad y paciencia, escuchando un buen consejo,

Aferrándote a la fe, que es lo más importante,

Creerle al Dios de los cielos, para seguir adelante,

Cuando aparecen problemas, y no se sabe qué hacer,

Es conversar, escucharse, pero jamás pelearse,

El que tienes a tu lado, siempre es, tu ser amado.

PS.

lunes, 11 de diciembre de 2023

Comenzando la semana.

 

La importancia de la identidad.

Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.

Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies?
Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; más lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos. Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. Juan 13:1-17

Este es un hermoso relato de lo acontecido la noche en que el Señor Jesús fue traicionado y entregado por Judas Iscariote, es muy rico y nos deja una maravillosa enseñanza sobre lo que significa la identidad y el servicio en el reino de Dios.

Las enseñanzas bíblicas hay que recordar que algunas son literales y otras son simbólicas. Este ejemplo del lavamiento de los pies por parte de Jesús, sin duda que es más simbólica que literal. Ahora bien ¿Cuál es la enseñanza que nos deja?

Si se lee detenidamente en el mismo pasaje está la respuesta. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.

Parafraseando esta respuesta es; ustedes ya están santificados, (limpios) pero viven en este mundo y hay cosas del mundo que les contamina, (ensucian los pies) por lo tanto deben ayudarse unos a otros a vivir en  santidad, (lavarse los pies). Hay cosas que en el andar diario se nos pegan, así como el polvo se pega a los pies, aun cuando se utilice calzado, y es necesario quitarse ese polvo.

En esto consiste el servirnos unos a otros, con una actitud de amor y misericordia, ayudar a ver las conductas o actitudes que no pertenecen al reino de los cielos, las cuales hay que quitarse, lavarnos los pies unos a otros, teniendo clara nuestra identidad en Cristo.

Los abraza en Cristo. P. Sosa