Dios es quien nos ha salvado y nos ha llamado a una vida consagrada a él, no porque lo merecieran nuestras obras, sino porque tal ha sido su designio conforme al don que se nos ha concedido por medio de Cristo Jesús antes que el tiempo existiera. Un don que ahora se ha hecho manifiesto por la aparición de Cristo Jesús, nuestro Salvador, cuyo mensaje ha destruido la muerte y ha hecho brillar la luz de la vida y de la inmortalidad.
2 Timoteo 1:9-10
Todos aquellos que queremos servir a Dios, debemos tener en cuenta esto que dicen las Sagradas Escrituras, porque esto trae claridad a nuestro entendimiento en cuanto a quien estamos por servir y porqué.
Lo primero que debemos saber es que; para servir a Dios es necesario haber nacido de nuevo, no ser un religioso solamente. A partir de ahí, también entender que, hay muchas cosas espirituales desconocidas para nosotros, las cuales debemos ir aprendiendo con la ayuda del Espíritu de Cristo, nuestro salvador. Las personas tenemos conocimiento terrenal, pero para vivir, y llevar el mensaje celestial del reino de Dios, necesitamos discernimiento espiritual, porque solamente así sabremos lo que pertenece a Dios, y lo que no pertenece a Dios, aunque se parezca.
Esto es muy importante tener presente, sin este conocimiento, podemos ser engañados por el enemigo de nuestras almas. Recordemos lo que Dios dice por medio del profeta Oseas; mi pueblo fue destruido por falta de conocimiento, y por medio del profeta Isaías dice; mi pueblo fue llevado cautivo por falta de conocimiento.
Estar al servicio de Dios es maravilloso, pero, no de cualquier forma, porque Dios es el Soberano, y nosotros simples instrumentos en sus manos. Si no es Él quien nos utiliza, sin duda que estaremos haciendo muchas cosas tal vez, pero no sirviendo a Dios.
Esto es saludable saber, para evitar caer en manos de personas inescrupulosas, que usaran nuestras vidas, para sus beneficios personales y no para extender el reino de Dios. La comunión íntima que desarrolle con Dios, hará que usted sepa con seguridad que es un instrumento útil en las manos de Dios, y eso también hará de usted, una persona humilde que glorifica a Dios, teniendo una vida consagrada a Él.
Por último, recuerde que conocer a Dios es mucho más que, asistir a los cultos, dar sus ofrendas, orar y leer su biblia. Conocer a Dios implica obediencia a su palabra, amar al prójimo, perdonar al ofensor, tener compasión de los perdidos, pagar las deudas contraídas, como así también los impuestos. Dejar las quejas y vivir una vida de gratitud hacia el buen Padre celestial, con los ojos puestos en Jesús, siguiendo sus pisadas.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario