Jesús les puso otro ejemplo:
¿Qué hará una mujer que, con mucho cuidado, ha guardado diez monedas, y de pronto se da cuenta de que ha perdido una de ellas? De inmediato prenderá las luces y se pondrá a barrer la casa, y buscará en todos los rincones, hasta encontrarla. Y cuando la encuentre, invitará a sus amigas y vecinas y les dirá: ¡Vengan a mi casa y alégrense conmigo! ¡Ya encontré la moneda que había perdido! Lucas 15:8
En este ejemplo que pone Jesús, podemos referirnos a la congregación como esa mujer que tiene valores importantes, pero que de pronto se da cuenta que ha perdido uno de ellos.
Pensemos en esos valores que están representados en estas diez monedas de oro. En la congregación de la iglesia de Cristo el Señor, lo más valioso que hay es la presencia del Espíritu de Dios y el fruto del mismo, también la palabra de Dios y su enseñanza. Ninguno de estos debemos descuidar. Hay momentos que la congregación por descuido o negligencia, pierde el fruto del Espíritu y comienza a reemplazar por las obras de la carne. Cuando se da cuenta de eso, enciende la luz, regresa a la enseñanza bíblica, comienza un tiempo de limpieza profunda buscando en cada rincón, despojándose de toda contaminación de carne y espíritu, perfeccionándose en el temor y santidad de Dios. Regresa a las Sagradas Escrituras y a través de ellas por medio del Espíritu de verdad, recibe la enseñanza de vida que necesita.
Aparece el gozo del Espíritu en su vida, animando a otros a gozarse junto a ella, feliz por haber recuperado eso valioso que tenía y había perdido, pero que ahora encontró nuevamente.
Como parte de la iglesia de Cristo ¿Hay algo que has perdido, que era de valor para ti? ¿Hay algo que deberías recuperar? Este es el tiempo para encender la luz del evangelio y realizar una profunda limpieza interior y así poder recuperar lo perdido.
Los abraza en Cristo. P. sosa.
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