domingo, 3 de octubre de 2021

¡Cuidado con lo que haces!

 

Querido jovencito, cumple al pie de la letra con los mandamientos de tu padre y con las enseñanzas de tu madre. Grábatelos en la memoria, y tenlos siempre presentes; te mostrarán el camino a seguir, velarán tu sueño mientras duermes, y hablarán contigo cuando despiertes. Los mandamientos y las enseñanzas son como una lámpara encendida; la corrección y la disciplina te mostrarán cómo debes vivir; te cuidarán de la mujer infiel, que con palabras dulces te convence. No pienses en esa malvada; no te dejes engañar por su hermosura ni te dejes cautivar por su mirada. Por una prostituta puedes perder la comida, pero por la mujer de otro puedes perder la vida. Si te echas brasas en el pecho, te quemarás la ropa; si caminas sobre brasas, te quemarás los pies; si te enredas con la esposa de otro, no quedarás sin castigo.  No se ve mal que un ladrón robe para calmar su hambre, aunque si lo sorprenden robando debe devolver siete veces el valor de lo robado; a veces tiene que pagar con todas sus posesiones. Pero el que se enreda con la mujer de otro comete la peor estupidez: busca golpes, encuentra vergüenzas, ¡y acaba perdiendo la vida! Además, el marido engañado da rienda suelta a su furia; si de vengarse se trata, no perdona a nadie. Un marido ofendido no acepta nada a cambio; no se da por satisfecho ni con todo el oro del mundo.

Proverbios 6:20-35

 

Hay situaciones en la vida del ser humano, donde hacen cosas sin pensar en las consecuencias que puedan acarrear. Muchas veces ocurre porque se guían por refranes que son atractivos al repetirlos, pero no siempre dicen toda la verdad. Ejemplo de esto es el que dice; “a que ratón no le gusta el queso” y se quedan con eso. Sin pensar que por gustarle el queso, el ratón cae en la trampa, y por caer en la trampa, pierde la vida, ¡tan solo por darse el gusto! A mi entender, resulta un gusto demasiado caro, porque se lleva la vida.

Sobre estos hechos son las advertencias de las Sagradas Escrituras, para evitarles a las personas sufrimiento y dolor innecesarios. Darse un gusto es bueno, siempre y cuando eso no incluya perder la vida.

 

Hasta aquí estos buenos y sanos consejos bíblicos, el propósito no es que el lector cambie de religión, sino que a la luz de estos consejos, la persona pueda tener otra perspectiva de la vida. Descubrir que hay otra alternativa de vivir bien, sin tener que recurrir a placeres que en lugar de traer felicidad, producen dolor, sufrimiento y destrucción. Es mi deseo que hayan resultado de utilidad para ayudar a una vida saludable en plenitud, dándose gustos placenteros, solos o acompañados de amigos, donde la vida ni la familia sean afectadas o dañadas. Disfrutando de una vida en libertad, dichosa y feliz.

 

Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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