viernes, 31 de agosto de 2018
miércoles, 29 de agosto de 2018
El fruto del cristiano
Jesús hablando a sus
discípulos les dice; Permanezcan en
mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí
misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar
fruto si no permanecen en mí.
Yo
soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará
mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. Juan 15
En
esta enseñanza de Jesús a sus discípulos, les recalca la necesidad de
fructificar, y el Padre celestial les acondiciona para eso, trabajando en sus
vidas.
Ahora
bien, ¿Cuál será el fruto del que está hablando Jesús?
Porque
en el libro de Mateo, Jesús hablando dice; por su fruto lo conocerán.
Hay
veces, que al hablar de frutos, se piensa en las cosas que se hacen, ¿Será que
de eso está hablando el Señor? Pero las cosas que se hacen no siempre
manifiestan el ser.
La
pregunta que surge a través de la enseñanza de Jesús es, entonces ¿Cuál es el
fruto que el Padre quiere que demos?
Es
necesario saber eso, porque de lo contrario no sabremos si estamos siendo
fructíferos. Una cosa que se debe recordar que el fruto de una planta,
manifiesta la esencia de esa planta. Ejemplo; una manzana, se sabe que
representa al manzano, una naranja al árbol de naranjo, y no a otro árbol.
En
esta enseñanza de Juan 15, el núcleo del relato es el Señor mismo. Él se
presenta como la vid verdadera, el Padre como el labrador y los creyentes como
las ramas que deben llevar los frutos.
Por
lo tanto debemos recordar, que hemos nacido de nuevo. No ya de nuestros padres
físicos, sino por medio del Espíritu a la familia de Dios. Si vivimos por el
Espíritu, andemos también por el Espíritu. Y el fruto del Espíritu es amor,
gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra
tales cosas no hay ley. Gálatas 5
Aquí
comenzamos a percibir con más claridad, cual es el fruto que Dios espera de
nosotros, los que estamos en Cristo.
Lo
que Cristo espera ver en nuestra vida, es el fruto del Espíritu Santo, manifestándose
de una manera sobrenatural, a través de conductas cambiadas, actitudes sanas, y
por sobre todo una vida de plenitud en Cristo. Donde el amor, el gozo, la paz,
la paciencia, la benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y el dominio
propio estén a flor de piel, sean visibles en todos nuestros actos.
Eso,
sí manifiesta cual es el tronco o la base de nuestra vida.
Porque
lo que vivimos, lo que decimos y lo que hacemos estarán en perfecta armonía,
manifestando quien vive en nosotros.
Ahora
bien, el fruto de nuestra vida, se reproduce por medio de la semilla, usted se
estará preguntando ¿Cuál es la semilla que nosotros llevamos? Y ¿Cómo
reproducir?
La
respuesta nos da el mismo Señor por medio de su palabra.
Cuando
la palabra de Dios, se hace carne en nosotros, pasa a ser nuestro estilo de
vida, es la vida abundante de Jesús en nosotros, y todas nuestras actividades,
y nuestra vida cotidiana va influenciando con nuestras actitudes, con nuestro
vocabulario, con nuestra conducta y con nuestro ejemplo de vida, estamos
sembrando en otros lo que recibimos de Cristo.
Para
vivir de esa manera, Dios nos da poder a través de su Espíritu Santo, viviendo
en nosotros, y nos da autoridad en el Nombre de Jesús, para extender el reino
de Dios, llevando mucho fruto, y fruto que permanezcan.
¡Hermoso
desafío de vida! ¡Se anima a aceptarlo!
Bendiciones. Pastor Sosa
martes, 28 de agosto de 2018
¿A qué reino pertenezco?
Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste,
y la luna y las estrellas que pusiste en él, pienso:
¿Qué es el hombre?
¿Qué es el ser humano?
¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él?
Pues lo hiciste casi como un dios,
lo rodeaste de honor y dignidad,
le diste autoridad sobre tus obras,
lo pusiste por encima de todo:
Es
interesante poder reflexionar sobre temas que hacen a nuestra identidad, pues
por causa de no pensar en esto muchas veces nos vemos afectados en nuestra
autoestima, ya que generalmente no tenemos en claro quiénes somos, ni adonde
pertenecemos y eso produce a veces comportamiento y actitudes confusas y
perjudiciales.
Hemos
aprendido que para el estudio y una mejor comprensión del origen y
comportamiento de los mismos, los minerales agrupamos en el Reino Mineral, los
vegetales los juntamos en el Reino Vegetal y los animales los ubicamos en el
Reino Animal. Y allí surge la pregunta que tal vez nunca nos hicimos, pero que
es muy importante hacernos, los seres humanos ¿A qué reino pertenecemos? Pues
personalmente no me siento identificado con ninguno de estos tres reinos
mencionados y creo que usted tampoco.
Aunque
por mucho tiempo nos hicieron creer y nos enseñaron que pertenecemos al reino
animal, (pero me resisto a aceptar esa enseñanza y afirmación) Considero que
por aceptar tal enseñanza, nuestra sociedad se va deteriorando
vertiginosamente. Además en nombre de la civilización se ha destruido y
exterminados a pueblos originarios, y a los que existen no se les atiende
debidamente, ya que no se les consideró ni se los considera seres humanos
útiles a la sociedad, sino que se les trató y se los trata como salvajes o
animales que impedían e impiden el desarrollo y crecimiento de la misma.
Buscando
información sobre nuestro origen fui a la Carta Magna de la
creación y descubro que, no somos animales evolucionados, aunque a veces nos
comportemos como tales. Somos criaturas de un Dios Eterno y Creador que puso en
nosotros su imagen y semejanza, que nos dio el Libre Albedrío y además la
capacidad de razonar, de pensar, de elegir, de escoger, de aceptar o rechazar,
de amar u odiar, de hacer bien o hacer mal, de ser necios o sabios, de obedecer
o desobedecer, de construir o destruir. Somos una raza superior a la de los
animales. Somos seres pensantes. Génesis 1 y 2
Con todo
este equipamiento que nos hace diferente al resto de la creación,
necesariamente debemos pertenecer a otro reino, que tal vez no ha sido
estudiado, descubierto o aceptado. De acuerdo a lo que leemos en La Biblia de nuestro origen y
el propósito de nuestra existencia, sin dudar podemos afirmar que el reino al
cual pertenecemos los seres humanos es el Reino de Dios, aunque debemos
reconocer que nos hemos alejado y extraviado de él.
Pero
también sabemos que podemos y debemos regresar al mismo, para de esa manera
recuperar nuestra verdadera identidad. Y junto con ella volver a tener los
principios y valores que El Creador nos entregó como tesoros que hermosean
nuestra existencia, y además nos ayudan a relacionarnos entre nosotros,
permitiendo una convivencia sana fundamentada en el respeto, las obligaciones y
el derecho de cada uno. Y así poder construir si queremos una sociedad más
justa, sin tanta violencia, marcando claramente la brecha que existe entre los
seres humanos y los animales o bestias.
Si
creemos esto podemos estar seguro que al final de los tiempos, escucharemos
esto que dice Jesús en Mateo 25:34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha;
Venid, benditos de mi padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo.
sábado, 25 de agosto de 2018
miércoles, 22 de agosto de 2018
domingo, 19 de agosto de 2018
viernes, 17 de agosto de 2018
Cristianismo y religión
Aunque
muchas veces se crea que cristianismo y religión es lo mismo, quiero decirles,
que no es así.
La
religión se caracteriza por el cumplimiento de rituales, que no necesariamente
implique transformación de vida. Con hacer cosas que les hace sentir bien, es
suficiente. Dicen, ser buenos con otros, mostrarse humilde, ayudar al
necesitado con dádivas, dar sus limosnas, concurrir a los servicios religiosos
y practicar la confesión como una forma de ser piadoso, con estas cosas ya
está, no hay que fanatizarse. Todo esto está bien, pero falta algo más.
La
práctica de la religión, satisface a la consciencia, da la falsa seguridad de
haber hecho algo bueno, y que ya no hay que preocuparse por lo espiritual, pues
Dios tiene que darnos lo que queremos, porque ya hemos hecho nuestra parte,
ahora debo ocuparme de mis asuntos.
Además,
la condición espiritual actual y las expectativas con respecto a la eternidad,
no cuenta, de todos modos, alguien se encargara de eso después que la persona
muera.
¿Será
esto así? Dios está obligado a dar todo lo que el ser humano quiere, porque son
buenos. O ¿exige algo más de las personas?
El
cristianismo en cambio es diferente, porque el mismo no tiene que ver con el
cumplimiento de rituales, tampoco con
hacer promesas o sacrificios, sino que tiene que ver con identificarse con una
persona en particular. La vida cristiana se caracteriza por las demandas de
Jesús, el Cristo.
Él
establece las condiciones, para que las personas que quieran ser sus
seguidores, puedan hacerlo.
En cierta oportunidad iban por el camino,
alguien le dijo a Jesús: Te seguiré a cualquier sitio que vayas.
Jesús le contestó: Las zorras tienen sus
cuevas, y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni
siquiera un sitio donde descansar.
Después Jesús le dijo a otro: ¡Sígueme!
Pero él respondió: Señor, primero déjame
ir a enterrar a mi padre.
Jesús le dijo: Lo importante es que tú
vayas ahora mismo a anunciar las buenas noticias del reino de Dios. ¡Deja que
los muertos entierren a sus muertos!
Luego vino otra persona y le dijo a Jesús:
Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia.
Jesús le dijo: No se puede pertenecer al
reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar
el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos. Lucas 9:57-62
Ser cristiano implica pertenecer al reino
de Dios y obedecer sus leyes. Tener temor reverente de Dios y amarle con todo
el ser. No tiene que ver con una religiosidad, sino con principios de vida
establecidas por nuestro Señor Jesucristo.
A través de su palabra nos enseña los
“secretos” para tener una vida plena y abundante, la que él vino a traer.
Aceptando esas demandas escritas en Las Sagradas Escrituras, viviendo de
acuerdo a lo que nos pide, tenemos derecho a llamarnos cristianos.
Esto registra el
evangelio de Mateo 16:24; Luego Jesús les dijo a sus discípulos:
Si ustedes quieren
ser mis discípulos, tienen que olvidarse de hacer su propia voluntad. Tienen
que estar dispuestos a cargar su cruz y a hacer lo que yo les diga. Si sólo les preocupa salvar su vida,
la van a perder. Pero si deciden dar su vida por mi causa, entonces se
salvarán.
Esto es cristianismo bíblico, la voluntad humana sujeta a
la voluntad de Dios. Hacer lo que Dios quiere y no lo que nosotros queremos.
Vivir de acuerdo a las leyes del reino de Dios.
Además se debe recordar que para entrar al reino de Dios es
necesario nacer de nuevo, sin ese requisito la persona puede ser admirador de
Cristo, pero nunca un cristiano comprometido, porque está fuera del reino de
Cristo.
El hecho de pertenecer a una determinada religión, o haber
estudiado en un determinado seminario, no me hace cristiano. Ni siquiera el
hecho de haber nacido en una familia cristiana, es sinónimo de ser cristiano.
Solo existe una forma o un camino para llegar a serlo.
Jesús lo dijo; Yo soy el camino, y la verdad, y la vida,
nadie viene al padre si no es por mí. Yo soy la puerta, el que por mí entrare,
será salvo.
Cada persona en particular sabe si es cristiano. Cada
persona sabe si aceptó las demandas de Cristo. Cada persona sabe si obedece o
no, a quien dice seguir.
Por último. Ser
cristiano no es por lo que hago, sino por lo que soy. No es por lo que se, sino
por lo que creo.
Bendiciones. Pastor Sosa
miércoles, 15 de agosto de 2018
Medicina para un mundo enfermo.
El ser humano está enfermo, está
contaminado por el pecado, y las consecuencias son; odio, resentimientos,
injusticia, violencia, avaricia, soberbia, ingratitud, vanagloria, blasfemias,
corrupción, perversión, impiedad, etc.
Enfermedades físicas, pero también
emocionales y espirituales. Eso va afectando lentamente la vida humana y sus
relaciones, pero también la naturaleza toda y nos vuelve vulnerables a todo lo
que ocurre a nuestro alrededor.
Nuestro mundo está enfermo, nuestro
hábitat natural también está enfermo, gravemente enfermo.
El pecado trae enfermedad y muerte,
afectando no solo al ser humano, sino a todo su entorno
Eso hace que las personas se
enfermen. Hay mucha contaminación en
todo el planeta, eso tiene sus consecuencias en el ser humano.
Las estadísticas nos muestran esta
triste realidad humana.
Hoy en el mundo entero se venden
toneladas de medicamentos y en muchos casos son insuficientes, para resolver el
problema de la salud humana, la cual continúa deteriorándose.
Están surgiendo enfermedades que
aparentemente habían sido erradicadas, y están apareciendo otras nuevas, para
las cuales no se conocen medicina capaz de curarlas.
Ahora la pregunta es; ¿Por qué
ocurre esto? ¿Cuál es el problema?
Para poder dar un diagnostico
perfecto, debemos consultar con el que sabe y conoce el origen del problema de
la humanidad, y el único que tiene la medicina correcta para restaurar la
salubridad en el mundo.
El problema del ser humano no es
lo que vemos, lo que se ve son las consecuencias del verdadero problema.
El problema del ser humano es,
haberse desentendido de Dios, eso trae incertidumbre, soledad, angustia, confusión, violencia,
conducta depravada, deseo de venganza, odio,
resentimiento, intolerancia, desprecio por la vida propia y la de los
demás.
Dice La Biblia que el hombre está
sin esperanza y sin Dios en este mundo. Efesios 2:12
Cuando no hay esperanza, no hay
nada, se está vacío, se vive el momento y el presente únicamente, no existe el
futuro en el pensamiento de tal persona.
Y si no hay futuro, el presente es
lo único que importa, por lo tanto su idea es hacer todo lo que quiere hoy, no
importa a quien afecte o dañe, total mañana sencillamente cree, que no estará.
Además al no tener a Dios en su
pensamiento ni en sus planes, lo libera de cualquier límite que se lo quisiera
imponer.
Porque según su pensamiento, nadie
podrá pedirle cuenta de sus acciones, tampoco habrá alguien que lo condene por
su conducta.
Para él, todo termina en la tumba,
no existe vida después de la muerte, por lo tanto según su pensamiento
equivocado es únicamente aquí y ahora que se sufren las consecuencias de los
actos realizados.
Es el pensamiento de muchas
personas, que el cielo y el infierno están aquí en la tierra en el presente que
se vive.
Sin embargo leemos en Las Sagradas
Escrituras lo siguiente; Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es
el todo del hombre.
Porque Dios traerá toda obra a
juicio, juntamente con toda obra encubierta, sea buena o sea mala. Eclesiastés
12:13-14
Por todo esto, la medicina tradicional
y la ciencia, no pueden solucionar el problema humano.
Por el desconocimiento que hay de
Dios y su palabra en el mundo, tratan de solucionar las consecuencias y no el
problema que produce estas consecuencias.
Todo lo que el hombre haga para
que el mundo cambie, siempre es solamente un paliativo, un calmante, no el
remedio que necesita.
Entonces ¿Qué hacer? ¿Cómo lograr
el cambio? ¿Cómo sanar esta sociedad?
Este es el primer paso para ser
sanado el ser humano.
Convertirse o sea volverse a Dios,
reconocerlo en su diario vivir, viviendo de la manera que Dios quiere que se
viva.
¿Cómo saber lo que Dios quiere
para mí?
Dirá usted, la respuesta es; escuchando
y leyendo la palabra de Dios, que es La Biblia.
Si, ya sé, usted se está
preguntando, ¿me tengo que volver religioso?
Quédese tranquilo, la respuesta es
no.
Las religiones tampoco son la
respuesta al problema humano, al contrario muchas veces, yo diría en gran
parte, contribuyen a los problemas que afectan a la humanidad, provocando
enemistades, enfrentamientos y luchas de poderes.
La respuesta al problema humano,
se encuentra en una persona, un Hombre que vino este a mundo hace más de dos
mil años.
El religioso cumple con los rituales que están en La Biblia. El cristiano
vive de acuerdo a las enseñanzas que están en La Biblia.
Por eso es importante escuchar y
creer lo que La Biblia
dice.
A lo suyo vino, y los suyos no le
recibieron.
Mas a todos los que le recibieron,
a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios; los
cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios. Juan 1:11-13
Aceptar que los mandamientos de
Dios, son principios de vida, que Dios quiere que lo incorporemos para nuestro
bien, enseñanzas que nos ayudan a enfrentar las distintas dificultades, que
encontraremos a lo largo de nuestra existencia en este mundo.
Leemos; Toda la Escritura es inspirada
por Dios, y útil para enseñarme, para redargüirme, para corregirme, para
instruirme en justicia, a fin de que cómo persona creada por Dios, viva una
vida plena de bienestar en armonía con mis semejantes. 2 Timoteo 3: 16
También es necesario hacer las
paces con el creador del universo, y por lo tanto Dueño de todo lo que hay en
él, incluyéndonos a nosotros los humanos.
Él nos enseña que hacer y cómo
hacer, para que esto vaya cambiando.
Leemos en su palabra lo siguiente;
si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y
buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré
desde los cielos, y perdonare sus
pecados, y sanare su tierra.
2 Crónicas 7:14
Por lo tanto, la contaminación
ambiental, la corrupción, la injusticia, la ambición desmedida, la inseguridad,
la depravación moral y todo lo que eso encierra, solo tiene solución en Cristo
y su Obra Redentora en la Cruz
del Calvario.
Pero para eso, hay que reconocer
que el ser humano es incapaz de solucionar sus propios problemas y el de los
demás.
No importa las buenas intenciones
que tenga, la cantidad de fiscales o
jueces que nombre, o que multiplique y endurezca las leyes, que aumenten las
cárceles en el país; nada de eso va a funcionar, si no se permite a Dios que se
inmiscuya en nuestros asuntos.
Porque para ustedes es la promesa,
y para sus hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor
nuestro Dios llamare.
Y con otras muchas palabras
testificaba y les exhortaba, diciendo: Sean salvos de esta perversa generación.
Hechos 2:39-40
¿Por qué no ocurre? ¿Qué es lo que
impide? ¿Por qué el mundo se sigue deteriorando?
Escuchemos la respuesta de Jesús:
Y esta es la condenación; que la luz
vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas.
Porque todo aquel que hace lo
malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean
reprendidas.
Mas el que practica la verdad
viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios. Juan
3:19-21
sábado, 11 de agosto de 2018
viernes, 10 de agosto de 2018
jueves, 9 de agosto de 2018
miércoles, 8 de agosto de 2018
lunes, 6 de agosto de 2018
Arrepentimiento
Dijo
Jesús; ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!
Arrepentirse
¿Qué es?
La
Biblia habla mucho de arrepentimiento, Dios en el antiguo testamento,
continuamente llama al arrepentimiento a su pueblo.
Es
la proclama central del mensaje de Juan el Bautista, lo predicó Jesús, también
lo hicieron los apóstoles. Es el corazón del Evangelio de Jesucristo.
Mi
pregunta es; ¿Por qué ahora en este tiempo, ya no se habla de arrepentirse,
para creer en el evangelio? ¿Por qué se eliminó de las prédicas? Sin embargo,
Dios no ha desechado esa palabra ni el llamado. Es más, ahora manda que se
arrepientan.
En
palabras del apóstol Pablo, estando en Atenas, y ver tanta idolatría, como pasa
hoy entre nosotros, en el libro de Los Hechos de los Apóstoles dice lo
siguiente;
Pero
Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a
todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan.
De
qué ignorancia está hablando Pablo, de la ignorancia de no saber o no querer
reconocer, que a Dios no se le puede representar con ningún objeto hecho por el
ser humano, eso es idolatría, y a Dios le desagrada. Como también le desagrada
una vida amoral, una conducta corrupta, una actitud incrédula, palabras soeces
y acciones violentas.
Eso
también está instalado en nuestra sociedad, por lo tanto requiere de
arrepentimiento para salir de esa situación destructiva, que afecta el plano
social.
La
Biblia es clara en esto; sin arrepentimiento no hay perdón de pecados. Todo
esto que he mencionado, delante de Dios es pecado, hay que arrepentirse.
Si
hay algo que no figura en el pensamiento del ser humano actualmente, es
arrepentirse de algo, Todo tiene su justificación, eso es lo triste.
No
reconoce nada, y reconocer es el primer paso para el arrepentimiento.
Arrepentirse,
viene del griego, Metanoia, y cuyo significado es; Cambio de actitud, cambio de
modo de pensar, cambio de plan de vida.
De
ahí la importancia de arrepentirse para que haya un cambio, en la vida personal
y colectiva, de otra manera es imposible.
¿Qué debemos hacer? Es la pregunta que
surgió de parte de los oyentes de la predicación de Pedro.
Arrepiéntase y bautícese cada uno de
ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó
Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.
Bendiciones. Pastor Sosa
domingo, 5 de agosto de 2018
Curuzucuateño
Nací en Curuzú Cuatiá
Una ciudad con historia
Fue fundada por Belgrano
En su paso al Paraguay
Un 16 de Noviembre de 1810
Es el primer pueblo patrio
También tiene su bandera
Que es la hermana mayor
De la Enseña Nacional
De Curuzú es nativo
Aquel sargento Romero
Que junto a Ricardo Ñubery
Volaron en el Pampero
En ese globo aerostático
Precursor de la aviación
Ambos tomaron altura
Y en el oscuro horizonte
Vaya a saber ¡Qué pasó!
Este pueblo fue creciendo
Que llego a ser ciudad
Tiene sus tradiciones
Y también sus festivales
La fiesta del esquilador
Aquí en nuestra ciudad
El gran festival del locro
El cordero curuzucuateño
Va creciendo poco a poco
Músicos compositores
Que ejecutan instrumentos
Acordeonistas, guitarreros
Cantores de gran talento
Pintores y dibujantes
Escritores, van surgiendo
Que llenan el alma toda
De las personas que vienen
Cada año a conocernos.
viernes, 3 de agosto de 2018
Reflexión sobre la conducta
Mujer, es bueno que juntos reflexionemos ante los
acontecimientos actuales en cuanto a la violencia de género.
Por lo que vemos y oímos en los noticieros, en
lugar de disminuir esa violencia demencial, es como si aumentara cada día, no
solo contra la pareja sino también contra los hijos que haya en común o
aquellos que son el resultado de otra relación.
Aparentemente esto no tiene solución a pesar de las
leyes que existen, o las restricciones que se dicten o las denuncias que se
hagan. Nada parece detener esta locura.
¿Qué se puede hacer? ¿Cómo cambiar esa conducta?
Porque ya hemos visto el fracaso al aplicar las
leyes, las marchas que se realizan y de la justicia al tratar de cambiar esta
conducta violenta.
Es aquí donde quiero proponer a todas las mujeres,
que sean ustedes con la ayuda de Dios, que comiencen a producir un cambio en la
conducta del varón.
¿Cómo? me dirán ustedes.
Es una tarea de paciencia, perseverancia y
responsabilidad pues es un proyecto a mediano y largo plazo, que involucra a
las madres, pero también a las docentes y es algo que puede producir cambios
para el bien del ser humano.
¿Por qué me dirijo a ustedes? Porque son ustedes,
las mujeres, que tienen el privilegio y la responsabilidad de estar cerca de sus
hijos y sus alumnos la gran mayoría del tiempo. Es más, tienen a su alcance
esas mentes tiernas y maleables preparadas para recibir, instrucción, educación
y formación, no desaprovechen esa hermosa oportunidad de ser las constructoras
de conductas individuales responsables y sanas.
No esperen que sea el Estado o las Instituciones
que realicen esta tarea, tanto el uno como el otro pueden colaborar o ayudar en
esto, pero es responsabilidad del hogar la formación moral de las personas.
Queridas madres, si priorizan la enseñanza de sus
hijos, pueden lograr ese cambio de actitud. Pero no esperen que se hagan grandes
para comenzar esa tarea. Háganlo desde que están en sus vientres, háblenle a
ese niño que está en formación física y allí comiencen a formarlos moralmente,
inculcando en su mente en formación los valores y principios de respeto, de
responsabilidad y valorización de la vida humana de la mujer.
Enseñándole que una mujer no es un objeto
descartable, sino una persona valiosa, con sentimientos y afectos que deben ser
respetado por el varón
Cuando ese niño crezca, continúen con esa enseñanza
teórica y práctica, no permitiendo a los adolescentes y jóvenes, faltarles el
respeto a una mujer, cualquiera sea su edad y condición social, menos aun de
dirigirse en forma despectiva a sus maestras, compañeras o
novias. A las niñas enseñarles el respeto hacia ellas mismas, que no
utilicen un vocabulario soez, ni conductas inapropiadas y de esa manera serán
respetadas por el varón.
Un párrafo aparte para los padres, como varones de
la casa no quedamos excluidos de esta tarea, debemos fortalecer la armonía
matrimonial para que nosotros como varones mayores, vayamos mostrando con el
ejemplo como se trata a una dama en la práctica.
Las Sagradas Escrituras dicen; ¡Dios bendice a
quienes lo adoran y gozan cumpliendo sus mandamientos! Los hijos de la gente
honrada dominarán el país y serán siempre bendecidos. Tendrán en su casa muchas
riquezas, y siempre triunfarán en todo.
Como son bondadosos, justos y compasivos, guiarán a la gente honrada como una luz en la oscuridad. Salmo 112
Como son bondadosos, justos y compasivos, guiarán a la gente honrada como una luz en la oscuridad. Salmo 112
miércoles, 1 de agosto de 2018
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