¡Que no nos tome por sorpresa! ¡Cristo viene por nosotros!
Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tienen necesidad, hermanos, de que yo les escriba. Porque ustedes saben perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.
Más ustedes, hermanos, no están en tinieblas, para que aquel día les sorprenda como ladrón. Porque todos ustedes son hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. Por lo cual, anímense unos a otros, y edifíquense unos a otros, así como lo hacen. 1 Tesalonicenses 5
La pronta venida del Señor es un tema que produce distintas reacciones, algunos esperamos con expectativas ciertas este acontecimiento y nos preparamos para eso, en cambio otros lo toman como algo muy lejano de ocurrir, y otros simplemente no lo tienen en cuenta en su diario vivir y por lo tanto no se preparan ni lo esperan, lo cual es un error.
Sabemos que la palabra de Dios es fiel y verdadera, y lo que Dios dice se cumple nos guste o no, creamos o no, y el arrebatamiento de la iglesia de nuestro Señor Jesucristo es una realidad, y de acuerdo a las señales bíblicas, no falta mucho para que eso ocurra.
Por lo tanto debemos ser entendido de los tiempos que estamos viviendo, dejar que el Espíritu Santo nos vaya mostrando y haciendo ver las señales que marcan las cosas que están sucediendo, y las que van a venir, así no nos toma por sorpresa, como les ocurrió a las diez vírgenes de la parábola, que cinco estaban preparadas y cinco se durmieron.
Los creyentes en Cristo somos hijo de luz, no de la noche, así que esto no nos debe tomar desprevenidos o incrédulos. Estemos alerta porque, este mismo Jesús que le han visto ir al cielo, así vendrá en las nubes a buscarnos para estar eternamente con Él.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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