Hermanos, quiero que ustedes sepan algo respecto a los dones espirituales. Ustedes saben que cuando todavía no eran creyentes se dejaban arrastrar ciegamente tras los ídolos mudos. Por eso, ahora quiero que sepan que nadie puede decir: ¡Maldito sea Jesús!, si está hablando por el poder del Espíritu de Dios. Y tampoco puede decir nadie: ¡Jesús es Señor!, si no está hablando por el poder del Espíritu Santo. Hay en la iglesia diferentes dones, pero el que los concede es un mismo Espíritu. Hay diferentes maneras de servir, pero todas por encargo de un mismo Señor. Y hay diferentes manifestaciones de poder, pero es un mismo Dios, que, con su poder, lo hace todo en todos. Dios da a cada uno alguna prueba de la presencia del Espíritu, para provecho de todos. Por medio del Espíritu, a unos les concede que hablen con sabiduría; y a otros, por el mismo Espíritu, les concede que hablen con profundo conocimiento. Unos reciben fe por medio del mismo Espíritu, y otros reciben el don de curar enfermos. Unos reciben poder para hacer milagros, y otros tienen el don de profecía. A unos, Dios les da la capacidad de distinguir entre los espíritus falsos y el Espíritu verdadero, y a otros la capacidad de hablar en lenguas; y todavía a otros les da la capacidad de interpretar lo que se ha dicho en esas lenguas. Pero todas estas cosas las hace con su poder el único y mismo Espíritu, dando a cada persona lo que a él mejor le parece. 1 Corintios 12
La biblia nos habla y enseña acerca de los dones espirituales, y su importancia en la vida del creyente en Cristo y cómo se debe usar dichos dones. La iglesia de Cristo es un cuerpo, y debe funcionar como tal, donde cada miembro cumple una función específica, para lo cual ha sido capacitado por el Espíritu Santo, al serle otorgado un don del Espíritu. El propósito de los dones espirituales es para el crecimiento personal del creyente, pero también es para la edificación y madurez de la iglesia. Todos los dones son necesarios, pero hay veces que no todos los dones están en una congregación, porque la iglesia de Cristo, no es solo una congregación, sino que se compone de todas las personas lavadas con la sangre del Cordero, que se distribuyen en distintas congregaciones y distintas denominaciones, aunque la iglesia sigue siendo una. Es verdad puede haber en una congregación varios dones, pero faltaran algunos que también son necesarios. Esto es sabiduría de Dios para que se tenga comunión unos con otros, y nos necesitemos unos a otros, aun cuando no nos congreguemos en el mismo lugar, porque en Cristo no hay denominaciones, todos somos hermanos y miembros de la familia de Cristo en Dios. Esto nos enseña que todo creyente en Cristo, es necesario e importante dentro del cuerpo que es la iglesia, porque es un instrumento escogido por Dios con un propósito. La falta de ejercitar algunos de los dones espirituales en las congregaciones, permite la entrada del pensamiento mundano y también las falsas doctrinas o enseñanzas.
El apóstol Pablo al final de este capítulo, anima al creyente a procurar los mejores dones, y les hace ver que los dones son buenos, son necesario, pero que hay algo mejor que es el amor, porque cualquiera de los dones ejercidos sin amor, en lugar de traer edificación a la congregación, produce orgullo en el creyente y trae malestar entre los hermanos. Amados amigos y hermanos en Cristo, hay que continuar creciendo en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, meditando en ellas para ir madurando en el Señor, y así servirle con mayor excelencia.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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