Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Ezequiel 33:11
Generalmente cuando nos enteramos de la muerte de alguna persona que consideramos buena o algún niño o joven, muchos se lamentan diciendo ¿por qué tuvo que pasar esto? habiendo tantas personas malas y perversa. Se dice, ¡Hierba mala nunca muere! Porque les parece que los que tendrían que morir son los malos, no los que consideramos que son buenas personas.
Pero debemos saber que, Dios tiene otra perspectiva de la vida y de la muerte. Él sabe para quién ya es tiempo de irse de este mundo y quién todavía no es conveniente que abandone este mundo, ya sea por no haber terminado su tiempo aquí o no haber arreglado sus cuentas con Dios, ante el cual tendrá que ir para dar cuenta de sus actos. Dios en su misericordia le está dando tiempo de arrepentirse de sus maldades y le dice, Prepárate para venir al encuentro de tu Dios. Amós 4:12
La biblia nos enseña que la persona que se ha arrepentido de sus pecados, entregando su vida a Cristo, cuando muere goza de una vida eterna en el reino de Dios, sin ningún otro trámite a realizar, solo por haber creído en Cristo. En cambio la persona que no se ha arrepentido de sus pecados y que por lo tanto no ha entregado su vida a Cristo, sino que ha vivido según sus propios deseos, cuando muere su destino es de una eterna condenación lejos de Dios.
Es por esto que Dios en su gran misericordia y compasión, le extiende el periodo de vida esperando a que se arrepientan de sus pecados, y se vuelvan a Él. Porque toda persona en este mundo necesita solucionar el tema de su relación con Dios, antes de partir de este mundo, después ya no tiene ninguna posibilidad de reparar eso. No hay misa, no hay rezo, no existe religión, ni ninguna otra posibilidad de cambiar su destino final. Porque es la persona quien elige su destino eterno mientras está viva.
Esto es lo que está escrito en la biblia; El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. Juan 3:36
Esta es la razón por la cual se predica el evangelio de Jesucristo, para que toda persona tenga la oportunidad de escuchar del amor, la misericordia y compasión de Dios hacia cada uno de nosotros los seres humanos. Dios no condena a nadie, es la persona que elige cuál va a ser su destino final, a través de creer en Cristo, o rehusar creer en Él.
Es mi deseo que cada persona que lea esto, pueda tener solucionado su destino final ahora y no estar con esa incertidumbre al momento de su partida.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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