lunes, 10 de junio de 2024

El apóstol Pablo escribe a los creyentes en Roma

 También sirve para nosotros hoy.

Los saluda Pablo, siervo de Cristo Jesús llamado por él para ser apóstol y apartado para anunciar el evangelio de Dios. Por medio de sus profetas, Dios ya lo había prometido en las santas Escrituras. Es el mensaje que trata de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, quien nació, como hombre, de la descendencia de David, pero a partir de su resurrección fue constituido Hijo de Dios con plenos poderes, como espíritu santificador. Por medio de Jesucristo recibí el privilegio de ser apóstol, puesto a su servicio, para que en todas las naciones haya quienes crean en él y le obedezcan. Entre ellos están también ustedes, que viven en Roma. Dios los ama, y los ha llamado a ser de Jesucristo y a formar parte del pueblo santo. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes.

El apóstol Pablo fue el hombre escogido por Dios, para anunciar y enseñar el evangelio a todas las personas que no pertenecen al pueblo Judío. Es por eso que todo creyente en Cristo, debe prestar atención a las enseñanzas de este apóstol y ponerlas en práctica.

Deseo de Pablo de visitar Roma

En primer lugar, por medio de Jesucristo doy gracias a mi Dios por cada uno de ustedes, porque en todas partes se habla de su fe. Dios, a quien yo sirvo con todo mi corazón anunciando el evangelio de su Hijo, es testigo de que continuamente los recuerdo, y en mis oraciones pido siempre a Dios que, si es su voluntad, me conceda que vaya por fin a visitarlos. Porque deseo verlos y prestarles alguna ayuda espiritual, para que estén más firmes; es decir, para que nos animemos unos a otros con esta fe que ustedes y yo tenemos. Quiero que sepan, hermanos, que muchas veces me he propuesto ir a verlos, pero hasta ahora siempre se me han presentado obstáculos. Mi deseo es recoger alguna cosecha espiritual entre ustedes, como la he recogido entre las otras naciones. Me siento en deuda con todos, sean cultos o incultos, sabios o ignorantes; por eso estoy tan ansioso de anunciarles el evangelio también a ustedes que viven en Roma.

Vaya si se ha cumplido el deseo del apóstol de ir a Roma, pero no fue invitado como predicador, sino que fue como un prisionero por causa de predicar el evangelio, pero nada de eso desanimó a Pablo, sino que lo tomó como de parte de Dios y también en esa circunstancia anunció el evangelio aun a sus carceleros.

El apóstol no se olvida de los hermanos a quienes ha conducido a Cristo, siempre los recuerda agradeciendo a Dios por ellos, y orando por el crecimiento espiritual de cada uno, algo que se debe imitar sin importar el lugar donde se congreguen.

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario