Ahora me alegro de lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando, en mi propio cuerpo, lo que falta de los sufrimientos de Cristo por la iglesia, que es su cuerpo. Dios ha hecho de mí un servidor de la iglesia, por el encargo que él me dio, para bien de ustedes, de anunciar en todas partes su mensaje, es decir, el designio secreto que desde hace siglos y generaciones Dios tenía escondido, pero que ahora ha manifestado al pueblo santo. A ellos Dios les quiso dar a conocer la gloriosa riqueza que ese designio encierra para todas las naciones. Y ese designio secreto es Cristo, que está entre ustedes y que es la esperanza de la gloria que han de tener. Nosotros anunciamos a Cristo, aconsejando y enseñando a todos en toda sabiduría, para presentarlos perfectos en Cristo. Para esto trabajo y lucho con toda la fuerza y el poder que Cristo me da. Colosenses 1:24
El apóstol Pablo se esfuerza en dar a conocer las Sagradas Escrituras y la voluntad de Dios, a toda persona no judía, para que sepan del amor, compasión y misericordia de Dios.
El pueblo judío tiene un conocimiento ancestral de las Sagradas Escrituras, en cambio nosotros que no pertenecemos a ese pueblo, sino que provenimos del pueblo gentil, no tenemos ese conocimiento. Por lo tanto necesitamos que alguien nos enseñe y haga conocer las Sagradas Escrituras y la voluntad de Dios para todo ser humano. Es por eso que Dios escoge al apóstol Pablo para este ministerio, quien a través de sus escritos nos va dando a conocer todo el consejo de Dios, para nosotros los gentiles.
Toda persona que haya nacido de nuevo en Cristo, debe saber que pasa a formar parte de la iglesia de Cristo. Escuche bien, es parte de la iglesia de Cristo, no, de una congregación en particular. Porque solamente el nuevo nacimiento en Cristo, le otorga ciudadanía celestial al creyente en Cristo. Usted quizás pueda ser miembro de una congregación en particular, o liderar un grupo dentro de esa congregación, pero, si no nació de nuevo por la palabra de Dios y por el Espíritu Santo, no es de Dios, ni forma parte de la iglesia de Cristo.
La biblia enseña que; Los que se preocupan por seguir las inclinaciones de la naturaleza débil son enemigos de Dios, porque ni quieren ni pueden someterse a su ley. Por eso, los que viven según las inclinaciones de la naturaleza débil no pueden agradar a Dios. Pero ustedes ya no viven según esas inclinaciones, sino según el Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios vive en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Pero si Cristo vive en ustedes, el espíritu vive porque Dios los ha hecho justos, aun cuando el cuerpo esté destinado a la muerte por causa del pecado. Romanos 8:7
Esto es lo que debemos entender con respecto a la vida en Cristo. No se trata de cumplir rituales, sino de una relación diaria con nuestro salvador. Estar dispuesto siempre para ser utilizados por Dios, en donde quiera que nos encontremos, siendo instrumento de Dios para suplir por amor, una necesidad física o espiritual para con mi prójimo, cumpliendo así el mandato de Jesús de amarnos unos a otros, como él nos ha amado.
Los abraza en Cristo. P. Sosa.
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