domingo, 5 de febrero de 2023

Para ¡Observar y tener cuidado!

Un siervo del Señor no debe andar en peleas; al contrario, debe ser bueno con todos. Debe ser apto para enseñar; debe tener paciencia  y corregir con corazón humilde a los rebeldes, esperando que Dios haga que se vuelvan a él y conozcan la verdad,  a fin de que se despierten y escapen de la trampa en que el diablo los tiene presos para hacer de ellos lo que quiera. 2 Timoteo 2:24-26

Ser siervo de Dios es un privilegio, pero también es una gran responsabilidad. Un privilegio por estar al servicio del Rey de reyes y Señor de señores, y una responsabilidad porque debemos ser, andar y actuar conforme al carácter del Señor al cual decimos servir.

Dios por medio de su palabra establece los requisitos de cómo debe ser la persona que quiere servir al Señor, que es lo que debe hacer y cómo lo debe hacer, sin aceptar estos requisitos bíblicos, la persona no puede ser considerada un siervo de Dios.

Si observamos bíblicamente la vida religiosa de estos últimos tiempos, vemos que hay muchos trabajadores independientes, trabajando para el reino de los cielos, están en esa condición por no aceptar las exigencias de vida y conducta del reino de Dios.

Esas personas prefieren vivir la vida a su manera, sin someterse a la palabra de Dios, aunque también quieren ser consideradas como siervos o siervas de Dios, lo cual es incompatible. Por esa situación de vida, se vuelven legalistas, exigen a los demás lo que ellos mismos no están dispuestos a realizar. La palabra de Dios advierte;  Los fariseos y los maestros de la Ley son los que más conocen la ley de Moisés.  Ustedes deben hacer todo lo que ellos digan; pero no hagan lo que ellos hacen, porque enseñan una cosa y hacen otra. Imponen mandamientos muy difíciles de cumplir, pero no hacen ni el más mínimo esfuerzo por cumplirlos. Todo eso lo hacen para que la gente los vea y los admire.

Mateo 23                                  

Esto quedó registrado en las Sagradas Escrituras para que no seamos engañados y podamos crecer en la gracia y el conocimiento del Hijo de Dios. Así que ¡Prestar atención!

Los abraza en Cristo. P. Sosa.

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