¡Dios bendice a quienes lo adoran y gozan cumpliendo sus mandamientos!
Los hijos de la gente honrada dominarán el país y serán siempre bendecidos.
Salmo 112
Siempre es bueno dialogar, y mucho más en la familia, para mantener fluido el diálogo en familia y con las demás personas. Es necesario que a medida que van creciendo los hijos, el matrimonio debe conversar, ponerse de acuerdo en cuanto a los hijos, dejar de lado las diferencias, y escucharlos a ellos, darle importancia a sus interrogantes en las distintas edades, pues las dificultades o problemas que les presenten, aunque para los padres sea algo insignificante, para ellos es algo de mucha importancia y deben ser escuchados, porque todavía no tienen la capacidad ni la experiencia para resolver ese tipo de situación y para ellos son verdaderos problemas.
Pero si realmente le prestan atención y le dan la respuesta correcta, se ocupan de lo que les está pasando, les están dando herramientas adecuadas para ir construyendo su vida en familia, especialmente si ven respeto entre los padres y hacia ellos.
Comienzan a desarrollar confianza, adquieren respeto y de esa manera cuando tengan una situación complicada o difícil, saben que pueden acudir a sus padres. Eso evitará que se metan en problemas porque pueden consultar con sus mayores.
El mundo actual, donde la situación social es complicada con una economía difícil, donde hay muchas tentaciones para hacer lo malo y buscar lo fácil, recordemos lo que dicen Las Sagradas Escrituras; No se olviden nunca de las maravillosas enseñanzas de Cristo. Y cuando enseñen, o corrijan, háganlo de manera inteligente.
Así tendrán la seguridad de que están formando personas responsables para la sociedad a la cual pertenecemos. Una vida social que sin darnos cuenta cada día se va deteriorando en cuanto a su moralidad y conducta, olvidando principios y perdiendo valores, pero que con perseverancia y ocupándonos de la educación de los hijos, podemos aportar mucho para un cambio social con un futuro de esperanza, de paz, de respeto y seguridad recuperando principios y valores tan necesarios para nuestra convivencia.
El hombre de bien gobierna sus asuntos con juicio, por lo cual no resbalará jamás.
Los abraza en Cristo. P. Sosa
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